sábado, 7 de enero de 2023

Y ahora unas risas con los Reyes

 








3 comentarios:

  1. Cuento de una noche de Reyes.

    En todas las casas, los niños dormían plácidamente, soñando con los regalos que habían escrito en sus cartas a los Reyes Magos. Pero en una de esas casas un niño, Oscar, no podía dormir. Estaba tan nervioso que no paraba de correr de su cama al comedor y del comedor a su cama, para ver que todo estuviera en sus sitio:
    1. Tres trozos de turrón, para Melchor, Gaspar y Baltasar
    2. Un par de zapatos para que sepan donde dejar los regalos
    3. Tres vasos de agua para Mechalbeló, Guasón el bromista y Barbas el peludo, los tres camellos de los Reyes Magos.

    - Oscar, que es hora de ir a la cama, le llama su mamá.
    La mamá de Oscar llevó al pequeño a su cama, le acostó y le sonrió.
    - Pero mami, yo quiero esperar despierto a los Reyes Magos ¿Cómo sabrán encontrarme?, le preguntó Oscar.
    - Eso depende de ti, de todos los niños, y de una pequeña estrella fugaz…, le contestó la madre.
    - ¿Quién es esa estrella fugaz?, le preguntó Oscar a su madre.

    Y la mamá de Oscar, le contó esta historia:
    - Era una noche mágica, como la de hoy, pero hace mucho tiempo, del cielo caían copos de nieve blanca, como bailarinas bailando una canción, dejando a su paso un brillante manto blanco. Allá, en las alturas, en la casa de las estrellas, habían venido todas de reinos lejanos. Todas competían para ser las más brillante… Había una estrella muy roja, diciendo que era la mejor. Y otra plateada con cuerpo de hielo que despedía diamantes a su paso…
    Pero de pronto, de entre todas las estrellas, se oyó una voz tímida que decía:
    - Yo también quiero intentarlo.

    Todas las otras estrellas se quedaron asombradas: la que hablaba, era una pequeña estrella, muy pequeña. Ninguna confiaba en ella, pero la estrellita cerró los ojos muy fuerte y pensó; ‘soy brillante, soy brillante’… pero al abrir los ojos, sólo se oían las risas y burlas del resto…
    Un golpe de viento la tiró, y cayó en un lugar oscuro… lleno de rocas… Y al tocar, descubrió que estaba dentro de una… ¡boca! Resultó ser la boca del Rey mago Baltasar. La estrella salió de la boca del rey, y descubrió que junto a él viajaban dos reyes magos más. A los Reyes les encantó la presencia de la estrella. Le preguntaron qué hace allí… y ella, avergonzada, dijo que se había caído del cielo.

    El rey Baltasar le dijo que ella podía ayudarles. ¿Cómo?, dijo la estrella, ¡Si yo soy pequeña
    y apenas brillo!
    - No eres pequeña - le dijo el rey mago - Serás la estrella de los niños, la que nos guíe hasta los deseos de los niños. Cierra los ojos y concéntrate, escucharás las voces de los niños pidiendo sus deseos. Tú nos llevarás hasta ellos.

    Y así fue. Desde entonces, la estrellita fugaz se encarga cada Navidad de llevar a los reyes Magos hasta los sueños de los niños. Cada vez brilla más y más, porque lo que hace brillar más a una estrellita, es su corazón.

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    1. Nota añadida:

      Ya veis, si descubres una estrella pequeñita brillando en el cielo, sea la noche que sea. Abrir el corazón infantil que llevamos dentro y pedirle un deseo que se haga realidad en cualquier momento de nuestra vida.


      Saludos.

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