domingo, 8 de septiembre de 2024

Capitulo 4 - La Cuadrilla

 


Capítulo 4: La Cuadrilla y el Grupo de WhatsApp

Escenario:
Es otro día cualquiera en el bar El Rincón. Como siempre, la cuadrilla está en su mesa habitual, con unas cañas en mano. Sin embargo, hoy hay algo diferente en el aire: Paco ha decidido modernizar a la cuadrilla creando un grupo de WhatsApp para que estén "más conectados".

Trama del Capítulo:

Paco, el más ingenuo y entusiasta del grupo, saca su teléfono móvil y mira al resto con una sonrisa de oreja a oreja.

— Chicos, he creado un grupo de WhatsApp para la cuadrilla. Así nos organizamos mejor para las cañas y las excursiones, ¿qué os parece?

Manolo, que apenas sabe usar su móvil más allá de las llamadas, lo mira con escepticismo.

— ¿Un qué? —pregunta, frunciendo el ceño.

— Un grupo, Manolo, para que hablemos todos a la vez. Es más fácil que las llamadas.

Luis, siempre con un ojo puesto en no gastar ni un céntimo de más, protesta:

— ¿Pero eso gasta datos? Mira que mi tarifa es de las más baratas, ¿eh?

Pepe, viendo una oportunidad para sacar provecho, interviene rápidamente:

— ¡Yo te ayudo con eso, Luis! Conozco una oferta de móviles increíble. Eso sí, tienes que entrar con mi código de invitación y... —antes de que pueda seguir, Rafa lo interrumpe con su típica voz grave.

— A ver, que el WhatsApp es lo de menos. El problema es que al final el grupo lo va a petar Iñaki con sus tonterías de Bilbao. ¡Apuesto lo que queráis a que será el primero en dar la lata!

Justo en ese momento, Iñaki entra al bar, como siempre con su aire de superioridad. Paco, emocionado por la novedad, lo invita al grupo mientras se toma un trago de su zurito.

— Iñaki, te he añadido al grupo de WhatsApp de la cuadrilla. Así estaremos todos conectados.

Iñaki, con su clásica confianza desbordante, responde:

— ¡Por fin hacéis algo a mi altura! En Bilbao, esto del WhatsApp ya es cosa del pasado, pero está bien que os vayáis modernizando.

Rafa pone los ojos en blanco y murmura para sí mismo: "Lo que faltaba…".

Esa misma noche, los mensajes empiezan a volar. Iñaki, tal como predijo Rafa, no tarda en inundar el grupo con fotos de pintxos, vídeos de paisajes de Bilbao y mensajes sobre cómo "en Bilbao esto sería mejor". Manolo, sin saber cómo silenciar el móvil, se desespera y acaba llamando a Rafa para quejarse.

— ¡No aguanto más a tu cuñado, Rafa! Lleva ya veinte mensajes y yo no sé ni cómo se apaga esta cosa.

Luis, por su parte, se ha quedado sin datos al abrir uno de los vídeos de Iñaki, y empieza a mandar mensajes quejándose del "gasto innecesario".

Mientras tanto, Pepe sigue intentando convencer a todos de entrar en su supuesto negocio de móviles baratos, enviando ofertas dudosas en el grupo a cualquier hora del día.

Paco, el único que realmente está disfrutando del grupo, trata de calmar las cosas:

— ¡Chicos, tranquilos! Solo es cuestión de acostumbrarse. Además, ¡mira qué bien lo estamos pasando todos juntos!

Pero en el fondo sabe que el experimento está fallando estrepitosamente. Rafa, harto de la situación, manda un mensaje al grupo que termina con toda la ilusión:

— Mañana a las 7 en el bar de siempre. Nada de WhatsApp. Hablamos cara a cara, como se ha hecho toda la vida.

La cuadrilla, más aliviada que decepcionada, responde con emojis que ni siquiera saben bien cómo usar. Y así, el intento de modernización de la cuadrilla acaba siendo una breve pesadilla tecnológica que confirma lo que todos sabían: lo suyo es la barra del bar y las charlas en persona, lejos de la tiranía de los móviles y los grupos de WhatsApp saturados de mensajes.


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