Así se realiza un seguimiento de la basura espacial para
evitar las colisiones de satélites y otros desastres
Miles de lanzamientos desde los albores de la carrera
espacial han supuesto un creciente número de escombros espaciales. La mayor
parte de la basura espacial se encuentra en dos zonas: órbita terrestre baja,
que está a unos 400 kilómetros de altura, y órbita geoestacionaria, a unos
36.000 kilómetros de altura
Además de 23.000 objetos del tamaño
de una pelota de softball o más grande, como restos de cohetes, satélites e
incluso trajes espaciales antiguos, hay más de 650.000 objetos que son del
tamaño de un pulgar.
También pueden existir otros 170 millones de pedazos
de escombros tan pequeños como la punta de un lápiz, incluidos elementos como
pernos explosivos y manchas de pintura.
Miles de pequeñas piezas de escombros se unieron a la órbita
en 2007 cuando China estrelló intencionadamente uno de sus viejos satélites
contra un "vehículo asesino". Después, en 2009, un viejo satélite
ruso y un satélite estadounidense colisionaron, agregando basura aún más
peligrosa.
Los restos de cohetes a menudo tienen combustible sobrante. A
medida que, con el tiempo, el ambiente hostil del espacio debilita y erosiona
las ciertas partes del cohete, los combustibles pueden mezclarse, explotar y
esparcir más desechos en todas las direcciones.
Ningún trocito de basura espacial es insignificante,
por muy pequeño que sea, ya que cada uno viaja a velocidades lo suficientemente
altas como para infligir daños catastróficos a equipos vitales. Un solo golpe
pequeño podría ser mortal para los astronautas a bordo de una nave espacial.
Si el problema de la
basura espacial se fuera de control, una colisión podría engendrar otras
colisiones y, a su vez, propagar aún más escombros: una cadena de accidentes
conocida como un evento de Kessler.
El astrofísico Donald J. Kessler, que solía
trabajar para el Centro Espacial Johnson de la NASA, trasladó la idea en un
estudio de 1978. Kessler y su colega de la NASA Burton G. Cour-Palais
calcularon que a medida que se sucedieran más lanzamientos en las próximas
décadas aumentarían los riesgos.
El astrofísico Donald J. Kessler, que solía
trabajar para el Centro Espacial Johnson de la NASA, trasladó la idea en un
estudio de 1978. Kessler y su colega de la NASA Burton G. Cour-Palais
calcularon que a medida que se sucedieran más lanzamientos en las próximas
décadas aumentarían los riesgos.
Como explica el
estudio de Kessler, cuanto más masivo es un objeto, más desechos espaciales
puede crear si es golpeado. Por lo tanto, los objetos grandes presentan un
riesgo mucho mayor de provocar una cascada de colisiones si hay muchos otros
satélites en órbitas similares.
Actualmente no existe un sistema para eliminar
satélites antiguos o barrer pedazos de escombros para evitar un evento de
Kessler. En cambio, los desechos espaciales son monitorizados desde la Tierra,
y las nuevas reglas requieren que los satélites en órbita terrestre baja sean
desorbitados transcurridos 25 años.
Un evento del síndrome de Kessler podría crear un campo de
escombros similar al Cinturón de Asteroides en grandes regiones del espacio
alrededor de la Tierra. Estas zonas pueden ser demasiado arriesgadas para
lanzar nuevos satélites o naves espaciales durante cientos de años, lo que, al
final, limita severamente el acceso humano al espacio
Actualmente no existe un sistema para eliminar
satélites antiguos o barrer pedazos de escombros para evitar un evento de
Kessler. En cambio, los desechos espaciales son monitorizados desde la Tierra,
y las nuevas reglas requieren que los satélites en órbita terrestre baja sean
desorbitados transcurridos 25 años.
Una parte importante
del esfuerzo para prevenir un evento de Kessler es la Red de Vigilancia Espacial
(SSN). El proyecto, liderado por el ejército estadounidense, utiliza 30
sistemas diferentes en todo el mundo para identificar, rastrear y compartir
información sobre objetos en el espacio
El SSN emite un informe básico de emergencia
tres días antes de una probabilidad de 1 entre 10.000 de colisión. Luego
proporciona múltiples actualizaciones por día hasta que pase el riesgo de la
misma.
Muchos objetos se rastrean día y noche a través de una red de
observatorios radar en todo el mundo.
Los telescopios ópticos terrestres también vigilan, pero no
siempre son administrados por el gobierno. "El sector comercial está
vendiendo montones de telescopios", dijo Gossner. El gobierno paga por sus
servicios de rastreo de escombros.
Los telescopios en el espacio también rastrean los escombros.
Se sabe mucho menos sobre ellos porque probablemente sean satélites militares
de alto secreto.
Los objetos detectados por el gobierno y las empresas se
agregan a un catálogo de desechos espaciales y se comparan con las órbitas de
otros fragmentos conocidos de basura espacial. Las nuevas órbitas se calculan
con supercomputadoras para ver si existe la posibilidad de colisiones.
El SSN emite un informe básico de emergencia
tres días antes de una probabilidad de 1 entre 10.000 de colisión. Luego
proporciona múltiples actualizaciones por día hasta que pase el riesgo de la
misma.
El siguiente gran
objeto que caerá a la Tierra después de Tiangong-1 puede ser el telescopio
espacial de la NASA, Hubble de 12,25 toneladas, que podría salir de su órbita
en 2021.
Al igual que otros objetos que pueden ser guiados hacia su
destino, Hubble (así como la Estación Espacial Internacional) serán desorbitados
en el "cementerio de naves espaciales": el punto más remoto del
Océano Pacífico.
El hombre no se conforma solo con contaminar el medio ambiente de la tierra, sino que terminara también contaminando las diversas capas de la atmósfera, algunas de ellas ya lo están a causa de los daños directos (contaminación atmosférica), alterar su composición o funcionalidad (efecto invernadero) o daños indirectos (deterioro de la capa de ozono).
ResponderEliminarUno de los mayores vertederos humanos se encuentra sobre nuestras cabezas y es invisible a simple vista. Seis décadas de carrera espacial han dejado en órbita miles de toneladas de chatarra que amenazan los sistemas de comunicación en nuestro planeta
Lo triste es que hoy por hoy no existe ningún sistema factible que consiga ir retirando tanto desperdicio espacial, y no existen visos de que dicho trabajo se vaya a realizar.
A la vez que transcurre el tiempo más países se suman a la aventura espacial, poniendo en órbita satélites para todos los usos, para las telecomunicaciones, de origen militar etc., pero cuando termina su utilidad o se desintegra sus restos continúan perteneciendo al país al que pertenece y cualquier otro país que toque sus restos se expone a un conflicto diplomático de consecuencias imprevistas en la actualidad.
Nos tenemos que acostumbrar a vivir en un ambiente, terrestre y aéreo, cada vez más contaminado, no nos cabe otra alternativa, esta situación es lamentable, pero no cabe otra salida; o tal vez si, aun podamos elevar nuestra voz para reclamar a las potencias mundiales que no sigan contaminando más nuestro planeta Tierra. Porque de lo contrario, ¿A dónde iremos?
Saludos:
Amigo, no deberíamos ser tan agoreros, pero el futuro que dejamos a las nuevas generaciones, es una vergüenza.
EliminarEspero que ellos sean mas listos y puedan reconvertir este mundo sucio.
Un Abrazo!!!!!