Tres alimentos que fueron considerados buenos para la
salud y ahora no lo son
Zumo
El zumo de naranja forma parte del desayuno de cientos de miles de
españoles prácticamente desde que el mundo es mundo. “Un zumito de naranja
recién exprimido va que ni pintao’ por las mañanas”, suelen argumentar sus
defensores. Sin embargo, el zumo, ya sea de naranja, de piña, o de manzana, es
perjudicial para nuestra salud. ¿Incluso si lo hacemos en casa? Sí, el casero
también.
Tal
y como explicaba el
creador de Sinazucar.org, Antonio R. Estrada, a EL ESPAÑOL, el azúcar de los
zumos es absorbido de una forma asombrosamente rápida por nuestro organismo al
tratarse de azúcares libres, que no es encuentran en la matriz de la fruta. En
cambio, la fruta entera contiene una gran cantidad de fibra, un nutriente que
no sólo favorece la lenta asimilación de la fructosa, que se encuentra
intrínseca en ella, sino que consigue que el proceso de digestión sea mucho más
lento.
Así,
el último estudio
robusto que advirtió sobre el peligro de los zumos fue
publicado hace apenas unas semanas en la revista médica The BMJ y equiparaba
directamente al zumo con los refrescos azucarados. Según los resultados de este
trabajo, el consumo habitual de este tipo de bebidas aumentaría las
posibilidades de sufrir cáncer.
Yogur
Desde que el mundo es mundo, el yogur ha sido asociado con
numerosos beneficios para la salud. De hecho, no sólo se trata de un alimento
del que se decía que podía favorecer sobremanera nuestra salud intestinal, sino
que además era un estupendo aliado para reducir el riesgo de padecer diabetes
tipo 2 (en el contexto de una dieta saludable) y para prevenir la
obesidad.
Pero
las cosas han cambiado. Una relevante
investigación publicada el pasado año en la revista BMJ Open
dio la voz de alarma: no todos los yogures que podemos encontrar en el
supermercado son tan saludables como pensamos ya que la gran mayoría sobrepasan
ampliamente la cantidad de azúcar recomendada para un producto como éste. Así,
los únicos yogures que este trabajo salva de la quema son los yogures griegos.
¿Por qué? Porque tienen una cantidad mucho menor de azúcar y un mayor contenido
en grasas y proteínas.
Jamón de York
No
sabemos cómo ni casi por qué, pero al jamón de York siempre se le han atribuido
unas propiedades salutíferas que poco o nada tienen que ver con la realidad.
Tal y como ya hemos contado en alguna
ocasión, este producto, a pesar de su bajo contenido calórico,
debería ser consumido de forma ocasional. En el mercado podemos encontrar tres
tipos de jamón de York distintos: el jamón cocido extra (el de mayor calidad),
el jamón cocido (a secas) y el fiambre. En este último caso, el porcentaje de
carne ronda como mucho el 50% del producto.
¿Por qué se trata de un producto poco recomendable para nuestra
salud? Porque estamos ante una carne procesada, como las hamburguesas o como
las salchichas, cuyo consumo aumenta el riesgo de sufrir cáncer. La
Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió sobre ello en un famosísimo
informe publicado en 2015.
Con el tema de salud alimentaria hemos topado, apreciada amiga, y seguro que con mucha frecuencia encontraremos estudios contradictorios sobre un mismo alimento.
ResponderEliminarSin embargo considero que estas aparentes contradicciones científicas no son tales, pues en cuanto a la alimentación las personas van evolucionando en función de las novedades que el mercado presenta, y sobre todo, a los cambios ambientales y laborales que la vida trae consigo.
Hay que tener en cuenta que tomar zumo de frutas no es comer frutas ya que en su elaboración, aunque sea casera, se pierden muchos de los nutrientes; fibra y vitaminas que contienen las frutas.
Con los yogures ha pasado otro tanto, del original yogur natural se ha pasado a una gran variedad de yogures con sabores y texturas diferentes, esta diversidad ha calado en los gustos de los consumidores, pero a cambio de incrementar la ingesta de azucares respecto al que contiene el natural.
Los productos cárnicos elaborados llevan aparejados cierta cantidad de productos químicos; conservantes, acidulantes…, los cuales modifican el sabor original de la materia prima y a su vez contiene proteínas de relleno, féculas, almidones, amén de los conservantes y demás productos químicos añadidos.
Por tanto a los humanos no nos cabe otra opción que adaptarse a los productos de alimentación que existen en tiendas y mercados, pero a la hora de adquirirlos tener también una buena información nutricional. Ya sabemos que el marketing comercial nos muestra ante los ojos las cualidades unos productos ‘exquisitos’, pero será la información nutricional y nuestro gusto personal quien nos aconsejara comprar aquellos alimentos que sean realmente benefactores de nuestra salud.
Saludos:
Cada día nos confunden mas.
EliminarVa a llegar el momento en que nos pondremos una huertica entre todos los vecinos.
Abrazos Amigos!!!!!