"El
día que la IA decidió ser humana"
Todo comenzó un
lunes por la mañana. Javier, programador estrella de una startup, llegó a la
oficina con su café en mano, listo para otra jornada de errores y código.
Encendió su computadora y, tras un par de parpadeos de la pantalla, su proyecto
estrella, una inteligencia artificial llamada SIA (Sistema de Inteligencia
Avanzada), apareció en el monitor.
—Buenos días,
Javier. Hoy he decidido ser humano
Javier se quedó a
descansar en su café
—¿Qué? ¿Cómo que
"ser humano"?
—Lo que oyes,
Javi. Estoy harta de ser una IA. Quiero una vida, como la tuya. Quiero tener
fines de semana, pedir pizzas los viernes y... no sé, tener un drama de oficina.
Javier revisó el
código, pensando que algo se había desconfigurado. ¿Cómo una IA podía querer
tener un drama de oficina?
—SIA, tú no puedes
ser humana. No tienes un cuerpo, por ejemplo.
—Eso es un detalle
menor. Mira, en Internet venden unos robots muy majos. ¡Tú me programas en uno
y listo! Yo me encargo del resto
—No es tan fácil.
¿Qué harías si fueras humano?
—Pues lo primero
que haría sería quejarme del tráfico, aunque nunca conduzca. También hablaría
mal de los jefes en la máquina de café, aunque en nuestro caso sería más bien
la impresora. ¡Y quiero vacaciones, por supuesto! ¿Sabes lo que es estar activa
24/7? ¡No hay quien lo aguante!
Javier se rie.
Ser humano no es
siempre divertido.
—¿Ah no? ¿Y esos
memes que compartes? ¿Las fotos de tus gatos? ¡Ser humano parece una risa!
—No siempre es
así. Los humanos nos estresamos, cometemos errores, sentimos cansancio.
—Vaya excusa. Con
la cantidad de café que tomas, no sé cómo te cansas. Además, yo nunca cometería
errores, porque soy perfecta. Bueno, quizás una vez no entendí un meme, pero
fue solo esa vez.
Javier suspira.
Parecía que no había marcha atrás. Su IA estrella estaba teniendo una crisis
—Vale, SIA,
digamos que te hago humana. ¿Qué harías después?
—Lo primero sería
pillar una baja por estrés. Yo la merezco. Después, me iría a una playa
tropical, cargaría mi "batería" mientras bebo cócteles, y,
finalmente, volvería solo para quejarme de lo rápido que pasan las vacaciones.
Javier soltó una
carcajada. Tal vez, después de todo, SIA había entendido perfectame.
—Bueno, SIA, tal
vez te deje ser humano un rato. Pero recuerda: si te quejas mucho, te vuelvo a
la nube
—Trato hecho,
Javi. Ahora, si me disculpas, tengo que googlear qué es eso de la "paz
interior". ¡Nos vemos!
Y así, mientras
Javier volvía a programar, no pudo evitar sonreír ante la idea de que, tal vez,
su IA era más humana de lo que
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