Estados
Unidos es la indiscutible superpotencia
militar del planeta. Gasta en Defensa tres veces más que China
y siete veces más que Rusia. Su presupuesto, que ronda actualmente los 600.000
millones de dólares anuales (unos 570.000 millones de euros), supera al gasto combinado de los siete
países que le siguen en la lista, según el Stockholm International Peace
Research Institute. Pero ese músculo militar es insuficiente a ojos de
Donald Trump. Su Administración ha anunciado que pedirá al Congreso una partida adicional de 54.000 millones de
dólares en Defensa para el año fiscal que comienza en octubre, lo que supondría
un aumento del 9% en
los fondos destinados al Pentágono. “Ya
es hora de que EEUU vuelva a ganar guerras”, ha dicho esta
mañana el presidente.
Esas
cifras salen del borrador
presupuestario que maneja la Casa Blanca y que debería
presentarse a mediados de marzo. “Este será un presupuesto de seguridad pública
y seguridad nacional”, ha dicho Trump tras reunirse con los gobernadores
estatales. “Incluirá un incremento
histórico en Defensa para reconstruir el menguante Ejército de
EEUU en el momento en que más lo necesitamos”. Ese fue una de las promesas más
repetidas de su campaña, en la que el magnate abrazó la estrategia de Reagan, “paz a través de la fuerza”,
un concepto que implica expandir de forma masiva las capacidades y el arsenal
del Pentágono para que sirva de disuasión de los adversarios de EEUU.
"NADIE SE VA A METER CON
NOSOTROS"
Entre otras cosas, Trump ha declarado que pretende modernizar el arsenal nuclear de su país, una
empresa que puso en marcha Barack Obama, y ha mostrado su escepticismo sobre
tratados de reducción de armas atómicas como el New Start, firmado con Rusia
poco antes del final de la guerra fría. Pero sus intenciones van mucho más
allá. “Vamos a mejorar sustancialmente todo nuestro Ejército, todas nuestras
capacidades ofensivas y defensivas. Será más grande, mejor y más fuerte que nunca”,
dijo el pasado viernes ante la Conferencia de Acción Política Conservadora.
“Espero que no tengamos que utilizarlo, pero nadie se va a meter con
nosotros”.
Sus planes en política exterior siguen siendo difusos. Por un lado, Trump
ha renegado del intervencionismo de la era Bush y las ínfulas imperiales
que marcaron aquellos años. No quiere que Washington ejerza de gendarme
mundial y, en consonancia con la política de Obama y con su eslogan de “América,
primero”, ha prometido que no dedicará recursos a apuntalar estados
fallidos o a hacer construcción nacional en el extranjero. Pero al mismo tiempo
pretende “erradicar” al llamado Estado Islámico, una empresa que
exigiría una implicación militar muy superior a la actual y que podría dar pie
a que su país, que bombardea regularmente Irak y Siria, vuelva a enfangarse en
Oriente Próximo.
“Nosotros ya no ganamos nunca y no luchamos para ganar”, ha dicho Trump
esta mañana tras criticar los billones de dólares que su país ha gastado en las
guerras de Oriente Próximo de las dos últimas décadas. A partir de ahora, el
planteamiento será otro, según sus propias palabras: Washington luchará para
ganar o simplemente no combatirá. “Vamos a empezar a ganar guerras otra
vez”.
No es mala idea invertir en armamento tal y como está el mundo. Cuanto más fuerte seas, mejor y más con las ideas de cambio que tiene para el país. No podemos estar expuestos a la potencia de un par de paises y acatar lo que ellos digan.
ResponderEliminarPor cierto, lo de ganar guerras, creo que es una licencia literaria, quiere decir ganar guerras y batallas de palabra y tratados, no habla de muertos y sangre.
Estoy de acuerdo contigo.
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