"La Mujer de la Nieve" - Leyenda Urbana

 

La Mujer de la Nieve (Yuki-onna)

Hace mucho tiempo, en las montañas cubiertas de un blanco eterno, se hablaba de un espíritu llamado Yuki-onna, la Mujer de la Nieve. Su figura era tan hermosa como aterradora. Vestida con un kimono blanco que parecía fundirse con la tormenta y una cabellera negra que contrastaba con su piel helada, aparecía en las noches de nevadas intensas, cuando los vientos silbaban canciones de soledad y el frío calaba hasta los huesos.

Se dice que Yuki-onna vagaba por los senderos montañosos buscando a los viajeros extraviados. Su presencia era anunciada por un súbito silencio en medio de la tormenta, como si la naturaleza contuviera el aliento. Algunos relatos cuentan que ella ofrecía guía y refugio, pero no todos vivían para contarlo.

En una de las versiones más conocidas de la leyenda, Yuki-onna encuentra a dos leñadores atrapados por una tormenta. Su aliento helado mata al anciano en el acto, pero al joven, conmovida por su juventud y su belleza, le perdona la vida bajo una condición: nunca debe hablar de su encuentro con ella. Años después, el joven se casa con una mujer de gran belleza, pero un día, sin darse cuenta, le cuenta la historia de su aterrador encuentro con la Mujer de la Nieve. Su esposa, revelándose como Yuki-onna, lo mira con tristeza. "Te perdoné la vida aquella noche, pero has roto tu promesa", le dice. Aunque, por amor a los hijos que tienen juntos, ella decide no matarlo. Se desvanece en la tormenta, dejando solo el eco de su dolor.

En otras historias, Yuki-onna no es tan misericordiosa. Se la describe como una entidad vengativa, que atrae a los viajeros con su belleza, solo para luego robarles la vida, dejándolos congelados como estatuas en la nieve.

Hoy, la leyenda de Yuki-onna sigue viva, y hay quienes juran haber visto su silueta en las montañas, mientras la nieve cae implacable. Algunos dicen que representa el peligro del invierno, otros ven en ella un símbolo de la belleza efímera y mortal de la naturaleza.