Comparto la Carta que ha publicado Lorenzo Silva de XL SEMANAL.
Lo que tengo y lo que no
Esta carta representa el balance de mi vida. Tengo 82 años, 4 hijos, 11 nietos, 2 bisnietos y una habitación de 12 m2. Ya no tengo mi casa ni mis cosas queridas, pero sí quien me arregla la habitación, me hace la comida y la cama, me toma la tensión y me pesa. Ya no tengo las risas de mis nietos, el verlos crecer, abrazarse y pelearse; algunos vienen a verme cada 15 días; otros, cada tres o cuatro meses; otros, nunca. Ya no hago croquetas ni huevos rellenos ni rulos de carne picada ni punto ni crochet. Aún tengo pasatiempos para hacer y sudokus que entretienen algo. No sé cuánto me quedará, pero debo acostumbrarme a esta soledad; voy a terapia ocupacional y ayudo en lo que puedo a quienes están peor que yo, aunque no quiero intimar demasiado. desaparecen con frecuencia. Dicen que la vida se alarga cada vez más. ¿Para qué? Cuando estoy sola, puedo mirar las fotos de mi familia y algunos recuerdos de casa que me he traído. Y eso es todo. Espero que las próximas generaciones vean que la familia se forma para tener un mañana (con los hijos) y pagar a nuestros padres por el tiempo que nos regalaron al criarnos. Pilar Fernández Sánchez (Granada)
Pilar me haces sentir tu gran soledad.
No es de ley que una bisabuela como tu, con la cabeza bien puesta sienta esa tristeza los últimos años de su vida.
Estoy segura que durante tu vida has dado todo y mas a todos tus allegados y hoy deberían ser ellos quienes te lo dieran a ti.
No se que mas decirte, solo, que ni mis abuelos, ni mis padres, les he permitido pasar por ese trance.
Animo Pilar, y que sepas que aquí tienes una amiga.
Pilar, leer tu carta en este espacio me ha emocionado, y a su vez he encontrado coincidencias entre los trazos familiares que narras y que también tiene mi madre.
ResponderEliminarElla vive en mi casa conmigo, y también tiene hijos, nietos y biznietos; al igual que tú, unos vienen a verla cada tanto tiempo, otros en fechas señaladas, y uno de sus hijos ya hace años que ni se preocupa por ella.
Pero no todo en su relación con la familia es negativo como cuentas en tu caso. Ella disfruta de las visitas de los hijos, nietos y biznietos que la visitan. Dice que ponerse triste por los ausentes solo le produce disgusto, mientras que ellos en su mente seguro que ni tienen un pensamiento para con ella.
En tu estancia en la residencia prestas tu ayuda a cuantos puedes, lo cual me parece una actitud positiva. Más cuando señalas; “no quiero intimar demasiado, desaparecen con frecuencia”, vuelves a caer en el pesimismo.
Ciertamente en la tercera etapa de nuestra vida nos entristece ver marchar a las personas que están a nuestro alrededor, pero también sabemos que la muerte es ley de vida.
Mira Pilar, cuantos participamos en las redes sociales fomentamos amistades con otras personas que quizás nunca lleguemos a conocer personalmente.
De estos contactos virtuales ha surgido un nombre que sirve como lazo de unión entre las personas familiarizadas por el trato llevado a cabo desde luna pantalla. Este nombre es “FAMILIA ELEGIDA”.
En tu caso, ‘la familia elegida’ pueden ser todas esas personas de la residencia a quienes prestas tu ayuda, cierto que a algunos Dios los llamara pronto, y tu corazón se sentirá triste.
“Algo se muere en el alma
Cuando un amigo se va…”
Pero no olvides Amiga invisible, que esta familia elegida no termina ni se reduce nunca, por qué siempre hallaras junto a ti a otras personas dispuestas a ofrecerte su amistad y la consideración de ‘familiar elegida’
Estoy seguro que cuando prestas tu ayuda recibiras por parte de estas personas, unas palabras de gratitud o cuanto menos una sonrisa. Sientate orgullosa de pertenecer al nucleo de esta familia elegida en la residencia porque esos gestos constituyen la mayor recompensa de afecto y amistad que ellas te podrán ofrecer por todas tus atenciones.
Te mando un abrazo Pilar con mis deseos que la vida te sea dichosa.
Jomaral, me ha encantado.
EliminarMe ha gustado ver esa otra cara de la moneda.
Familia elegida!
Y cuanta razón tienes.
Deberíamos abrir los ojos para disfrutar de esos regalos que nos da la vida.
Dale un beso bien grande a tu madre y disfruta de ella todo lo que puedas.
Familia ELEGIDA!
Las que no son, ni abuelas ni bisabuelas sufren muchísimo menos la soledad en las residencias, porque no se sienten tiradas y dejadas como si fueran un trapo que se tira a la basura.
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