El Fideo de Yokohama
La historia que hay detrás del museo del fideo de Yokohama
Momofuku Ando fue sin duda un gran hombre y un gran innovador, del que su biografía recoge que fue un salvador para un Japón empobrecido y hambriento en la dura posguerra mundial. Inventó la sopa instantánea lista para comer con sólo añadir un poco de agua. Y la ciudad de Yokohama lo recuerda con uno de los más sorprendentes y grandilocuentes homenajes a un inventor: el Cupnoodles Museum. El museo del fideo.
Es difícil decidir por dónde empezar, si por el personaje o por el monumento que lo recuerda. Ambos son impresionantes.
El museo es un paralelepípedo con un gigantesco espacio diáfano de unos 60 metros de largo como recibidor. El techo está a cuatro plantas de altura. Sólo hay una hornacina sobre la puerta de entrada con una inmensa cupnoodle, y otra de lo mismo a ras de suelo al pie de la escalera para la segunda planta. Hay un sucinto mostrador de recepción y el acceso a la tienda del museo, donde se vende todo tipo de sopas.
Ando, nacido en Taiwán cuando era una colonia japonesa, el 5 de marzo de 1910, fundó en 1948 la compañía Nissin, dedicada a la alimentación. A finales de los años 50, obsesionado con conseguir una fórmula sencilla y barata de suministro de alimentos a la población, se pasó un año entero trabajando en su idea casi noche y día, en una cabañita a espaldas de su casa en Ikeda (Osaka). La cabaña (una fiel reproducción) ocupa ahora una de las salas del museo.
La biografía del prócer no recoge cuántos pollos tuvo que sacrificar en su metodología experimental de prueba-error, para conseguir finalmente una sopa deshidratada de pollo y fideos que se pudiera preparar de manera instantánea. Lo logró en 1958, sin usar alta tecnología y con utensilios corrientes, cocinando una y otra vez su sopa y probando diferentes procedimientos y aditivos para conservar características y sabor. Llamó a su producto Chicken Ramen (sic: así aparece en los añejos envases, en inglés, junto con los caracteres en japonés), aunque el público lo conoció como magic ramen. Fue un éxito instantáneo.
Durante un viaje a Estados Unidos, en 1971, Ando observó que los americanos consumían su sopa de fideos volcando el contenido del paquete en una copa, vertiendo agua caliente y con tenedor. Fue la inspiración para su segunda gran innovación: ofrecer raciones individuales en un recipiente de cartón, al que se le puede echar directamente el agua y empezar a comer.
El concepto, en este caso, era inventar algo basándose no sólo en qué se come, sino también en cómo se come. Y la aceptación fue tal, que lo convirtió en un producto global.
Pero aún le quedaba resolver un tercer reto: ¿dónde se puede comer la sopa? El desafío era salir de los límites de la Tierra. Crear una sopa de fideos para comer en ingravidez, en el espacio.
Momofuku Ando retomó el método de secado instantáneo del aceite caliente, que inventó en 1958, y métodos de envasado al vacío para crear en 2005 Space Ramen. La primera sopa que, por fin, pudo viajar en la despensa del transbordador espacial.
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