miércoles, 26 de diciembre de 2018

No fuerces a tus hijos a compartir


No fuerces a tus hijos a compartir
Si eres padre o madre es posible que te hayas encontrado en la situación en la que tu hijo niegue el compartir con otro niño un juguete. También es probable que te hayas sentado al lado de tu hijo para que renuncie a ese juguete y se lo ceda al otro niño para que lo disfrute... Porque piensas que es lo correcto. Pero, ¿realmente eso es lo correcto?
¿Por qué hacemos esto? Uno de los principios de la educación infantil es enseñar a los niños a jugar bien juntos, lo que muchos padres creen que significa enseñar a sus hijos a compartir. Pero, ¿cuál es el objetivo de enseñar a nuestros niños a compartir? ¿Creemos que enseñar a nuestros hijos a compartir les ayudará a encajar con los demás de mejor forma? ¿Queremos capacitar a nuestros hijos para que se conviertan en personas generosas al satisfacer las necesidades de los demás? ¿O es porque queremos que otros adultos vean que estamos siguiendo normas sociales y que nos aseguremos de que no piensen que somos padres egoístas o negligentes?

os niños aprenden a satisfacer sus propias necesidades

Durante los primeros años de formación, los niños están aprendiendo cómo satisfacer sus propias necesidades. Los conceptos de compartir, prestar y pedir prestado son demasiado complejos para que los niños pequeños los entiendan. 
Los niños pequeños aún no han desarrollado empatía y no pueden ver las cosas desde la perspectiva de otro niño. Forzar a tu hijo a compartir no enseña las habilidades sociales que queremos que aprendan los niños pequeños; en cambio, puede enviar muchos mensajes que no queremos enseñar realmente, en realidad puede aumentar la frecuencia con la que nuestros niños pequeños tienen una rabieta.

Forzar a compartir enseña un mensaje equivocado

Si fuerzas a tu hijo a combatir le estarás enseñando que debe obedecer a quien le fuerce a hacer cosas que no quiere, un mensaje que puede generar peligros en el futuro. Un intercambio forzado en realidad enseña estas lecciones equivocadas:
  • Llorar en voz alta ayudará a un niño a obtener lo que quiere
  • Los padres son los que mandan sobre los hijos
  • Los niños siempre deben interrumpir lo que hacen solo por satisfacer los deseos de los demás
Estos no son los mensajes que deben interiorizar los niños, pero si le obligas a compartir, es lo que los niños asimilan en su interior.

Proporciona herramientas a tu hijo

Es necesario que no obligues a tus hijos a compartir, lo que se les deben enseñar son herramientas para manejar esas situaciones y es nuestro trabajo como padres proporcionar estas herramientas. El objetivo es que tu hijo se dé cuenta cuando otro niño quiera algo con lo que está jugando, y asegurarse de que el niño tenga un turno para tenerlo pero no el dárselo completamente. 
Cuando otro niño tenga un juguete que el tuyo quiere, esperamos que pueda controlar sus impulsos y no simplemente quitar el juguete al otro niño, es necesario en estos casos trabajar la paciencia. Tendrá que aprender a resolver las situaciones mediante el diálogo con un lenguaje apropiado.

Enseñar a los niños a pensar por sí mismos

Al enseñar a los niños a usar sus palabras, a defenderse a sí mismos y a trabajar con otros niños, les estamos enseñando habilidades importantes para la vida. Los niños no necesitan que se les diga cuándo se les acaba el tiempo y no necesitan compartir sus juguetes de inmediato con los demás. Si los adultos siempre están saltando o estableciendo límites, los niños pierden la capacidad de aprender de la experiencia. Los niños necesitan aprender a expresarse por sí mismos de una manera amable y respetuosa.

Fomentar la autorregulación

Los niños deben poder jugar libremente, sentirse satisfechos con su experiencia y luego poder dejar el juguete cuando hayan terminado, y no antes. Este método fomenta la autorregulación, la autodisciplina y la capacidad de saber cuándo uno se siente satisfecho, además de compartir sin que nadie les fuerce a hacerlo, algo que a la larga les vuelve más egoístas. También promueve la generosidad. Los niños disfrutan haciendo felices a otros niños, y cuando pueden hacerlo en su propio tiempo y no cuando son obligados, aprenden a ser amables y generosos.
Aprender a pedir los turnos, a esperar y a turnarse es una buena experiencia de aprendizaje. Cuando los niños no son obligados a compartir, el resultado final es que aprende paciencia, empatía y será capaz de controlar mejor las diferentes situaciones, sobre todo las que sean emocionalmente complejas a medida que crecen.

Sé su guía

En este sentido cuando tu hijo no quiera compartir un juguete, no le obligues a hacerlo. Lo ideal y necesario es que te sientes a su lado y le expliques qué son los turnos y para qué sirven. De esa manera sabrá que aunque preste un juguete nadie se lo va a arrebatar porque lo volverá a tener en su posesión cuando te toque su turno de nuevo.
En caso de que tu hijo invite a su casa a amigos a jugar y tenga algunos juguetes que no quiera compartir porque les tiene mucho aprecio, es mejor preguntarle qué juguetes quiere compartir y cuáles no. Cuando lo tenga decidido guardad los juguetes que prefiere no compartir y así no tendrá que pasar un mal rato innecesariamente. En ocasiones, los adultos tampoco queremos compartir todas nuestras posesiones y eso no nos hace malas personas.
También es fundamental no etiquetar a los niños como 'malos' por no compartir. Las etiquetas son muy negativas y solo refuerzan el comportamiento que se quiere evitar. En lugar de etiquetar a tu hijo, recuerda que lo que realmente necesita es que seas su guía y le enseñes qué es mejor.
Por supuesto, también tendrás que ser un buen ejemplo. Si hay una enseñanza realmente fuerte en la educación de los niños es la que se genera del propio ejemplo de los padres. No esperes que tu hijo comparta con los demás si tú no eres capaz de compartir tus tiempo o tus cosas con tus hijos o con cualquier otra persona. Tus hijos siempre estarán observando lo que haces o lo que dices.


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