La esfinge de la muerte
La conocida como esfinge
de la muerte es una polilla muy curiosa, tanto por su forma de vida como por
las leyendas asociadas a su figura.
La estación
de lluvias en África Meridional trae consigo cambios vitales, ya que asegura el
alimento para el año siguiente y provee de agua tanto para consumo humano como
para la generación de energía eléctrica que debe durar todo el año. Las lluvias
también son vitales para los animales salvajes que dependen de la disponibilidad de agua para
subsistir.
Una de las más llamativas es la polilla de la esfinge
de la calavera o esfinge de la muerte (Acherontia atropos), cuyo nombre
describe el dibujo que tiene en el dorso del tórax y que se asemeja a un cráneo
humano.
Esta polilla, originaria del
África tropical, migra periódicamente a Europa, pudiendo llegar a veces hasta
las Islas Canarias.
Con un tamaño considerable, de 9-12 cm en las hembras, este
esfíngido emite un zumbido agudo defensivo al ser
molestado o atacado por sus depredadores, al igual que las otras dos especies de Acherontia,
A. styx y A. lachessis que habitan
en Asia.
La polilla de la esfinge de la calavera puede
tener varias generaciones por año o estivar en la etapa de pupa, dependiendo de
la situación geográfica y condiciones ambientales. La polilla pone los huevos
individualmente debajo de las hojas de plantas de la familia Solanaceae,
tabaco, patatas y afines.
Las verdes larvas que se oscurecen con la edad son robustas y tienen
un cuerno en la parte posterior. En el estadio final la
larva se agranda considerablemente hasta alcanzar los 120–130 mm.
En esta etapa
final, después de cuatro mudas ya no se mueve demasiado, dedicándose a comer
mucho hasta que llega el momento de pupar cuando se entierra entre 150-450 mm y
crea una cámara para este propósito. La pupa es marrón oscuro, lisa y brillante
con la proboscis fusionada al cuerpo.
Cuando
finalmente emergen, las polillas son grandes, con una envergadura de 90 a 130
mm y sexual dimorfismo. Tanto el último estadio como la polilla adulta hacen
sonar sus mandíbulas y pueden llegar a morder si se sienten amenazadas.
Además, se considera que son las polillas más veloces del planeta, pues pueden
alcanzar cerca de 50 kilómetros por hora, y son también capaces de cernirse
como los picaflores para alimentarse de néctar.
Otro dato interesante: las
polillas incursionan en las colmenas de abejas para robar miel. Aunque se creyó
que sus chillidos imitaban aquellos emitidos por la abeja reina, y que el
dibujo de su tórax se asemejaba a las "caras" de las abejas, la
información más reciente sugiere que la polilla tiene un olor similar al de las
abejas y por ello nadie la molesta cuando hace sus incursiones para hacerse con
el preciado manjar.
Estas hermosas polillas son asociadas a la mala
suerte y la muerte. El entomólogo Moses Harris dijo de ella en 1840:
"Volando en las habitaciones durante la noche a veces extingue la luz,
anunciando guerra, pestilencia, hambre, muerte al hombre y a la bestia".
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