Problemas del vecindario - Parte 2

Os entrego mi medalla, la he perdido.

Después de conseguir ayer sentirme feliz, hoy todo se ha ido al garete.

Esta mañana, estando en el trabajo me ha llamado la que no llevaba el martillo.

Me ha dicho que tenía que platicar largo conmigo y a ver si podíamos quedar.

Le he dicho que por supuesto que sí, a ver si había pasado algo.

Me dice que no, pero que les han asesorado bien.

Le hago prometer que no den ningún paso hasta estar conmigo, y me lo jura.

Le llamo a la del martillo para saber si ha ocurrido algo y me dice que no, que ha estado toda la noche llorando con su marido con un pesar que no podía sacárselo de encima.

No hagas nada, ni respires hasta que te llame le digo, tengo que quedar con tus vecinos a la tarde que tienen algo importante que hablar.

Creo que no le he dejado mas tranquila, pero quería estar segura que no había pasado nada.

Su marido me dice, se había ido a comprar los bártulos para poner las cuerdas como yo les había dicho, para evitar el roce.

En cuanto he terminado con las faenas del mediodía le he llamado a la que no tenía el martillo y hemos quedado abajo, en la plaza para platicar, como me dice ella.

Les he escuchado a los dos lo primero (marido y mujer), comiéndome las ganas puesto que me decían, "no calla, espera" y bla bla bla.

Para llegar al meollo de la cuestión.

Un amigo (habrá que ver cuanto amigo), les ha dicho que de ninguna manera tenían que dejar de poner la denuncia.

Que sus vecinos lo único que eran unos racistas que no podían ver a los de fuera, sobre todo a los que habían conseguido piso de su propiedad y trabajo.

Que todo era puro racismo y que lo que tenían que hacer era castigarlos.

Les ha puesto en contacto con un abogado (bendito señor, esos son los únicos que ganan en los juzgados) el cual les ha dicho que fueran a poner sin falta la denuncia que tenían todo que ganar.

Como comprenderéis les he intentado abrir los ojos, con todo el razonamiento que he podido, pero en sus caras solo veía el problema del racismo.

Maldito aquel que es capaz de aprovecharse de ello.

Hoy estaban totalmente diferentes, diciendo que se han sentido acosados durante 14 años, los que llevan viviendo aquí.

Que en este país, las personas mayores no tienen educación, como en Colombia.

Allí, según ellos los mayores saben ponerse en su sitio por su educación, no como aquí.

Y ahí me tocaron mi fibra débil.

Les he dicho que eso no se lo permitía.

Que aquí y allí puede haber igual de gente ignorante, pero delante de mi nunca podrían poner entredicho a las personas mayores.

Y he seguido diciéndoles, como abogada del diablo, también os digo que no creáis que tenéis todas las de ganar, quizás quien juzgue llegue a creer que habéis llevado a un limite máximo a un matrimonio de ancianos que quizás si han creído que se tenían que defender de un matrimonio joven con 3 jóvenes en las espaldas.

Han seguido con sus motivos raciales para defenderse y no había manera de sacarlos de ahí.

Aquí, la desmedallada se ha levantado y preguntándoles, ¿es vuestra ultima palabra?

Por supuesto que sí, y nadie nos va a quitar de la cabeza el ir a por ellos.

Mi respuesta ha sido, vais a encender las hogueras en la comunidad, con bandos a un lado y a otro y como siempre los que pierden son los que comienzan la guerra.

No me pidáis que os ayude a apagarlas, ya que os creéis con toda la verdad, espero que seáis capaces de llegar a buen termino.

Y me he venido a casa derrotada, derrotada por haber sido incapaz de meter en esas cabezotas un poco de luz.

He tenido que llamar a la del martillo para decirle que todo va a adelante, pero que esté tranquila, que si les llaman a declarar, yo les acompañaré.

Les conozco desde hace 20 años y no creo que se merezcan esto.

Cuando vivía en Madrid, me contaban que si te daba el siroco, la ley te eximia de culpa si cometías alguna barbaridad.

Espero que aquí en el norte, el que les juzgue sea capaz de verlo así, yo sigo sin entender como una mujer de esa edad, frágil y enfermiza ha llegado a cometer esa acción.

Alguien ha tenido que tocarle su fibra débil.

Amigos, aquí estoy, quitando el sueño a varios y con la sensación de haber fallado otra vez en esta vida.

Parar el mundo, que yo me bajo.

Bueno no, que igual la del martillo me llama para ayudarle.