Nonagenarios hacen cola
de hasta una hora en la calle para recibir la vacuna: "Es una
vergüenza"
Los mayores de 80 años que residen en sus domicilios han
comenzado este jueves a desfilar por los 262 centros de salud de la región para
recibir la primera dosis de la ansiada vacuna contra el Covid-19.
La jornada, polémica ya desde el inicio, pues se ha organizado en apenas 48
horas, ha arrancado en algunos de los centros con
más quejas que alegrías por parte de los usuarios.A las puertas
del centro de salud Mar Báltico, en
Hortaleza, antes de las 15.30 horas, la hora prevista de inicio, ya había una
treintena de personas, entre ancianos y acompañantes, esperando a ser llamadas
ante la imposibilidad de aguardar dentro del centro. "Es una vergüenza que estemos esperando en
la calle, tengo 95 años", decía enfadada Emiliana, apoyada
sobre su bastón, que había llegado a la hora indicada, según comentó.No fue
ella la única nonageneria que aguardó al menos una hora y de pie
derecho para recibir la primera dosis de la vacuna de Pfizer en
este centro. Otros mayores, con más suerte, pudieron estar sentados en los coches de sus familiares,
e incluso alguno se apostó en la farmacia que yace enfrente esperando su
turno."Aquí hay muy mala previsión
Tienen que prever que esta gente es muy mayor. Y lo que puede pasar es que aquí
nos contagiemos algunos", denunciaba Pilar, que había acudido a acompañar
a su madre.Según comentaban en voz alta unos y otros, el día antes, vía
telefónica, les habían indicado desde el centro que llegasen 10 minutos antes
de la cita. A José, de 92, reclinado sobre una de las columnas de la entrada del
centro de salud, le habían advertido esta misma mañana que "si llegaba tarde, no le vacunarían",
así que había acudido incluso una hora antes. Eso, unido a que en el extenso
listado que portaban las enfermeras aparecían seis
ancianos a la misma hora con sólo cinco minutos de diferencia con
respecto a los siguientes, formó el caos. [La previsión de la Comunidad de
Madrid es inocular a 15.000 ancianos cada día durante las próximas
semanas.]Sólo una hora después del inicio de la vacunación, la acumulación de
gente a las puertas casi se duplicaba y la distancia de seguridad
brillaba por su ausencia. "Señor, por favor,
sepárese", se escuchó decir a una joven a otro acompañante. Ante las
quejas por la espera, el centro habilitó un par de bancadas en el espacio que
hay entre las dos puertas acristaladas de la entrada para seis abuelos, que
permanecieron sentados, codo con codo,
hasta ser llamados. Aunque ésa no fue la única crítica que se oyó en el centro
de salud Mar Báltico. "Estamos hartos de las injusticias. Hay que gente que se ha vacunado y no debe y a
los de 100 años los citan hoy",
", espetó con mala gana una mujer de mediana edad a la
periodista tras preguntarle si celebraban la llegada de este día. Al margen de
la polémica, la mayoría de los ancianos manifestaron su alegría por la vacuna,
como Teodoro, un ex profesor de historia y arduo lector a sus 97 años.
"Está muy contento. Ayer hasta me pidió un vino
para celebrarlo", contaba su hija Mercedes, quien nos
detalló que pese a su avanzada edad está muy informado y le había preguntado
qué vacuna le iban a poner porque él no quería la de AstraZeneca."Ya podemos ir a la discoteca",
bromeaba a las puertas Isabel, de 94 años, que había ido al centro de salud con
su marido, José María, de 90. Ambos, con un estado de salud envidiable a simple
vista, esperaban la vacuna para poder ver de cerca de nuevo a su nieto, al que
ven con su tablet por Skype cada semana.También Tina, de 84, pensaba en ver a
los suyos. "Tengo nietas pequeñas y estoy deseando
darles un achuchón", decía tras salir con su dosis puesta.
"No ha sido nada, un pinchazo sin más", decía quitando importancia a
la vacuna.