domingo, 4 de julio de 2021

El origen de "La Vaca que Ríe"

 


El curioso origen de La Vaca que ríe

No es fácil que una marca resista cien años, en plena forma y con reconocimiento universal. En la historia del capitalismo hay éxitos prodigiosos, pero también quiebras espectaculares y desaparición de nombres míticos. La orgullosa Francia, patria de centenares de variedades de quesos (tantas que De Gaulle atribuía a esa diversidad el carácter ingobernable del país), celebra este año el primer siglo de La Vaca que ríe, marca pionera en los quesos fundidos y en porciones.

El origen de La Vaca que ríe muestra que el ingenio empresarial siempre puede convertir una crisis en una oportunidad. Es lo que hizo Léon Bel, que fabricaba quesos en la región alpina de Jura, cerca de la frontera con Suiza. El negocio, fundado por su padre, en 1865, parecía condenado a cerrar porque se acumulaban los quesos ya curados y sin vender, la mayoría de tipo gruyer y comté. Había terminado la Primera Guerra Mundial, un conflicto que sacudió por completo el mercado y los canales de distribución.

La idea milagrosa fue fundir los quesos almacenados. Bel se inspiró en una receta inventada hacia unos años en Suiza y puesta en práctica por los hermanos Graff en la cercana ciudad de Dole. La enorme ventaja del queso fundido es que podía conservarse durante meses a temperatura ambiente, algo esencial en aquel tiempo. Las neveras eran todavía una rareza en los hogares.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, todo comentario o escrito CONSTRUCTIVO, espero entre todos no avergonzarnos de ponernos al nivel de los que no queremos.
Gracias