'Granjas de bebés' en
Malasia: "Los mestizos son más caros porque son los más guapos"
Si alguien quiere comprar un bebé en Malasia hoy,
basta con una simple búsqueda en grupos de Facebook. En ellos,
los traficantes de personas exponen, como si de un catálogo se tratara, a
madres embarazadas para encontrar a familias compradoras. “No es algo que veas
todos los días, pero si compartes en Facebook que quieres un bebé, vas a tener
a gente contactándote muy rápido”, explica Ananti Raj,
directora de operaciones de la ONG por los derechos de la infancia Yayasan Chow Kit.
Los precios varían en función del tono de piel y
la raza de la madre y el género del bebé que esperan: “Los niños
cuestan más dinero que las niñas”, explica Aegile Fernandez,
codirectora de la ONG por los derechos de las mujeres Tenaganita. “Actualmente, la mayor demanda es de bebés
racialmente mixtos porque se consideran más guapos y porque al haber muchos
matrimonios mixtos en Malasia, los pueden hacer pasar como sus hijos
biológicos”.
“Tradicionalmente, ha existido la costumbre de
que madres que no podían hacerse cargo de sus hijos, los dieran a otra
familia por algo de dinero. Ahora se ha convertido en una industria
muy lucrativa, los traficantes han visto esta demanda de bebés y la han
aprovechado”, cuenta Fernandez. Las familias compradoras llegan a pagar
hasta 7.000 euros por bebé, a lo que hay que sumar los gastos médicos
del parto (unos 500 euros) y la falsificación del certificado de nacimiento
(unos 1.400 euros).
¿Cómo llegan estas mujeres embarazadas a estar
expuestas de esta manera? La mayoría proceden de países vecinos como
Indonesia, Vietnam o Myanmar. Los traficantes las llevan a Malasia con
la promesa de un empleo, pero en su lugar son violadas y retenidas junto con
otras mujeres embarazadas en casas aisladas, las llamadas 'granjas de bebés'.
“Hay muchas en el Estado de Sarawak que hace frontera con la provincia
indonesia de Kelimantan oriental. Las mujeres son violadas hasta que se
quedan embarazadas y si consideran que alguna es guapa y está en buen
estado de salud, la retienen para que tenga más hijos”, relata Aegile.
Así, cuando una familia no quiere pasar por el
largo e incierto proceso de adopción legal, puede contactar con uno de
estos “agentes” por redes sociales y visitar las 'granjas' para elegir
el bebé deseado en función del aspecto físico de la madre. Los compradores no
son sometidos a ningún tipo de verificación de antecedentes, por lo que los
menores están expuestos a todo tipo de abusos una vez vendidos. “Muchos se
quedan sin comprador por el tono oscuro de su piel y son llevados a
Tailandia para mendigar y ser explotados sexualmente”, relata Ananti.
Redes de corrupción
Este lucrativo negocio es posible gracias a una red
de agentes, médicos en clínicas privadas y funcionarios corruptos. “Los
agentes son muy rápidos en lo que hacen y actúan de intermediarios entre las
parejas y los hospitales”, cuenta Raj. Muchos de estos médicos tienen el título
de Dato, distinción entregada por miembros de la familia real, lo que les hace
prácticamente intocables por sus numerosas conexiones. Pasado el parto,
“utilizan sus contactos de funcionarios corruptos -no digo que todos lo sean-
en el registro nacional para falsificar el certificado de nacimiento con los
nombres de los padres adoptivos”. Así, el bebé queda registrado como hijo
biológico de la familia compradora y no queda rastro del proceso.
Hace un año y medio, Al Jazeera realizó un documental sobre la industria de la venta de bebés en el
país. Tras su emisión, dos médicos y una agente que aseguraba tener a 78
mujeres embarazadas disponibles fueron detenidos. “Fue solo una operación
encubierta, pero esto sigue sucediendo en Kuala Lumpur, Penang, Johor… Hay que
tener en cuenta que estas mujeres no tienen papeles, aunque quisieran
denunciar, tienen miedo a ser arrestadas por las autoridades”, cuenta
Fernandez.
Malasia ha ratificado tan sólo tres de los nueve
principales instrumentos internacionales por los derechos humanos y uno de
ellos es la Convención sobre los Derechos del Niño. “Puedes firmar la
Convención, pero a causa de la corrupción y de lo débil que es el sistema, las
leyes no se están aplicando correctamente”, denuncia Aegile. “En los últimos
dos o tres años, el control se ha vuelto más estricto, pero la venta de
bebés sigue sucediendo”. La respuesta del gobierno ante esta situación está
siendo agilizar los trámites de adopción legal en el país, acortando el tiempo
de espera, reduciendo las entrevistas y aumentando el tiempo de revisión de las
familias una vez que ya han adoptado.
Atraídos por este negocio, los prostíbulos están pasando a convertirse también en granjas de bebés.
Cada vez más trabajadoras sexuales -también víctimas de trata de países
asiáticos- están siendo obligadas a quedarse embarazadas para beneficio de los
dueños de los prostíbulos. “Antes, había que evitar el embarazo a toda costa
para satisfacer a los clientes y sin embargo ahora animan a las mujeres a tener
bebés porque el beneficio económico es
mucho mayor”, explica Ananti Raj. Incluso, una posibilidad que
dan a los potenciales compradores es elegir una trabajadora sexual para dejarla
embarazada personalmente. “Ganan el triple de dinero porque, por un lado, hay
clientes que pagan más por tener relaciones sexuales con una mujer embarazada y
por otra, una vez que dan a luz pueden vender el bebé fácilmente. Es una industria
en auge”.
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