martes, 26 de noviembre de 2024

Capítulo 2 - "Operación Fitness"

 


"La Diva del Gimnasio"

El Gimnasio Olimpia, con su caos habitual, estaba a punto de ser sacudido por una nueva fuerza de la naturaleza. Esa mañana, las puertas se abrieron con un estruendo teatral, y todos los presentes levantaron la cabeza al unísono. Allí estaba Charo, la recién jubilada, de pie como si estuviera a punto de dar un discurso en la ONU.

Con un conjunto deportivo de colores brillantes, gafas de sol oversized y una melena perfectamente peinada, Charo parecía más preparada para una pasarela que para levantar pesas. "¡Buenos días, mortales! ¿Dónde están las máquinas que moldean cuerpos y destruyen egos?" exclamó, dejando a todos boquiabiertos.

Don Hilario, que estaba ajustando el peso de una máquina, se giró con una sonrisa entre divertida y resignada. "Bienvenida, Charo. Aquí trabajamos músculos, no dramas. Pero parece que tú traes ambos de serie".

Charo le dedicó una mirada que podría haber derretido una pesa de 10 kilos. "Cariño, yo no hago drama. Yo soy el drama".

Mientras tanto, los Lenguaraces, siempre atentos a las novedades, se miraron con complicidad. "Esta viene a revolucionar el gallinero", susurró Amparito, mientras que Paco, el líder no oficial del grupo, añadió: "O la amamos o nos hartamos de ella en dos días".

Charo comenzó su recorrido por el gimnasio, inspeccionando las máquinas con un aire crítico, como si estuviera evaluando bienes raíces. Se acercó a los Supermachacas, que jadeaban intentando levantar una barra cargada. "¡Vaya, chicos! Si os esforzáis un poco más, a lo mejor logramos desatascar el baño", comentó con una sonrisa inocente que no ocultaba la puñalada verbal.

Los Supermachacas, que nunca aceptaban críticas, la ignoraron… o al menos lo intentaron, porque en menos de un minuto, Charo estaba corrigiendo su postura. "Así no se levantan pesas, queridos. Eso es una hernia en potencia. Mira y aprende", dijo, mientras intentaba levantar una mancuerna ligera con tanto dramatismo que parecía un levantamiento olímpico.

Pero su verdadero impacto llegó cuando se topó con Marta y Laura, las chicas jóvenes que corrían en la cinta de forma estratégica. "Ah, vosotras debéis de ser las influencers. Perfectas para decorar el gimnasio, pero ¿sabéis siquiera lo que significa sudar?" Marta, visiblemente indignada, replicó: "Nosotras hacemos ejercicio de verdad". A lo que Charo respondió, riendo: "Cariño, mover las pestañas no cuenta".

A pesar de su actitud polarizadora, Charo tenía un don para hacerse notar y, aunque muchos ya sentían que era demasiado, nadie podía negar que había traído una nueva chispa al Gimnasio Olimpia. Al final de su primera sesión, mientras se despedía con un "Nos vemos, mediocres", Don Hilario no pudo evitar sonreír. "Esta mujer es un terremoto", murmuró, antes de dirigirse a su oficina.

Y así, el gimnasio no volvió a ser el mismo. Porque Charo no era simplemente una participante; era una experiencia.


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