Capítulo Final: Cartas de Esperanza
Con los documentos firmemente en su mano, Nuestra
Cartera tomó una decisión. No podía permitir que este archivo se perdiera
en el olvido. Mientras el guardia avanzaba hacia ella, deslizó los papeles
dentro de su bolsa y enfrentó al hombre con una mezcla de valentía y serenidad.
—Si esto no estuviera permitido, no debería estar en
el archivo —dijo con firmeza.
El guardia dudó por un momento, y esa vacilación fue
suficiente para que ella diera media vuelta y se marchara con pasos decididos.
Al salir al aire libre, sintió que el peso del mundo había cambiado. Ahora tenía
las respuestas que tanto había buscado Clara.
Esa misma tarde, con las pruebas en mano, acudió al
despacho de un periodista local conocido por destapar casos de corrupción. Le
entregó el archivo junto con las fotografías, pidiéndole que investigara y diera
a conocer la verdad. El periodista, intrigado por la historia, prometió actuar
de inmediato.
Semanas después, el caso apareció en las noticias.
Documentos que revelaban oscuros secretos del Archivo Municipal salieron a la
luz, y entre ellos, la historia de David Gómez. No había desaparecido por
casualidad; había sido silenciado por descubrir una red de corrupción que
involucraba a altos cargos de la época.
Pero la justicia, aunque tardía, finalmente llegó.
Gracias al valor de Nuestra Cartera, el nombre de David fue limpiado y
su memoria honrada. Clara, aunque con lágrimas en los ojos, expresó un alivio
que había esperado por años.
—Siempre supe que era un buen hombre. Gracias, hija,
por no rendirte —le dijo a Nuestra Cartera mientras la abrazaba.
Una mañana soleada, mientras recorría las calles con
su inseparable carro, Nuestra Cartera se encontró con una carta dirigida
a ella misma. No había remitente, pero al abrirla, encontró un cheque con una
cantidad generosa y una nota que decía:
"Para la mujer que nunca dejó de preocuparse por
los demás. Gracias por llevar esperanza en cada carta. Con cariño, un amigo
agradecido."
El periodista había decidido compartir con ella parte
de los beneficios obtenidos por la exclusiva, como agradecimiento por su
valentía.
Nuestra Cartera sonrió y guardó la carta junto a las otras que
guardaba como recuerdos especiales. Su vida seguiría igual, con frío, calor o
lluvia, llevando cartas y sonrisas a quienes la esperaban. Pero ahora, sabía
que su trabajo era mucho más que repartir sobres: era repartir esperanza.
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