Además,
los expertos han comprobado que el aumento de los sentimientos paranoicos
también se han asociado con una mayor aceptación de las teorías de la
conspiración. "Nuestra psicología se ve enormemente afectada por el estado
del mundo que nos rodea. Desde el punto de vista de las políticas, está claro
que si un gobierno establece reglas, es importante que se cumplan y se apoye a
las personas para que las cumplan. De lo contrario, pueden sentirse
traicionados y actuar de forma errática", han dicho los investigadores.
En este sentido, han recordado que hay muchos precedentes
históricos de un aumento en las teorías de la conspiración durante tiempos de
trauma, desde la creencia predominante de que los brotes de peste bubónica
medievales fueron causados por judíos que envenenaban agua de pozo hasta el
movimiento 'La Verdad del 11-S' que sostuvo que los ataques terroristas de 2001
fueron orquestados por el gobierno de los Estados Unidos. "En tiempos de
trauma y grandes cambios, lamentablemente, tenemos la tendencia a culpar a otro
grupo", han zanjado.
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