Ya lo sé.
Diréis que siempre estoy en medio de todos los saraos.
Que los busco.
Pero no es así.
Los problemas siempre buscan al más indefenso para ahorcarle más,
es así.
Os cuento.
Ayer noche, salgo de trabajar y me voy andando hasta el
centro para tomar un vino con una amiga.
El segundo ya no me entraba y le dije, voy a coger la
villavesa (autobús urbano en Pamplona) que estoy cansada y me voy a casica.
9 y pico de la noche.
Con mi mascarilla puesta, recién desinfectadas las manos,
pinganillos en los oídos con música me subo al bus.
Casi vacío puedo elegir donde sentarme, sin nadie delante ni detrás,
ni siquiera al otro lado.
Me siento feliz, tranquila pensando en mi pijama y sofá.
Dos paradas más adelante, recoge una nueva usuaria, y con un
silencio sepulcral en el interior, de repente oigo a limpio grito:
·
¡QUE
BAJES LA MÚSICA!
Como sabéis soy bastante miope y le veo que mira hacia mí.
·
Le
digo, pero si llevo auriculares.
·
¡QUE
BAJES LA MÚSICA LA HOSTIA!
En ese momento pienso, jobar, tendré mal el bluetooth y estoy
escuchando la música directa desde el móvil.
·
Me
bajo un poco la mascarilla para pedirle perdón, temblándome las manos mientras
intento apagar el móvil.
Y de repente, se levanta un torso de energúmeno por encima de
la mampara de protección que le separa
de los usuarios y grita más fuerte.
·
¡QUE
SE PONGA LA MASCARILLAAAAA!
·
Y
TU LA DE LA MÚSICA, ¡QUE LA BAJES!
En ese momento me doy cuenta que no era mi música.
Pero viendo la cara del energúmeno desafiante me vinieron a
la imagen los 2 vigilantes del metro de Barcelona cuando tiran escaleras abajo
a una persona mayor por no llevar mascarilla.
La imagen de los 2 vigilantes del metro, que le dan una
paliza a un usuario por llevar mal puesta la mascarilla.
Los tres municipales tirando a un viandante al suelo por no
hacerles caso, no sé en qué.
Todas imágenes del día en las noticias.
Todo esto se me vino a la cabeza en segundos y me imaginé al
conductor sacando una pistola eléctrica disparando contra mí.
Estuve a punto de tocar el timbre y bajarme en la siguiente
parada, pero no me atrevía a moverme por no llamar su atención.
Hice el resto del viaje mirando por la ventanilla sin
moverme, como si no pasara nada, y cuando llegué a mi parada, me sentí en casa.
Me bajé y entonces pensé, claro, cuando he subido y le he
dado las buenas noches, por educación, no ha contestado, el ruido que he notado era un gruñido.
Sé que pueden estar estresados, cansados, pero eso no es
excusa para tratarnos como a delincuentes.
Mínimo un poco de educación.
Los demás también tenemos esos problemas, pero en nuestros
trabajos no los pagamos con nuestros clientes, faltaría más.
La diferencia entre ellos y nosotros son los galones que les
han puesto.
Se creen por encima del bien y del mal.
¿Quién fue aquél que dijo que el confinamiento nos iba a
volver más humanos?
No estoy de acuerdo, para mí el resultado es:
·
El
malo, más malo.
·
El
pobre, más pobre.
·
El
tirano, más tirano.
·
El
desgraciado, más desgraciado.
·
El
tonto, más tonto
Y así seguiría hasta cansaros.
Ya vale de tantos héroes, que se bajen de su pedestal, que no
son más que otros mortales luchando por sobrevivir en este mundo.
Pararme el Mundo, por favor, que yo me bajo.
Si! Andan con una chulería increíble, no llamarán la atención a ningún sinvergüenza,
ResponderEliminarSe les tiene más miedo que al/el asqueroso virus.
Estoy contigo en lo del malo, el pobre, el tirano, el desgraciado y el tonto.
No podemos ver el virus , porque es microscópico, sí sentimos el odio, que cada vez hay más y más.
Que pongan robots para conducir autobuses.
Médicos robots, que en unos segundos te diagnostican.
Desaparezcan tod@s los comegambas, no los necesitamos.
Que en cada barrio de ciudad y pueblos se reunan para buscar soluciones a sus problemas.
Cuántos más gente trabaja para el estado, peor para el país.
Si consigo reunir a mi barrio te llamaré para que me ayudes a movilizarles.
EliminarCreo que nos estamos ganando una revuelta popular.
Abrazos Amigo!!!!
#Este virus lo paramos unidos.
ResponderEliminarTengo la impresión que estar a tu lado es como vivir una aventura trepidante en cada jornada. Y lo cierto es que casi siempre no eres la protagonista de los incidentes en los que te ves envuelta.
Escuchar música en un bus no esta prohibido y menos cuando se escucha por medio de unos pinganillos en los oídos; esta claro que el volumen no resulta tan elevado como para que la música resuene en todo el autobús.
La próxima vez que te pongas los audífonos, con la música sonando, prueba a quitártelos a ver si fuera de los oídos el audio se escucha muy fuerte, en mi opinión no debe ser así.
Claro que el comportamiento del energúmeno del volante deja mucho de desear, así no es modo de tratar a los clientes que transportaba de un sitio para otro.
Como conductor del autobús, en todo cuanto acontezca en su interior, representa a la autoridad y por tanto ha de hacer que se respeten las normas de conducta cívica por parte de los usuarios del servicio.
Pero no a grito pelado porque entonces él, con su voz, también esta causando una contaminación acústica, en un ambiente cerrado que también molesta a las personas de su alrededor.
Me temo que el paso del coronavirus va a cambiar muchas de nuestras costumbres, y en algunos momentos seremos testigos, cuando no, participes de algún episodio desagradable. Por tanto tenemos que acostumbrarnos a esta nueva normalidad, que por ser nueva nos deparará
por parte de algunos desaprensivos ciudadanos, comportamientos desagradables; ostenten, si o no, algún grado de autoridad entorno a ellos o en su puesto de trabajo.
La amabilidad es un ideal que nos ayuda a enfrentarnos a la vida con alegría y además amortigua los embates que soportamos en cada jornada.
Saludos:
Amigo, la música que molestaba no era la mía, era la de una chiquita que se había subido en esa parada.
ResponderEliminarA nadie parecía molestarle excepto al hEROE de pacotilla.
Como he dicho, el malo mas malo y el borde mas borde.
Un Abrazo Amigo!!!!