General del ejército en
tiempo del emperador Licinio, martirizado en 319. En los primeros días del
cristianismo, ser miembro del ejército no era necesariamente algo positivo. Ser
un general se consideraba todavía menos positivo. Sin embargo, lo único que sabemos
de seguro sobre San Teodoro de Heraclea es que era un general del ejército
griego. Cuando fue decapitado por el emperador Licinio a causa de su fe.
El testimonio de San Teodoro demuestra que
ninguna ocupación digna es una barrera a la santidad. Una añagaza, claro está,
y el santo, una vez en poder de los dioses, hechos de oro y plata, los hizo
pedazos que repartió entre los pobres con gran cólera de Licinio. Nuestro
capitán no hace ascos al valor material de las imágenes nefandas, y
desacralizadas, reducidas a simples cachos de metal precioso, emplea estos
restos en obras de caridad.
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