La leyenda
de "El Teléfono del Más Allá"
En los años 80, en un pequeño pueblo de Wisconsin,
comenzó a circular una historia sobre un número de teléfono misterioso que, al
marcarlo, permitía hablar con los muertos. El número se encontraba garabateado
en hojas de papel que aparecían en lugares inusuales: bajo bancos de parque, en
paredes de baños públicos y hasta dentro de libros en la biblioteca local.
Nadie sabía de dónde venían esos papeles ni quién los escribía.
Decían que, al marcar el número, una voz susurrante
respondía diciendo: "Dime su nombre, y yo se lo diré."
Aquellos que se atrevían a dar el nombre de un ser querido fallecido afirmaban
escuchar la voz de esa persona, pero con un tono frío y lejano, como si hablara
desde un lugar al que no debían pertenecer.
Sin embargo, la historia se volvía más oscura. Muchos
de los que hicieron la llamada comenzaron a sufrir extraños incidentes: objetos
moviéndose en sus casas, sombras inexplicables cruzando sus habitaciones y una
sensación persistente de ser observados. Algunos incluso murieron en circunstancias
extrañas, como si algo los hubiera arrastrado al otro lado.
El caso más escalofriante ocurrió cuando una joven
llamada Clara decidió marcar el número en broma junto con sus amigos durante
una fiesta. Clara pidió hablar con su madre fallecida. Al principio, la voz que
escuchó era familiar, pero rápidamente se tornó amenazante, repitiendo sin
cesar: "Ven conmigo." Esa noche, Clara desapareció sin dejar
rastro, y en su habitación solo encontraron el teléfono descolgado y un leve
olor a quemado.
Hoy en día, el número se considera maldito, y aquellos
que han intentado buscarlo afirman que ya no está en circulación. Sin embargo,
hay quienes creen que, si encuentras uno de esos papeles con el número escrito,
todavía podrías hacer la llamada... pero a un precio.
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