sábado, 25 de mayo de 2019

Menus diferentes a los que comen nuestros Politicos



Alberto Chicote destapa las vergüenzas del Ejército

Terrible ver las imágenes enviadas por los militares de la comida que se les sirve en los cuarteles. Ni a tu peor enemigo le darías un 'rancho' como el que comen nuestros soldados

"Hay desmayos por falta de nutrientes"; "hay incidencias graves"; "nos pueden suspender de empleo y sueldo"; "tienen miedo"; "ponen en peligro nuestra salud"; "la comida del cuartel es incomible"... Como éstas decenas de declaraciones de militares españoles que anoche en el programa de Chicote¿Te lo vas a comer? ponían los pelos de punta. Sí, las vergüenzas del Ejército destapadas por el chef, que desveló de la mano de militares que preferían mantenerse en el anonimato por miedo, la pésima y lamentable alimentación del Ejército español.

Terrible ver las imágenes enviadas por estos militares de la comida que se les sirve en los cuarteles. Ni a tu peor enemigo le darías un 'rancho' como el que comen nuestros soldados. Tortilla de patata con moho, macarrones con agua "para que parezca que hay más cantidad", pescado incomible, fritanga, cucarachas en el pollo, lácteos caducados, fruta podrida... y no sigo porque se me revuelve el estómago y lo que no es el estómago.

Y lo peor, si se les ocurre quejarse, si les ocurre denunciarlo a cara descubierta, si se les ocurre por un casual hacer público tal bochorno se consideraría una "deslealtad a la bandera" y las represalias acabarían con sus carreras. Vergüenza, vergüenza y vergüenza.

Comenzaba el programa con un Chicote sentado en un parque leyendo la denuncia de un militar que, obviamente, prefirió mantenerse oculto. El soldado escribió una carta al chef en el que después de 10 años de servicio prefería mantenerse en el anonimato "porque tendría graves consecuencias si se supiera quién escribe este mail".

Suena aterrador, pero más aterrador es cuando comienza a relatar la alimentación que se les brinda en los cuarteles: "Nos dan en la mayoría de los casos lo que en otros sitios no querrían o no se pondría vender en ningún sitio (...) Carne llena de grasa e incomible, pescado de aspecto y sabor asqueroso, fruta de muy pequeño tamaño, e incluso, alguna vez bollería y lácteos caducados".

Suena espeluznante, pero más espeluznante era ver a la vez que se escuchaba su relato las imágenes de dichos platos. ¿En serio?, ¿a esto se ha llegado?, ¿a dar alimentos que nadie se comería?, ¿a pasar miedo por denunciar una situación que pone en peligro su salud?, ¿a tener que recurrir a una red social, Telegram, para hacer visible la bazofia -no tiene otro nombre- que se sirve en los cuarteles?, ¿a ni siquiera saber identificar lo que hay en el plato? Pues sí, a eso se ha llegado en el Ejército español, al parecer por la externalización de las cocinas de los cuarteles -antiguamente eran los propios soldados los que se encargaban de las cocinas-. Es decir, a la privatización de dicho servicio y, por tanto, a que unos se llenen las sacas a costa de la salud de los soldados.

"Me he enterado que muchos militares han encontrado en las Redes Sociales la manera de quejarse y mostrarle a otros cuáles son los problemas que tienen, entre ellos el de la alimentación. Hay un grupo en Telegram que se llama Ciudadanos de Uniforme en el que diferentes soldados van colgando imágenes de muchas cosas, entre ellas de comida. Por ejemplo, la cena de Nochebuena en algunos cuarteles. Es una sopa o crema de algo y unos trozos de carne con una patata a la mitad que tiene una pinta 'fuera de serie'. Unos espárragos aplastados que tiene pinta de haber estado unos encima de otros y se ve perfectamente la marca y un poco de lechuga. Soy incapaz de reconocer esto, y algo que parece que es pescado porque lleva una chirla. Y esto es una especie de pudin. Y dicen: 'nos siguen llegando imágenes de lo que fue la Nochebuena en algunos cuarteles. Vergonzoso'. 'Lamentable cena de Nochebuena en el acuartelamiento Capitán Sevillano'. Pues sí. Un espárrago, lo centro no sé qué es, y esto, alguien podría decir que lo que fue una salsa. Es

tela", y esto sólo una pequeña parte de lo que Chicote llegó a ver. Incluso cenas en campos de maniobras en los que ni siquiera se les dio agua. Es que ya no hablamos siquiera de comida, hablamos de agua.

Pero puede ser peor, mucho peor. Un militar, de nuevo en el anonimato, le muestra a Chicote las imágenes que reciben cuando se encuentran de maniobras. Relatarlo es hasta indignante. El soldado cuenta que la unidad militar en la que se encuentra sale mañana de maniobras. Si la hora de la comida les pilla de traslado desde la ciudad en la que se encuentra su cuartel hasta donde se van a realizar las maniobras les dan una bolsa de comida.

Es lo que en el Ejército se conoce como ración en frío. El soldado le muestra a Chicote de qué está compuesta dicha ración y con sólo verlo en fotos ya se te cae el alma a los pies. Dos bollitos de pan, un paquete de salchichón, un batido de chocolate y un zumo. En otra se ve un refresco de cola, un trozo de chorizo, un trozo de chóped y una naranja.

"Lo peor de todo es que algunas veces, y ahí no se ve la fecha, nos lo dan caducado. Y nos lo tenemos que comer porque no tenemos otra cosa", denuncia el soldado. Para el que no esté muy puesto en cómo funciona el Ejército, las maniobras militares son ejercicios militares en los cuales se practican operativos que se necesitarán en caso de que haya guerra. "Una simulación de un escenario de batalla", explica el chef. Esfuerzo, tensión, ejercicio... y durante 24 horas días. Es decir, el gasto energético que se realiza durante dichas maniobras es el suficiente como para que la alimentación no sólo fuera buena sino que también estuviera pensada por nutricionistas que establezcan las calorías necesarias para llevarlos a cabo y no sufrir desmayos.

Como esto no existe, los desmayos acaban ocurriendo sin que a nadie le importe. "Nos dan muchas veces una bolsita de plástico, aquí tienes, y ahí va un trozo de pan duro, un poquito de fiambre, una pieza de fruta a ver en qué estado está y poco más. Hay desmayos, le faltan nutrientes al cuerpo que le estamos dando y se nota mucho en nuestra fatiga, se nota mucho. Es oficio es vocacional y nosotros estamos orgullosos de llevar este uniforme, pero las penitencias que estamos pasando no tienen nada que ver". Orgullosos de llevar un uniforme que, además de lo que supone, también lleva consigo tener que soportar una alimentación pésima a la que a nadie parece importar.

Muchos podrían pensar que son las quejas de unos pocos, pero Chicote consigue hablar con muchos más, muchos que como otros compañeros no quieren que se les pueda reconocer de ninguna de las maneras. Denunciar un hecho en el Ejército les puede costar toda su carrera. Pero aun así es tal la situación alimenticia de los soldados españoles que, aunque ocultos, no pueden dejar de denunciarlo. El chef logra hablar con un militar, probablemente el testimonio más duro de todo el programa, al que le traslada la sorpresa que le está generando todo lo que se está encontrando en los cuarteles. "¿De verdad te sorprende?", le pregunta el militar. "Denunciar esto se puede considerar falta grave. "Se sanciona económicamente, suspensión de empleo y sueldo, etc. Queda en mi expediente reflejado "esa mancha", como dirían ellos", explica el soldado.

Sí, reclamar una cosa que está mal, una cosa que pone en peligro su salud, una cosa que ni siquiera debería existir es "una mancha". Este soldado lleva 18 años en el Ejército, media vida, y no duda a la hora de responder cuando Chicote le pregunta cómo se come en el cuartel, en las maniobras y en las misiones. "En el cuartel, por ejemplo, donde estoy ahora es incomible, incomible. La carne... las albóndigas de lata y el pollo asado... Del pollo asado te puedes aburrir, dos veces por semana seguro. Con patatas fritas, eso es lo hay. Y en mi unidad, debido al gasto energético, debes tener una dieta hipercalórica. Pero hipercalórica creo que lo han entendido mal. No se trata de fritanga y rebozados, eso no es hipocalórica. En mi cuartel, por ejemplo, no hay buffet de ensaladas y no hay ni dos platos de primero, ni dos platos de segundo a elegir. Hay lo que hay, un primero y un segundo. Pescado, por ejemplo, no te dicen que pescado es y tienes que adivinarlo. A mí me tocó una merluza que no estaba muy bien preparada, me quejé y me dijo 'macho, es que esto no es un restaurante', y es cuando dije 'se acabó, ya no como más aquí'".

Porque a eso llegan al final dada la situación muchos de los soldados pese a que la comida es un servicio que cubre el Ejército. La mayoría dada la comida incomible que se les sirve o bien se llevan la comida de casa o bien se van a la cantina donde por 6 euros se comen un plato combinado, "incluso me lo sirven, y con café".

¿Quién cocina en los cuarteles? Contratas, es decir, una empresa externa por la que el soldado paga alrededor de unos 2,50 euros, "lo que pasa que las contratas reciben una ayuda del Estado, cerca de 4 euros, entonces si sumas son 6,50 euros, y lo que nos dan no vale 6,50 euros". Todo esto lleva a que sólo entre un 5% y un 6% de los soldados coman en el cuartel. El resto, de su bolsillo, de su casa o de algún lugar en el que lo que coman al menos sea un poquito mejor que lo que les sirven.

Si algo ha demostrado el programa de Chicote es que no se queda sólo en las quejas. Chicote busca el origen del problema, busca a los responsables, les hace que den la cara y si hace falta les deja en evidencia, lo que suele ocurrir la mayoría de las veces. En el caso del Ejército no iba a ser menos. El chef solicitó una reunión con un Alto Mando militar responsable de la alimentación de los cuarteles. "No ha sido fácil", pero lo consigue. El coronel Manso recibe a Chicote donde le muestra el comedor y las cocinas de la Base Príncipe y donde le presenta al encargado de la adjudicataria que se encarga de dar de comer a los soldados que se encuentran en esa base.

Todo parece maravilloso, todo limpio, todo organizado, todo colocado y todo estupendo. Vamos, que tú lo ves así y no te crees ni por asomo que en cocinas así se pueda dar de comer la bazofia que los militares fotografían y denuncian. "¿Los menús que se sirven en el Ejército quién los diseña?", le pregunta Chicote. "La empresa adjudicataria que se lo pasa al responsable de la Base acorde con lo contratado", responde el coronel. Es decir, el Ejército se lava las manos porque es la contrata y es lo que han contratado.

Sin embargo, Chicote les saca las vergüenzas. Les muestra los menús de otros cuarteles donde ni se especifica el pescado, ni que llevan los platos, ni nada de nada. "¿Cómo alguien puede decir está OK si no sabe ni siquiera qué pescado es?", cuestiona el chef. "Eso, luego en la realidad del acuartelamiento sí se sabe", responde el coronel que añade que cada trimestre reciben un informe de los que comen, "y ahora mismo estamos saliendo sobre 5, en un 3,5". Es decir, que las quejas que ha visto y escuchado Chicote deben ser sólo de unos pocos. La misma historia de siempre.

Cada vez que Chicote se encuentra con los responsables de la alimentación que se denuncia las respuestas son las mismas. Balones fuera e informes que dicen todo lo contrario. Aquí hay alguien que miente, y desde luego las imágenes de la comida de los soldados, esas, sí que no engañan.

Lo mismo ocurre cuando el chef acude a la empresa Dulcinea Nutrición, adjudicataria encargada de la comida del cuartel de Camposanto en Cádiz, donde hace tiempo se encontraron gusanos en varios platos de fideua. Y, de nuevo, balones fuera. El encargado de esta empresa culpa al que les contrata, es decir, el Ejército de que son ellos los que eligen que se sirva un único plato, pese a que se cobra igual se sirva uno o se sirvan dos. Suena increíble, pero es tal cual. El cuartel lo niega y la contrata les culpa ellos, y los soldados siguen comiendo basura.

Ni siquiera con la polémica de los gusanos en la fideua, la contrata es capaz de entonar el mea culpa. El coronel Manso sí lo hace, pero la adjudicataria se limita a decirle a Chicote que los gusanos no llegaron a los comensales y que fue "algo puntual". Manda narices, que con gusanos en la comida, las cosas sigan igual.

Porque todo sigue igual, porque todos responsables y comensales reconocen la baja calidad nutricional de los alimentos, pero quien tiene que hacer algo no hace nada. Porque los soldados siguen alimentándose de comida que no se comería nadie o siguen trayéndose comida de su casa para poder alimentarse en condiciones. Porque siguen yendo de maniobras y se siguen desmayando porque no se les da de comer lo que se les debería dar. Porque es vergonzoso que en 2019 los militares coman peor que hace 25 años. Porque es demencial que hoy por hoy nadie se haga cargo y si lo denuncias encima te la juegues. Siempre hubo clases y siempre hubo quien se aprovechó de las necesidades de otros.

 

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