Según un estudio de la Universidad de Winconsin, Texas, hecho en París, Londres, Singapur, Nueva York, Roma, Lisboa, Moscú y Patones de abajo (Madrid), los señores bajitos tienen mucha más mala leche que las personas altas.
Antes de nada se les sacaba sangre y después un tipo ataviado con protectores por todo el cuerpo se liaba a molestar al susodicho mientras intentaba comerse su bocata de paella. Normalmente los más altos mostraban los dientes y se iban, pero los bajitos se liaban a mamporros con la paellera con el pobre tipo acolchado.
Lógicamente es una universidad seria y no sólo se basó en lo evidente, si no que analizó la sangre de la gente cuya muestra de sangre no se traspapeló.
Al parecer, y esta es la conclusión del estudio y la causa principal de que tengan más mala leche, es que las personas tenemos una hormona en suspensión en la sangre, la ML-LCH, y todo el mundo la produce en la misma cantidad. Esta hormona es la que regula el nerviosismo y la violencia. Los señores bajitos, al tener menos cantidad de sangre, la hormona ML-LCH está mucho más concentrada, por lo que los episodios de enfurecimiento son más probables.
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