Los hijos perdidos

 

La Generación perdida.

Alguien me ha escrito que estoy cerrada por vacaciones.

No, de eso nada, ojalá, si fuera así os mandaría fotos y escritos de mis experiencias.

Mi actualidad es bastante cruel, estoy sufriendo un montón por una amiga.

Una buena Amiga.

Lleva muchos años haciendo de padre y madre con su hijo, un espécimen que solo le hecha la culpa de todos sus problemas.

Uno de estos jóvenes que se sienten incomprendidos porque no entienden este Mundo y esperan que los demás se lo cambien.

Mientras ellos en el sofá, jugando con sus videojuegos online, con amigos invisibles en un mundo fuera totalmente de la realidad.

Mi amiga ha estado años y años haciendo todo lo que ha podido por buscarle un camino, por implicarle en algo que le motivara y ponerse a andar por este mundo.

Nunca ha tirado la toalla, y sacando fuerzas de donde ya no le quedaban, ha seguido adelante, con el lastre tan grande que le ha puesto la vida.

Y ayer, día de mi cumpleaños, me llamó al trabajo para pedirme por favor de pasar el día con ella, no quería o no se atrevía a volver a casa.

Por supuesto le dije que sí.

Lo primero nos fuimos a una terracica a comer, hacía bastante frío pero nos sirvió de compañía para las confidencias.

El domingo, tras aguantar y aguantar insultos y barbaridades de su hijo, le dio el siroco y se puso a la altura de su hijo.

Fue una guerra de a ver quien chillaba mas.

Y creo que ganó ella, puesto que el hijo abandonó el salón y se metió en su cuarto, dando un portazo como para sacar la puerta del hueco.

Mi amiga, que estaba todavía embrujada, fue a su cuarto he hizo lo mismo, bueno quizás un poco mas porque debió retumbar todo el edificio.

Salió el  monstruito y le gritó que no volviera a dar ningún golpe, que si no se iba a enterar.

Y lo único que le dijo, ya sin gritos después de que su hijo le dijera unas barbaridades mas, fue, no me vuelvas a dirigir la palabra mientras no sea con respeto.

Después de eso, se metió en la cama hasta que le sonó el despertador el lunes para ir a trabajar.

Hice todo lo que pude, es decir, escucharla.

Para este tipo de problemas de mujeres de edad con hijos mayores envalentonados por su fuerza y nada que perder, la única ayuda que se puede conseguir es que un amigo te escuche y te apoye en los malos ratos.

Nuestro gobierno, políticos, servicios sociales, abogados y buitres en general no están para ayudar a madres normales.

Madres trabajadoras, que no han sido capaces de desentenderse de sus hijos como sus padres, no lo digo en general, pero si en muchos casos.

A los políticos solo les importa defender a las situaciones que tengan publicidad mediática, o que muevan a la gente a manifestaciones en contra de los hechos.

¿Quién se va a mover por ellas?

Nadie.

Pero como somos unas luchadoras, nos fuimos de compras, pateando y pateando la ciudad.

No es que gastáramos mucho, todo eran titadas, pero cuando nos sentamos a cenar, rodeadas de bolsas éramos la foto de la felicidad.

Le acompañé a su casa, tarde, sin atreverme a entrar, pero al ver que no había movida, me fui a mi guarida.

Salvamos un día mas.

Parar este mundo, que yo me bajo.