domingo, 25 de julio de 2021

La odisea al comprar un sofa


 Después de 20 años de amortizar mi sofá, me día cuenta de la necesidad de comprar uno nuevo puesto que cuando me sentaba casi sentía el suelo.

Me puse a la búsqueda y me di cuenta de lo difícil que era.

El que me gustaba tenía un precio prohibitivo, el que podía pagar parecía hecho para una bajera.

Después de mirar y mirar, probar y probar, lo encontré!

Me senté y dije, este es mi sofá.

Precio muy razonable, en rebajas y me fui a encargarlo.

Después de casi una hora de cola, llegó mi turno, pero no fue mucho mas rápido.

El pobre muchacho me decía que la red estaba muy lenta, que tuviera paciencia.

Lo conseguí, después de darme de alta en la marca y descargarme la aplicación para el montaje.

Casi 2 horas después de haberme sentado en mi sofá, con mis papeles me acerqué a la cola de caja.

Por cierto, el transporte carísimo y barato el llevarse el viejo los mismos  transportistas.

El montaje, con la aplicación nueva, muy económico, no lo entendía pero el chico me dijo que era un servicio nuevo que funcionaba muy bien.

Cuando me tocó pagar, la pregunta fue, efectivo o tarjeta.

Tarjeta, no creo que sea normal llevar tanto dinero en efectivo.

Me acercó el terminal, acerqué la tarjeta, metí el pin y la pantalla me puso que no era correcto.

3 intentos mal, hasta miré mi listado de contraseñas que llevo encima y era correcto.

Le dije que le daba el numero de cuenta para pagar, pero eso no lo aceptan.

Iba a llamar al teléfono de atención del banco y me dijo que me retirara de la caja y cuando lo arreglara que volviera a la cola.

Mi amiga se acercó al ver mi enfado y dijo, lo pago yo con mi visa, espera.

Solucionado en un minuto.

Me llega el mensaje que el miércoles de 9:00 a 13:00 me entregaran el sofá.

Le aviso a mi hijo para que esté pendiente.

Llego al mediodía del trabajo y me encuentro con todo el armazón del sofá viejo ( de 2,40 de largo) en el descansillo.

Me entran los sudores fríos antes de darme el sincope y entro.

Casi no puedo entrar en mi casa, una caja enorme en el paso, a la izquierda, mi habitación, no se veía, otra caja enorme la ocupaba toda.

Entro en el salón y todavía quedaban 2 cajas mas.

Le pregunto por lo que tenemos fuera a mi hijo y me dice que como no entraba en el ascensor, que vuelven a las 14:00 horas a por el.

Allí estaban, ocupando todo y con mi hijo intentando montar el sofá.

Los sudores fueron a mas cuando vi que la cheslonge la estaba montando a la contra.

Hijo! así no, que está al revés.

Su contestación, si anda¡, 20 años la cheslonge en tu zona, pues ahora me toca a mí, en la mía.

Intentándole hacer comprender que ninguna zona es de nadie fijo, que el montaje era por el sitio, me dijo que le ayudara a terminar de montarlo y luego ya hablaríamos.

Dijo que por los 22,00 € lo montaba el.

Por fin, le damos la vuelta, casi a la hora de volver al trabajo y me senté.

Casi me dio un mal, sentí como si me sentar en una tabla, con los pies que casi no me llegaban al suelo y los asientos deslizantes desaparecidos.

Conteniendo las lagrimas me preparé para el curro y antes llamé a los transportistas.

Que estaban ocupados, pero que en un par de horas volverían con una sierra para cortar el sofá y poderlo bajar en el ascensor.

Podría seguir hablando del tema 3 días por los días horribles que he pasado, pero como sé que ya os habéis aburrido y habéis cerrado el escrito, me voy a contener.

Mi trabajo a la tarde era anular el montaje ¡Imposible!

La aplicación no me reconocía la contraseña, pedía nueva, me la mandaba al correo electrónico, le daba, ponía nueva y no me dejaba entrar.

Y vuelta a empezar, hasta 3 veces, que es lo máximo que debemos intentar hacer algo.

A la vez al correo me llegó mensaje que en mi zona no había ningún profesional para el montaje que les escribiera para ver que otro día podían acercarse.

Imposible contactar con ellos.

A la noche, cuando volví, el rellano estaba vacío y dentro estaba aquel extraño sofá ocupando todo mi salón.

Me senté y eché en falta mi viejo sofá.

A la mañana siguiente llamé a  Atención al Cliente.

Un 10 al muchacho que me atendió.

Comprobó todo, albarán, factura, pedido, modelo y todo estaba correcto.

Me dijo que no me preocupara, que no sabía que podía haber pasado, pero que tenía 365 días para cambiarlo, que volviera a la exposición y lo comprobara con un empleado cual era la diferencia.

Me quedé mas tranquila e hice planes para acercarme ayer sábado a hacerlo.

A la noche llegué a casa y mi hijo había dado la vuelta al sofá, no me cobraba el desmontaje pero si 2 montajes.

Yo me dediqué a doblar las cajas para poder moverme por casa por si hubiera que devolverlo.

Ayer sábado y esto si es muy importante para todos, estuve en la exposición.

Exteriormente igual.

Me senté y había una diferencia terrible, el cojín me envolvía, el de casa me despedía.

Fui a buscar al responsable y me explicó.

Los sofás de las exposiciones están muy machacados, todo el mundo lo prueba y a base de sentadas se vuelven blandos.

Me dijo que con el uso, día a día, lo encontraré mas mullido, pero que de nuevos son así.

Y me convenció.

Hoy domingo noche, todavía sigo bajando cartones al contenedor.

En un par de días mi casa volverá a ser la misma, pero con un nuevo ocupa duro.

Ah¡ y los asientos son deslizantes, lo que pasa que el montador los había dejado muy duros.

Parar este Mundo, que yo me voy al sofá.






















2 comentarios:

  1. Si los sofás hablaran...ufffff cuántas historias nos contarían :)

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Por favor, todo comentario o escrito CONSTRUCTIVO, espero entre todos no avergonzarnos de ponernos al nivel de los que no queremos.
Gracias