En medio de una
noche caótica en el Hospital General, el Dr. Ramírez caminaba como alma en
pena. El turno de urgencias de los viernes siempre era una montaña rusa:
accidentes domésticos, resbalones en la ducha, y una que otra pelea de bar.
—¡Doctor, tenemos
una emergencia! —gritó la enfermera Lucía desde el otro lado del pasillo.
Ramírez, con
ojeras hasta el suelo, corrió hacia la sala de emergencias. Al entrar, vio a un
hombre de mediana edad sentado en una camilla, completamente cubierto de
purpurina, con un disfraz de unicornio arrugado y una expresión de vergüenza
absoluta.
—¿Qué ha pasado
aquí? —preguntó el doctor, intentando no reírse.
—Estábamos en una
despedida de soltero —comenzó a explicar el paciente, rascándose la cabeza—.
Todo iba bien hasta que intenté saltar por la ventana para hacer una entrada
épica en la piscina... pero me quedé atascado en la persiana.
Ramírez alzó una
ceja.
—Ajá... ¿Y la
purpurina?
El hombre suspiró,
con resignación.
—Caí sobre el
carro de los postres... que, al parecer, estaba decorado para una fiesta de
unicornios. No fue mi mejor momento.
Ramírez asintió,
esforzándose por mantener la compostura.
—Bueno, parece que
solo tienes un esguince y tal vez... un poco de dignidad herida.
En ese momento,
otro grito resonó por los pasillos.
—¡Ayuda, por
favor! —Un hombre entró corriendo, sujetando una pecera. Dentro, un pez dorado
nadaba frenéticamente—. ¡Mi pez se tragó el anillo de compromiso de mi novia!
¡Tiene que salvarlo!
Ramírez se llevó
las manos a la cara, sin poder creer lo que estaba sucediendo.
—Lucía —dijo,
volviéndose hacia la enfermera—, ¿te acuerdas de cuándo queríamos estudiar otra
carrera? Hoy podría ser ese día.
Lucía solo sonrió,
acostumbrada ya al caos de las urgencias, mientras el pez seguía dando vueltas,
ajeno a la catástrofe amorosa que había desatado.
Y así, una noche
más en el Hospital General.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Por favor, todo comentario o escrito CONSTRUCTIVO, espero entre todos no avergonzarnos de ponernos al nivel de los que no queremos.
Gracias