domingo, 30 de enero de 2022

La desaparecida

 


La desaparecida está aquí.

La verdad que son tiempos raros, muy raros.

Como ya no nos matan con el COVID, lo intentan con la depresión.

Deberíamos prohibirles dar las noticias a su gusto.

Cada día nos suman un problema mas.

Si que es cierto que yo cada día les escucho menos.

Estoy harta de los tantos por ciento y de las cantidades, como si hablaran de manzanas.

Somo seres humanos que encima les mantenemos sin remedio.

Todo es un caos imposible de que estos indecentes pongan orden.

Les encanta remover la miseria humana para que cada día nos guste mas estar encerrados en casa.

Lo ultimo que me ha llegado al alma ha sido el abuelo que se cae en una calle de Paris y después de 8 horas en las que nadie se preocupó por el, fallecía de frio.

No estoy preparada para estas noticias.

¿Somos o nos han hecho así?

Parar este Mundo que yo me bajo.



1 comentario:

  1. Suele decirse que una mala noticia llama más la atención que una buena, y en este tiempo con el efecto de las redes sociales la cantidad de noticias que le llegan al ciudadano es mucho mas voluminosa que en tiempos de antaño.

    Al principio de la pandemia por el bicho maligno, amén del confinamiento total para toda la población total impuesto por los comegambas, las gentes encontraron un medio de verse y comunicarse con el vecindario, por medio de los aplausos del atardecer.

    Fue un medio de no perder el contacto los unos con los otros y de sentirse en cierto punto acompañados en aquella nueva vivencia. Las gentes se sentían próxima a los demás compartiendo un mismo temor por la incertidumbre del momento.

    El tiempo y la persistencia de la pandemia ha terminado por aislar más a las personas ante el temor de los síntomas del contagio o de terminar metido en un hospital. Hoy hay cierto temor a cruzarse con un semejante por la calle, o en su defecto el salir a tomar una copa con las amistades.

    Estamos en la estación del invierno y eso también contribuye a que se salga menos de nuestros hogares, sobre todo en la tarde noche. Yo lo noto los fines de semana cuando a la tarde regreso a mi casa desde la de mi hermana. Muchas veces apenas me cruzo con una o dos personas y algún vehículo, y a veces ni eso siquiera.

    Sobre el hombre fallecido en una calle de París, se trataba de un fotógrafo afamado, René Robert, el pasado 19 de enero, pasadas las nueve de la noche el hombre daba un paseo nocturno por su barrio, se cayo al suelo y no pudo levantarse.

    Es seguro que por aquel lugar pasara mucha gente y nadie llego a interesarse por él, quizás pensaran que se trataría de un borracho u un sin techo. Pero podría ser que el bicho maligno nos ha infundido más desconfianza para con nuestros semejantes, por miedo al contagio, y a la vez más insolidarios para con los demás.

    Este episodio plantea a la sociedad una interrogante que quizás nunca se había cuestionado antes. ¿Podemos estar seguro al 100% que si nos viésemos confrontado a esta escena, un hombre en el suelo, nos habríamos detenido? Lo más seguro es que la respuesta a esta pregunta tiene que ver en que hoy se vive la vida con muchas prisas, cada cual anda centrado solamente en su vida y por ello lo más cómodo será apartar la mirada sobre cuánto nos rodea.



    Saludos:

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Por favor, todo comentario o escrito CONSTRUCTIVO, espero entre todos no avergonzarnos de ponernos al nivel de los que no queremos.
Gracias