Capítulo 6: La Visita del Primo
Andaluz
Escenario:
El Rincón está más animado de lo habitual, y la cuadrilla está esperando la
llegada de alguien muy especial. Se trata de Curro, el primo sevillano de Rafa,
que viene de visita por unos días. Lo que nadie sabe es que su carácter, su
arte y su verborrea van a chocar de frente con la actitud de Iñaki.
Trama del Capítulo:
La cuadrilla está sentada en la mesa habitual,
esperando con curiosidad la llegada del primo andaluz de Rafa. Mientras tanto,
Iñaki está contando, por enésima vez, alguna hazaña exagerada sobre la dureza
de los vascos.
— ¡En Bilbao nacemos con txapela y levantando piedras!
—dice Iñaki, mientras Manolo disimula su aburrimiento.
De repente, la puerta del bar se abre de par en par y
aparece Curro, vestido con una camisa de colores vivos, gafas de sol y un
sombrero cordobés. Entra con una energía arrolladora, como si fuera la estrella
de una fiesta, y suelta una carcajada que llena todo el local.
— ¡Vamos, señores! ¿Dónde está mi primo favorito?
—grita Curro, mientras agarra a Rafa en un abrazo que casi lo deja sin aire.
— ¡Aquí, aquí está el sevillano! —dice Rafa, medio
asfixiado pero sonriendo—. Curro, te presento a la cuadrilla. Este es Manolo,
este es Luis, y el que tiene cara de "yo lo hago todo mejor" es
Iñaki, el bilbaíno.
Curro, con una sonrisa pícara, extiende la mano hacia
Iñaki, quien lo mira de arriba abajo.
— ¡Hombre! Un placer, tío. Oye, ya decía yo que hacía
falta un poco de arte por aquí, porque con tanta nube, ¡no se puede vivir!
—bromea Curro.
Iñaki, con los brazos cruzados, responde con una media
sonrisa.
— En Bilbao no necesitamos tanto sol, aquí ya nacemos
con energía suficiente.
La tensión se siente al instante, pero el resto de la
cuadrilla está más entretenida que incómoda. Manolo, siempre listo para ver
cómo se resuelven estos "choques culturales", se reclina en su silla
con una sonrisa.
— ¡Venga, Iñaki! Que el sevillano tiene razón, un poco
de sol no viene mal —dice Luis, disfrutando del espectáculo.
Curro, con su carisma a tope, no se queda atrás:
— ¡Ay, mi arma! Si te llevara a Sevilla, Iñaki, te
vuelves loco. Tapas, flamenco, ¡y olé! No te imaginas lo que es un buen día de
feria.
Iñaki, que no va a dejar que alguien lo impresione
fácilmente, responde:
— En Bilbao no necesitamos ferias para pasarlo bien.
Solo hace falta una cuadrilla, un buen pintxo y un kalimotxo. Eso es vida.
Rafa interviene, viendo que la cosa puede ir a
mayores.
— Venga, venga, no empecemos con las comparaciones.
Curro, ¿qué te parece el norte? ¿Te está gustando?
Curro se ríe y lanza una mirada a todo el bar.
— ¡Me encanta! Pero, primo, vamos a ser sinceros. Esto
es más tranquilo que un domingo en misa. No me vendría mal un poco más de
marcha, ¡que en Sevilla la vida va a otro ritmo!
Iñaki, ofendido por la comparación, responde
rápidamente:
— Aquí sabemos disfrutar de la vida sin tanto ruido. Y
cuando hacemos ruido, es porque estamos levantando piedras o saltando por
encima de un toro.
Curro suelta una carcajada sonora y responde:
— ¡Ay, mi arma! Lo que tú necesitas es un par de
sevillanas y una buena fiesta de la primavera. ¡Ya verías cómo te cambia la
cara!
La cuadrilla, entre risas, disfruta del tira y afloja
entre los dos. Mientras tanto, el camarero deja sobre la mesa una bandeja de
pintxos y unas cañas. Curro, acostumbrado a las raciones más grandes de tapas
en el sur, mira los pintxos y levanta una ceja.
— ¿Esto es todo? —pregunta, levantando un pintxo con
cara de incredulidad—. En Sevilla, con una tapa te comes un toro entero.
— En Bilbao no nos hace falta tanto —contesta Iñaki,
con orgullo—. La calidad está en la sencillez.
— Pues con tanta sencillez, a mí me va a dar hambre
—responde Curro, mientras el resto de la cuadrilla no puede evitar reírse.
Al final, a pesar de las diferencias, la charla sigue
fluyendo entre risas, cañas y algún que otro comentario picante. Rafa, viendo
que la rivalidad entre su primo y su cuñado ha creado un ambiente de lo más
divertido, levanta su vaso y dice:
— Brindo por esta cuadrilla multicultural. ¡Porque al
final, da igual de dónde vengamos, siempre terminamos en el bar!
Y así, entre el humor y las diferencias, la cuadrilla
demuestra una vez más que no importa de dónde sean; lo importante es el buen
rato que siempre pasan juntos.
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