Capítulo 2
El verano avanzaba, y con él llegaban nuevos retos y
aventuras para el Club "El Encuentro". Una tarde calurosa, Carmen
reunió al grupo para proponer una idea que había estado rondando en su mente:
organizar un gran evento comunitario que uniera a jubilados y jóvenes del
barrio.
—Pensé en algo que pudiera conectar generaciones —dijo Carmen
con entusiasmo—. Quizás un festival al aire libre con talleres, música en vivo
y una feria gastronómica.
La idea generó una oleada de entusiasmo, y Clara se ofreció
de inmediato a liderar la organización. Convocó a una reunión especial para
planificar el evento, y en cuestión de días, el club bullía de actividad.
Algunos miembros se encargaron de contactar con bandas locales, otros
coordinaron los talleres, y Clara, junto a Eduardo, se dedicó a diseñar el
cartel y gestionar la comunicación.
El día del festival, el parque principal del barrio se llenó
de risas, música y aromas deliciosos. Había un taller de pintura dirigido por
una antigua artista del club, una demostración de cocina en vivo y hasta una
competencia de baile donde Clara y Eduardo volvieron a robarse el espectáculo
con su energía y carisma.
Cuando el sol comenzó a ponerse, iluminando el cielo con tonos
anaranjados y rosados, Clara se detuvo un momento para observar a su alrededor.
En ese instante, sintió una profunda gratitud por haber encontrado este nuevo
capítulo en su vida. Eduardo, que estaba a su lado, le tomó la mano con
suavidad.
—¿Sabes? Nunca imaginé que un club de jubilados pudiera ser
tan emocionante —dijo él con una sonrisa.
—Es porque está lleno de gente como tú —respondió Clara,
devolviéndole la sonrisa.
Mientras las luces del festival comenzaban a encenderse,
Clara supo que había tomado la mejor decisión al cruzar las puertas de "El
Encuentro" aquel primer martes de junio.
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