En los últimos treinta años el glaciar Presena ha perdido un
tercio de su volumen como consecuencia del cambio climático, un deshielo que se
acentúa en verano y que la provincia autónoma italiana de Trento (norte)
intenta frenar cubriéndolo con enormes sábanas que bloquean los rayos del sol.
"Cada verano
lo cubrimos con enormes lonas, que reflejan la luz solar y mantienen la
temperatura más baja que en el exterior. Lo hacemos para intentar proteger la
masa del glaciar en la medida de lo posible", explica a EFE Davide
Panizza, jefe de la empresa Carosello Tonale, responsable de esta operación que
comenzó a practicarse en 2008 y que desde entonces amplía cada año el área de
actuación.
Tanto es así que
en 2008 se consiguió tapar una superficie de 30.000 metros cuadrados mientras
que este año el equipo de 13 personas que participa se esfuerza por proteger un
área de 100.000 metros cuadrados, el equivalente a 10 campos de fútbol.
Acaban de empezar
las labores para arropar este glaciar, que está situado en la cordillera de los
Alpes, en la región de Trentino-Alto Adigio (norte) y que tiene una altitud de
entre 2.700 y 3.000 metros.
Tardarán un mes en
cubrir los 100.000 metros cuadrados previstos para este año y lo harán con
lonas que miden 350 metros cuadrados, que serán cosidas entre sí con máquinas
especializadas para evitar que quede ningún hueco que consienta la entrada de
los rayos solares.
El glaciar
permanecerá resguardado hasta septiembre, cuando este equipo de técnicos y
profesionales procederá a retirar estas telas, labor que le llevará otro mes,
para que a partir de octubre todo el espacio quede al descubierto y dispuesto a
acoger las primeras nevadas.
Esta ardua
operación, que cuesta más de 300.000 euros al año, ha posibilitado que el
deshielo inexorable del glaciar "se contenga en un 50 %" en la última
década, todo un éxito teniendo en cuenta que, sin estos grandes toldos,
"toda la masa de hielo existente por debajo de los 2.900 metros habría ya
desaparecido".
Lamentablemente,
estas telas no frenan de forma total su derretimiento, que prosigue su curso a
medida que el cambio climático avanza.
"El continuo
aumento de las temperaturas acelera de forma exponencial el deshielo del
glaciar, no hay duda de que el cambio climático influye directamente en este
fenómeno. Nosotros tratamos de ralentizar este proceso, pero no lo paramos al
cien por cien", reconoce Panizza.
"El glaciar está en continua regresión.
Si no se reducen los niveles de contaminación de forma global y el cambio
climático prosigue, incluso con mayor rapidez de la actual, no podremos hacer
nada por detener su desaparición. Su extinción se producirá en unos años",
añade.