Y ahora mi historia de terror

 

 

LA PLAYA DE LAS SOMBRAS.

En un pequeño pueblo costero, había una playa que la gente evitaba al anochecer. Decían que en la playa de las Sombras, algo oscuro acechaba entre las olas y la niebla.

Una noche, Carla y sus amigos decidieron acampar en la playa para comprobar si las historias eran ciertas. Armados con linternas y una fogata, se sentaron en círculo mientras la luna llena brillaba en el cielo. Todo parecía tranquilo, hasta que el sonido de un suave canto comenzó a flotar en el aire.

El canto era hipnótico y parecía venir del mar. Fascinada, Carla se levantó y comenzó a caminar hacia el agua, ignorando las advertencias de sus amigos. El canto se hacía más fuerte a medida que se acercaba a la orilla, y entonces lo vio: una figura femenina emergiendo del mar, con una belleza sobrenatural y una sonrisa siniestra.

Sus amigos, alarmados, corrieron tras ella, pero Carla ya estaba entrando en el agua. Intentaron sujetarla, pero algo invisible los detuvo. La figura del mar extendió una mano hacia Carla y, en ese momento, los amigos vieron cómo la luna iluminaba brevemente su rostro: no era una mujer, sino una criatura con ojos vacíos y una boca llena de dientes afilados.

Carla desapareció bajo las olas en un parpadeo, llevada por la criatura. Los amigos, aterrorizados, corrieron de vuelta al pueblo. Contaron lo sucedido, pero nadie les creyó. La leyenda de la playa de las Sombras cobró nueva vida, y los pocos que conocían la historia sabían que no era solo una leyenda.

En las noches de luna llena, algunos dicen que pueden escuchar el canto de la criatura, buscando a su próxima víctima. Y aunque nadie se atreve a acercarse, el eco de la voz en la brisa nocturna es suficiente para recordarles el peligro que acecha en la playa de las Sombras.