Capítulo 3: La Gran Excursión... al
Bar de Siempre
Escenario:
Es un sábado por la mañana, y la cuadrilla se ha reunido con una "gran
idea" propuesta por Iñaki: hacer una excursión a las montañas cercanas
para "desconectar" y disfrutar de la naturaleza. Todo el mundo tiene
sus dudas, especialmente Rafa, pero Iñaki ha insistido tanto (y con tanta
fanfarronería) que al final todos aceptan… más por obligación que por otra
cosa.
Trama del Capítulo:
La cuadrilla está en la puerta de El Rincón, con ropa
de deporte (que claramente lleva años en el armario), mochilas y caras de pocos
amigos. Solo Iñaki parece emocionado, luciendo un equipo de senderismo último
modelo que parece comprado ayer.
— ¡Vamos, cuadrilla, que en Bilbao subimos montañas
así todos los fines de semana! —exclama Iñaki, ajustándose las gafas de sol de
marca.
Manolo "El Mago", que nunca ha sido muy
amigo de la naturaleza, murmura a Rafa:
— ¿Pero quién nos manda hacer esto? Si en el bar
estamos mucho más cómodos…
Rafa, resignado, se encoge de hombros, mientras
observa a Luis "El Agarrao", que ha aparecido con una pequeña bolsa
de plástico en vez de una mochila.
— ¿Qué llevas ahí, Luis? —pregunta Pepe "El
Trepa", siempre atento a los detalles.
— Pues… algo ligero, solo lo esencial, ya sabes…
—responde Luis, claramente sin intención de contribuir con ningún tipo de
víveres para la excursión.
Paco, siempre el más entusiasta, intenta animar el
ambiente:
— ¡Venga, que será divertido! Un poco de aire fresco
nos vendrá bien a todos.
Empiezan la caminata, pero pronto se hace evidente que
Iñaki ha sobrestimado las habilidades de la cuadrilla. Apenas han avanzado unos
metros cuando Manolo ya empieza a quejarse del calor, y Luis finge que tiene
una "ampolla" en el pie para intentar volver al bar.
— ¡Si esto fuera Bilbao, ya estaríamos en la cima!
—dice Iñaki, visiblemente frustrado porque su cuadrilla de amigos no está a la
altura de sus expectativas.
Tras media hora de caminata torpe y quejas constantes,
Rafa finalmente dice lo que todos están pensando:
— Oye, Iñaki, que esto de la naturaleza está muy bien…
pero, ¿no podríamos hacer una parada técnica en… ya sabes, el bar de siempre?
Solo para tomar algo, claro.
La cuadrilla, que en el fondo estaba esperando a que
alguien sugiriera volver, asiente rápidamente.
— ¡Pero si ni hemos empezado! —protesta Iñaki—. A
vosotros os sacan de una caña y os perdéis.
Sin embargo, ante la insistencia general, Iñaki accede
con desgana, y la cuadrilla da media vuelta hacia El Rincón. El supuesto día de
aventura en la montaña se convierte rápidamente en una tarde de zuritos y tapas
en su bar de siempre, donde la cuadrilla parece encontrar su verdadero
elemento.
Sentados nuevamente en la mesa habitual, Manolo
suelta:
— ¿Ves, Iñaki? Esto sí es una excursión. Y sin
ampollas.
Iñaki, a pesar de su ego herido, no tarda en sacar
pecho otra vez, diciendo que él podría haber subido la montaña solo, pero que
prefiere quedarse a "cuidar de los débiles".
Rafa, con una sonrisa socarrona, levanta su vaso y
dice:
— A tu salud, Iñaki. La próxima vez, la excursión será
al otro lado de la barra.
Y todos brindan, sabiendo que, a pesar de los intentos
fallidos de cambiar la rutina, lo mejor de la cuadrilla siempre sucede en el
bar.
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