″Dejad que ambos crezcan juntos hasta la siega; y al tiempo de la siega diré a los segadores: ‘Recoged primero la cizaña y atadla en manojos para quemarla, pero el trigo recogedlo en mi granero.'” Mateo 13:24-30
Hola Nieves:
Desde la más tierna infancia aprendimos el don de amar, a querer a nuestros padres, nuestros hermanos, resto de familiares. Se nos enseñó a respetar – que también es otra variante de amor - al resto de personas de nuestro entorno. Más a medida que el ser humano crece, en esta tierra frondosa que es el transcurrir de su vida, también crece la cizaña del odio. Se rechaza a otras personas por el color de su piel, su origen o sus creencias.
Veinte siglos separan la parábola del trigo y la cizaña del pensamiento expresado por Nelson Mandela; y sin embargo ambos textos coinciden en una misma enseñanza. Por encima de las diferencias que puedan mantener las personas, todos somos seres humanos, por tanto en la humanidad debe perdurar la tolerancia de unos sobre otros.
Ningún colectivo humano puede arrogar su supremacía sobre los demás pueblos. Nadie es poseedor de la verdad más absoluta. Todos aprendimos de niños primero a amar pues esta es la semilla buena que nuestros padres sembraron en nuestros corazones infantiles.
Que nuestros actos no terminen por destruir esta obra amorosa sembrada por nuestros progenitores.
‘Parábola del trigo y la cizaña’
ResponderEliminar″Dejad que ambos crezcan juntos hasta la siega; y al tiempo de la siega diré a los segadores: ‘Recoged primero la cizaña y atadla en manojos para quemarla, pero el trigo recogedlo en mi granero.'” Mateo 13:24-30
Hola Nieves:
Desde la más tierna infancia aprendimos el don de amar, a querer a nuestros padres, nuestros hermanos, resto de familiares. Se nos enseñó a respetar – que también es otra variante de amor - al resto de personas de nuestro entorno.
Más a medida que el ser humano crece, en esta tierra frondosa que es el transcurrir de su vida, también crece la cizaña del odio. Se rechaza a otras personas por el color de su piel, su origen o sus creencias.
Veinte siglos separan la parábola del trigo y la cizaña del pensamiento expresado por Nelson Mandela; y sin embargo ambos textos coinciden en una misma enseñanza.
Por encima de las diferencias que puedan mantener las personas, todos somos seres humanos, por tanto en la humanidad debe perdurar la tolerancia de unos sobre otros.
Ningún colectivo humano puede arrogar su supremacía sobre los demás pueblos. Nadie es poseedor de la verdad más absoluta. Todos aprendimos de niños primero a amar pues esta es la semilla buena que nuestros padres sembraron en nuestros corazones infantiles.
Que nuestros actos no terminen por destruir esta obra amorosa sembrada por nuestros progenitores.
Saludos.
Gracias Jomaral
ResponderEliminarMe encanta como te expresas
Ojala todos pusiéramos de nuestra parte en nuestro entorno, al final el mundo iría cambiando.