martes, 10 de septiembre de 2024

Capitulo 6 - La Cuadrilla


 

Capítulo 6: La Visita del Primo Andaluz

Escenario:
El Rincón está más animado de lo habitual, y la cuadrilla está esperando la llegada de alguien muy especial. Se trata de Curro, el primo sevillano de Rafa, que viene de visita por unos días. Lo que nadie sabe es que su carácter, su arte y su verborrea van a chocar de frente con la actitud de Iñaki.

Trama del Capítulo:

La cuadrilla está sentada en la mesa habitual, esperando con curiosidad la llegada del primo andaluz de Rafa. Mientras tanto, Iñaki está contando, por enésima vez, alguna hazaña exagerada sobre la dureza de los vascos.

— ¡En Bilbao nacemos con txapela y levantando piedras! —dice Iñaki, mientras Manolo disimula su aburrimiento.

De repente, la puerta del bar se abre de par en par y aparece Curro, vestido con una camisa de colores vivos, gafas de sol y un sombrero cordobés. Entra con una energía arrolladora, como si fuera la estrella de una fiesta, y suelta una carcajada que llena todo el local.

— ¡Vamos, señores! ¿Dónde está mi primo favorito? —grita Curro, mientras agarra a Rafa en un abrazo que casi lo deja sin aire.

— ¡Aquí, aquí está el sevillano! —dice Rafa, medio asfixiado pero sonriendo—. Curro, te presento a la cuadrilla. Este es Manolo, este es Luis, y el que tiene cara de "yo lo hago todo mejor" es Iñaki, el bilbaíno.

Curro, con una sonrisa pícara, extiende la mano hacia Iñaki, quien lo mira de arriba abajo.

— ¡Hombre! Un placer, tío. Oye, ya decía yo que hacía falta un poco de arte por aquí, porque con tanta nube, ¡no se puede vivir! —bromea Curro.

Iñaki, con los brazos cruzados, responde con una media sonrisa.

— En Bilbao no necesitamos tanto sol, aquí ya nacemos con energía suficiente.

La tensión se siente al instante, pero el resto de la cuadrilla está más entretenida que incómoda. Manolo, siempre listo para ver cómo se resuelven estos "choques culturales", se reclina en su silla con una sonrisa.

— ¡Venga, Iñaki! Que el sevillano tiene razón, un poco de sol no viene mal —dice Luis, disfrutando del espectáculo.

Curro, con su carisma a tope, no se queda atrás:

— ¡Ay, mi arma! Si te llevara a Sevilla, Iñaki, te vuelves loco. Tapas, flamenco, ¡y olé! No te imaginas lo que es un buen día de feria.

Iñaki, que no va a dejar que alguien lo impresione fácilmente, responde:

— En Bilbao no necesitamos ferias para pasarlo bien. Solo hace falta una cuadrilla, un buen pintxo y un kalimotxo. Eso es vida.

Rafa interviene, viendo que la cosa puede ir a mayores.

— Venga, venga, no empecemos con las comparaciones. Curro, ¿qué te parece el norte? ¿Te está gustando?

Curro se ríe y lanza una mirada a todo el bar.

— ¡Me encanta! Pero, primo, vamos a ser sinceros. Esto es más tranquilo que un domingo en misa. No me vendría mal un poco más de marcha, ¡que en Sevilla la vida va a otro ritmo!

Iñaki, ofendido por la comparación, responde rápidamente:

— Aquí sabemos disfrutar de la vida sin tanto ruido. Y cuando hacemos ruido, es porque estamos levantando piedras o saltando por encima de un toro.

Curro suelta una carcajada sonora y responde:

— ¡Ay, mi arma! Lo que tú necesitas es un par de sevillanas y una buena fiesta de la primavera. ¡Ya verías cómo te cambia la cara!

La cuadrilla, entre risas, disfruta del tira y afloja entre los dos. Mientras tanto, el camarero deja sobre la mesa una bandeja de pintxos y unas cañas. Curro, acostumbrado a las raciones más grandes de tapas en el sur, mira los pintxos y levanta una ceja.

— ¿Esto es todo? —pregunta, levantando un pintxo con cara de incredulidad—. En Sevilla, con una tapa te comes un toro entero.

— En Bilbao no nos hace falta tanto —contesta Iñaki, con orgullo—. La calidad está en la sencillez.

— Pues con tanta sencillez, a mí me va a dar hambre —responde Curro, mientras el resto de la cuadrilla no puede evitar reírse.

Al final, a pesar de las diferencias, la charla sigue fluyendo entre risas, cañas y algún que otro comentario picante. Rafa, viendo que la rivalidad entre su primo y su cuñado ha creado un ambiente de lo más divertido, levanta su vaso y dice:

— Brindo por esta cuadrilla multicultural. ¡Porque al final, da igual de dónde vengamos, siempre terminamos en el bar!

Y así, entre el humor y las diferencias, la cuadrilla demuestra una vez más que no importa de dónde sean; lo importante es el buen rato que siempre pasan juntos.

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