domingo, 12 de febrero de 2017

Un exterminio más







6.000 niños aborígenes murieron en escuelas residenciales de Canadá...



"Al menos 6.000 niños aborígenes murieron mientras estaban internados en el sistema de escuelas residenciales de Canadá", señaló el presidente de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación de Canadá, Murray Sinclair, a la cadena canadiense CBC .


La mayoría de los niños murieron a causa de la desnutrición o enfermedades. Varios niños que asistieron a las escuelas en los años 1940 y 1950 fueron incluso sometidos a experimentos científicos durante los cuales fueron privados de nutrientes esenciales y de cuidado dental.
El informe sacó a la luz casos de abuso físico, violaciones, malnutrición y otras atrocidades sufridas por la mayoría de los 150.000 niños que asistieron a dichas escuelas --que estaban por lo general a cargo de iglesias cristianas de Ottawa-- desde la década de 1840 a los años noventa del siglo pasado.
"(Los niños) fueron arrancados de los brazos de sus padres", afirmó la Comisión. "Después, fueron arrojados a un lugar extraño y aterrador, en el que sus padres y su cultura serían degradados y oprimidos", aseguró fuentes de la Comisión.
Niños de tan sólo cinco años de edad eran arrebatados a sus familias y se les enviaba lejos de las zonas donde habían estado asentados desde hacía generaciones. Considerados como paganos y salvajes por los que idearon el sistema, los niños eran castigados cuando hablaban en su propia lengua y se les obligaba de forma frecuente a aceptar la fe cristiana.
 El legado de este sistema de internados todavía persiste en muchos de los aborígenes de Canadá, incluidos indios, inuit y metis, donde varias generaciones luchan por recuperarse de las separaciones familiares y de los abusos perpetrados por el Estado.

El informe de la Comisión va más allá y especifica que el objetivo no era simplemente cultural, sino sobre todo económico. Si se conseguía acabar con las culturas indígenas, el Gobierno canadiense tendría acceso libre a las tierras y recursos de estos pueblos, al mismo tiempo que dejaría de tener cualquier tipo de obligación desde un punto de vista económico o de reconocimiento de los derechos indígenas.


Pamela Palmater, abogada y activista de Mi’kmaq, considera que los internados indígenas canadienses no supusieron solamente un genocidio cultural, sino un genocidio en todos sus sentidos. Palmater añade que no se buscaba, únicamente, la eliminación de las culturas indígenas, sino acabar con los indios para ocupar sus tierras y establecerse a lo largo del territorio.











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