Diez millones de ojos, nuevos 'aliados' para los policías
Las redes sociales revolucionan la colaboración ciudadana con las Fuerzas de Seguridad del Estado. Un ejemplo: tras los atentados de Cataluña recibieron 600 comunicaciones unos días con datos sensibles
Vas paseando. Llevas el móvil en la mano. Estás conectado a Internet, usando las redes sociales. Y eres testigo directo de un atraco. Y ves a los ladrones. Y eres capaz de grabarlos o de hacerles fotos. Y tienes los reflejos de, en segundos, lanzar una alerta a las fuerzas de seguridad del Estado...
No hablamos de ficción. Esto pasa. Día a día, cada vez con más frecuencia. Porque nuestras policías se han encontrado con un gran aliado, con 10 millones de ojos, con esos cinco millones de personas que están conectadas por redes sociales con ellas.
Históricamente, tanto Policía como Guardia Civil han reclamado la colaboración ciudadana. Y la lograban, pero con cuentagotas. No era fácil. Pero las nuevas tecnologías han abierto las puertas de par en par a esa colaboración, a esos ojos dispuestos a mimetizar los mensajes que llegan de los especialistas en la seguridad del Estado o de alertar de aquellos que son testigos.
Son más de cinco millones de personas las que siguen ya los distintos perfiles del Ministerio del Interior en Twitter. El departamento encargado de la seguridad en España es consciente de la creciente e imparable importancia de las redes sociales en su campo y lleva años apostando fuerte por estar presente en estos canales de comunicación, con una vocación eminentemente práctica.
Lo que permiten, además, estas nuevas tecnologías, y está siendo una de las herramientas clave en esta nueva colaboración pública, es la confidencialidad de la identidad del que llama. Porque se avisa de todo, desde el trapicheo de drogas en el barrio hasta las sospechas sobre terrorismo yihadista.
Para saber lo que ocurre en cada ciudad, en cada calle, en cada edificio, en cada vivienda, ya no es necesario un policía o instalar cámaras en cada esquina: los ciudadanos las llevamos con nosotros. Nuestros móviles nos acompañan allá donde vamos y con ellos decenas de aplicaciones que nos permiten estar en contacto con nuestros amigos y familiares, fisgar en las publicaciones de los demás o compartir quejas, asombros u opiniones.
En palabras del director de Comunicación de Interior, Juan José Esteban: «La tecnología y, por ende, la sociedad, evolucionan a un ritmo vertiginoso y la Administración no puede ser un mero espectador en este proceso, menos aun cuando hablamos de la seguridad de la gente. Y es que son los propios agentes que investigan el terrorismo o el crimen organizado quienes consideran estratégicos los nuevos canales de comunicación con la ciudadanía para poder desarrollar más eficazmente su labor».
La información aportada desde las redes por los ciudadanos está permitiendo resolver crímenes, hallar personas desaparecidas o localizar a fugitivos huidos de la Justicia, y el Ministerio del Interior lo sabe. A día de hoy, los perfiles en Twitter del departamento dirigido por Juan Ignacio Zoido (@InteriorGob), la Policía (@Policia), la Guardia Civil (@GuardiaCivil) y la Dirección General de Tráfico (@DGTes) acumulan una legión de colaboradores que se torna ya crucial en la lucha, por ejemplo, contra el terrorismo yihadista.
Si las organizaciones terroristas aprovechan Internet y especialmente las redes sociales para reclutar y fanatizar jóvenes en todo el mundo e incitarles a abandonar sus hogares para adiestrarse y luchar por su causa en países como Siria, las Fuerzas de Seguridad del Estado buscan en los mismos canales una vía para detectar a esos terroristas a su regreso a España.
La plataforma Stop-Radicalismos centraliza la información aportada por los ciudadanos sobre problemáticas sociales en su entorno, generalmente pistas sobre posibles focos de radicalización, presunta actividad terrorista o supuestos «lobos solitarios». Desde su puesta en funcionamiento en diciembre de 2015, los mensajes enviados por los ciudadanos a través de este cauce no han hecho sino que aumentar.
Para José Luis Serrano, comisario de la Policía Nacional y Jefe del Área de Estrategia, Prospectiva y Protección de Información Clasificada del CITCO (Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado), uno de los puntos claves en este tipo de comunicaciones es la confidencialidad y seguridad: «Lo que buscamos es información que, una vez valorada y, en su caso, constatada, pueda transformarse en inteligencia con la que luchar contra la radicalización violenta y el terrorismo. Los datos aportados son tratados con absoluta reserva, garantizando la confidencialidad del comunicante. Si bien en ocasiones el propio ciudadano requiere ser partícipe de la evolución de la información aportada, quién aporta esta información es, en la inmensa mayoría de los casos, irrelevante».
Uno de los puntos álgidos en estas comunicaciones se alcanzó en agosto de 2017, tras los atentados en Cataluña, con 600 comunicaciones en 7 días. Muchos de estos mensajes se convirtieron en datos de utilidad para las Fuerzas de Seguridad o para los responsables sociales locales del tratamiento de problemáticas que afectan a la convivencia ciudadana. En algunos casos incluso dieron lugar a nuevas investigaciones abiertas.
Otros de los aspectos que han seducido a millones de personas a formar parte de la red de seguridad del Ministerio del Interior son la comodidad y la inmediatez. Ya no es necesario ir en persona a comisaría para poder entrar en contacto con los agentes. Desde el mismo móvil es posible enviar una alerta geolocalizada alertando de un delito o informando de hechos sospechosos. A través de la app para móviles AlertCops, la Policía y la Guardia Civil reciben cada vez más alertas sobre agresiones, robos, violencia de género o acoso escolar; alertas que en muchos casos se acompañan de un posicionamiento exacto y en tiempo real o fotos o incluso vídeos de lo que está sucediendo.
Las redes sociales son ya un «invernadero de inteligencia» del que nutrirse para combatir los principales problemas criminales del país. Más aún, la bidireccionalidad en estas comunicaciones permite también difundir información de servicio público, como por ejemplo los 10 consejos sobre qué hacer en un atentado (https://twitter.com/interiorgob/status/942721334446100480), con los que recientemente y por primera vez se ofrecía a los ciudadanos un decálogo sobre cómo reaccionar ante una situación de tal magnitud.
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