domingo, 22 de septiembre de 2024

"La sombra en la azotea"

 

"La Sombra en la Azotea"

En el corazón de la ciudad, entre los altos edificios de cristal y concreto, hay un rascacielos que pocos conocen. Aunque su estructura imponente se alza junto a las más modernas construcciones, su fachada gris y sucia lo hace parecer olvidado por el tiempo. Solo algunos ancianos recuerdan que allí, hace décadas, ocurrió algo oscuro, pero casi nadie habla de ello.

Lucía trabajaba como periodista en una revista local. Siempre había tenido interés por las historias sin resolver, y una en particular la había obsesionado durante semanas: la desaparición de un grupo de obreros en los años 80 mientras trabajaban en ese rascacielos olvidado. Nadie supo nunca qué ocurrió con ellos. Las teorías variaban desde accidentes laborales ocultados hasta fenómenos inexplicables.

Una noche, decidida a investigar por su cuenta, Lucía entró al edificio. Había logrado convencer al guardia de seguridad de que solo tomaría algunas fotos para su artículo y estaría fuera en menos de una hora. El vestíbulo del edificio estaba cubierto de polvo, como si nadie hubiera pasado por allí en años. Las luces parpadeaban, y el silencio era pesado, solo roto por el eco de sus pasos.

Subió hasta el último piso en el antiguo ascensor, que chirriaba en cada planta. El aire en el piso superior era más frío, y una sensación de incomodidad se apoderó de ella. Frente a la puerta que llevaba a la azotea, encontró una marca extraña en el suelo, como si alguien hubiera arrastrado algo pesado. La puerta estaba entreabierta.

Salió a la azotea, esperando ver solo el paisaje nocturno de la ciudad, pero la vista estaba nublada por una extraña niebla que no había visto desde la calle. Sentía que algo la observaba. Escuchó pasos suaves a sus espaldas, pero cuando se giró, no había nadie.

El viento soplaba fuerte, y de repente, una sombra cruzó veloz a su lado. La vio apenas de reojo, una figura alta y encorvada que desapareció en las esquinas más oscuras. Lucía intentó racionalizarlo, quizás solo era un efecto de la luz, pero cuando la sombra apareció nuevamente, más cerca, comenzó a dudar.

Aterrada, decidió regresar al ascensor, pero las puertas no respondían. En su desesperación, corrió hacia las escaleras de emergencia. Bajó un par de pisos, pero algo la detuvo. Escuchó un ruido que venía de arriba, un susurro, como si alguien la llamara por su nombre.

Contra su instinto, levantó la mirada. En la oscuridad de las escaleras, la sombra la observaba desde lo alto, sus ojos brillaban con un resplandor siniestro. Lucía sintió el frío recorrerle la espina dorsal, y comprendió que no estaba sola. Ese edificio no estaba vacío.

Corrió sin detenerse hasta llegar al vestíbulo. Al salir, vio que el guardia ya no estaba en su puesto. La ciudad seguía su ritmo normal, las luces brillaban, los autos pasaban... Pero Lucía sabía que algo la había seguido. Desde la ventana del taxi que la recogió, miró hacia atrás y juró ver la silueta de la sombra en la azotea, observándola, esperando.

Desde esa noche, no volvió a investigar sobre el rascacielos. Y cada vez que caminaba por las calles de la ciudad, sentía que esa sombra la vigilaba desde lo alto de algún edificio, como si supiera que tarde o temprano volvería por ella.


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