Alberto Chicote
destapa las vergüenzas del Ejército
Terrible ver las imágenes enviadas por los militares de la
comida que se les sirve en los cuarteles. Ni a tu peor enemigo le darías un
'rancho' como el que comen nuestros soldados
"Hay desmayos
por falta de nutrientes"; "hay incidencias graves"; "nos
pueden suspender de empleo y sueldo"; "tienen miedo"; "ponen
en peligro nuestra salud"; "la comida del cuartel es
incomible"... Como éstas decenas de declaraciones de militares españoles
que anoche en el programa de Chicote¿Te lo vas a comer?
ponían los pelos de punta. Sí, las vergüenzas del Ejército destapadas por el
chef, que desveló de la mano de militares que preferían mantenerse en el
anonimato por miedo, la pésima y lamentable alimentación del Ejército
español.
Terrible ver las
imágenes enviadas por estos militares de la comida que se les sirve en los
cuarteles. Ni a tu peor enemigo le darías un 'rancho' como el que comen
nuestros soldados. Tortilla de patata con moho, macarrones con
agua "para que parezca que hay más cantidad", pescado
incomible, fritanga, cucarachas en el pollo, lácteos
caducados, fruta podrida... y no sigo porque se me revuelve el
estómago y lo que no es el estómago.
Y lo peor, si se
les ocurre quejarse, si les ocurre denunciarlo a cara descubierta, si se les
ocurre por un casual hacer público tal bochorno se consideraría una
"deslealtad a la bandera" y las represalias acabarían con
sus carreras. Vergüenza, vergüenza y vergüenza.
Comenzaba
el programa con un Chicote sentado en un parque leyendo la denuncia de un
militar que, obviamente, prefirió mantenerse oculto. El soldado escribió una
carta al chef en el que después de 10 años de servicio prefería mantenerse en
el anonimato "porque tendría graves consecuencias si se supiera quién
escribe este mail".
Suena aterrador,
pero más aterrador es cuando comienza a relatar la alimentación que se les
brinda en los cuarteles: "Nos dan en la mayoría de los casos lo
que en otros sitios no querrían o no se pondría vender en ningún sitio
(...) Carne llena de grasa e incomible, pescado de aspecto y sabor asqueroso,
fruta de muy pequeño tamaño, e incluso, alguna vez bollería y lácteos
caducados".
Suena
espeluznante, pero más espeluznante era ver a la vez que se escuchaba su relato
las imágenes de dichos platos. ¿En serio?, ¿a esto se ha llegado?, ¿a dar
alimentos que nadie se comería?, ¿a pasar miedo por denunciar una situación que
pone en peligro su salud?, ¿a tener que recurrir a una red social, Telegram,
para hacer visible la bazofia -no tiene otro nombre- que se sirve en los
cuarteles?, ¿a ni siquiera saber identificar lo que hay en el plato?
Pues sí, a eso se ha llegado en el Ejército español, al parecer por la
externalización de las cocinas de los cuarteles -antiguamente eran los
propios soldados los que se encargaban de las cocinas-. Es decir, a la
privatización de dicho servicio y, por tanto, a que unos se llenen las
sacas a costa de la salud de los soldados.
"Me he enterado que muchos militares han
encontrado en las Redes Sociales la manera de quejarse y mostrarle a otros
cuáles son los problemas que tienen, entre ellos el de la alimentación. Hay un
grupo en Telegram que se llama Ciudadanos de
Uniforme en el que diferentes soldados van colgando imágenes de muchas
cosas, entre ellas de comida. Por ejemplo, la cena de Nochebuena en algunos
cuarteles. Es una sopa o crema de algo y unos trozos de
carne con una patata a la mitad que tiene una pinta 'fuera de serie'.
Unos espárragos aplastados que tiene pinta de haber estado unos encima de otros
y se ve perfectamente la marca y un poco de lechuga. Soy incapaz de reconocer
esto, y algo que parece que es pescado porque lleva una chirla. Y esto es una
especie de pudin. Y dicen: 'nos siguen llegando imágenes
de lo que fue la Nochebuena en algunos cuarteles. Vergonzoso'.
'Lamentable cena de Nochebuena en el acuartelamiento Capitán Sevillano'. Pues
sí. Un espárrago, lo centro no sé qué es, y esto, alguien podría decir que lo
que fue una salsa. Es
tela", y esto
sólo una pequeña parte de lo que Chicote llegó a ver. Incluso cenas en
campos de maniobras en los que ni siquiera se les dio agua. Es que ya
no hablamos siquiera de comida, hablamos de agua.
Pero puede ser
peor, mucho peor. Un militar, de nuevo en el anonimato, le muestra a Chicote
las imágenes que reciben cuando se encuentran de maniobras. Relatarlo
es hasta indignante. El soldado cuenta que la unidad militar en la que
se encuentra sale mañana de maniobras. Si la hora de la comida les pilla de
traslado desde la ciudad en la que se encuentra su cuartel hasta donde se van a
realizar las maniobras les dan una bolsa de comida.
Es lo
que en el Ejército se conoce como ración en frío. El soldado le muestra a
Chicote de qué está compuesta dicha ración y con sólo verlo en fotos ya se te
cae el alma a los pies. Dos bollitos de pan, un paquete de salchichón,
un batido de chocolate y un zumo. En otra se ve un refresco de cola,
un trozo de chorizo, un trozo de chóped y una naranja.
"Lo peor de
todo es que algunas veces, y ahí no se ve la fecha, nos lo dan caducado.
Y nos lo tenemos que comer porque no tenemos otra cosa", denuncia el
soldado. Para el que no esté muy puesto en cómo funciona el Ejército, las
maniobras militares son ejercicios militares en los cuales se practican
operativos que se necesitarán en caso de que haya guerra. "Una simulación
de un escenario de batalla", explica el chef. Esfuerzo, tensión,
ejercicio... y durante 24 horas días. Es decir, el gasto energético que se
realiza durante dichas maniobras es el suficiente como para que la alimentación
no sólo fuera buena sino que también estuviera pensada por nutricionistas que establezcan
las calorías necesarias para llevarlos a cabo y no sufrir desmayos.
Como esto no existe, los desmayos acaban
ocurriendo sin que a nadie le importe. "Nos dan muchas veces una bolsita
de plástico, aquí tienes, y ahí va un trozo de pan duro, un poquito de fiambre,
una pieza de fruta a ver en qué estado está y poco más. Hay desmayos, le
faltan nutrientes al cuerpo que le estamos dando y se nota mucho en nuestra
fatiga, se nota mucho. Es oficio es vocacional y nosotros estamos
orgullosos de llevar este uniforme, pero las penitencias que estamos pasando no
tienen nada que ver". Orgullosos de llevar un uniforme que, además de lo
que supone, también lleva consigo tener que soportar una alimentación pésima a
la que a nadie parece importar.
Muchos podrían pensar que son las quejas de unos
pocos, pero Chicote consigue hablar con muchos más, muchos que como otros
compañeros no quieren que se les pueda reconocer de ninguna de las maneras.
Denunciar un hecho en el Ejército les puede costar toda su carrera. Pero aun
así es tal la situación alimenticia de los soldados españoles que, aunque
ocultos, no pueden dejar de denunciarlo. El chef logra hablar con un militar,
probablemente el testimonio más duro de todo el programa, al que le traslada la
sorpresa que le está generando todo lo que se está encontrando en los
cuarteles. "¿De verdad te sorprende?", le pregunta el militar.
"Denunciar esto se puede considerar falta grave. "Se sanciona
económicamente, suspensión de empleo y sueldo, etc. Queda en mi expediente
reflejado "esa mancha", como dirían ellos", explica el
soldado.
Sí, reclamar una cosa que está mal, una cosa que pone
en peligro su salud, una cosa que ni siquiera debería existir es "una
mancha". Este soldado lleva 18 años en el Ejército, media vida, y no duda
a la hora de responder cuando Chicote le pregunta cómo se come en el cuartel,
en las maniobras y en las misiones. "En el cuartel, por ejemplo, donde
estoy ahora es incomible, incomible. La carne... las albóndigas de lata y el
pollo asado... Del pollo asado te puedes aburrir, dos veces por semana seguro.
Con patatas fritas, eso es lo hay. Y en mi unidad, debido al gasto
energético, debes tener una dieta hipercalórica. Pero hipercalórica creo
que lo han entendido mal. No se trata de fritanga y rebozados, eso no es
hipocalórica. En mi cuartel, por ejemplo, no hay buffet de ensaladas y no hay
ni dos platos de primero, ni dos platos de segundo a elegir. Hay lo que hay,
un primero y un segundo. Pescado, por ejemplo, no te dicen que pescado es y
tienes que adivinarlo. A mí me tocó una merluza que no estaba muy bien
preparada, me quejé y me dijo 'macho, es que esto no es un restaurante', y es
cuando dije 'se acabó, ya no como más aquí'".
Porque a eso llegan al final dada la situación muchos
de los soldados pese a que la comida es un servicio que cubre el Ejército. La
mayoría dada la comida incomible que se les sirve o bien se llevan la comida de
casa o bien se van a la cantina donde por 6 euros se comen un plato combinado,
"incluso me lo sirven, y con café".
¿Quién cocina en los cuarteles? Contratas, es decir,
una empresa externa por la que el soldado paga alrededor de unos 2,50 euros, "lo
que pasa que las contratas reciben una ayuda del Estado, cerca de 4 euros,
entonces si sumas son 6,50 euros, y lo que nos dan no vale 6,50 euros".
Todo esto lleva a que sólo entre un 5% y un 6% de los soldados coman en el
cuartel. El resto, de su bolsillo, de su casa o de algún lugar en el que lo que
coman al menos sea un poquito mejor que lo que les sirven.
Si algo ha demostrado el programa de Chicote es que no
se queda sólo en las quejas. Chicote busca el origen del problema, busca a los
responsables, les hace que den la cara y si hace falta les deja en evidencia,
lo que suele ocurrir la mayoría de las veces. En el caso del Ejército no iba a
ser menos. El chef solicitó una reunión con un Alto Mando militar responsable
de la alimentación de los cuarteles. "No ha sido fácil", pero
lo consigue. El coronel Manso recibe a Chicote donde le muestra el comedor y
las cocinas de la Base Príncipe y donde le presenta al encargado de la
adjudicataria que se encarga de dar de comer a los soldados que se encuentran
en esa base.
Todo parece maravilloso, todo limpio, todo organizado,
todo colocado y todo estupendo. Vamos, que tú lo ves así y no te crees ni por asomo
que en cocinas así se pueda dar de comer la bazofia que los militares
fotografían y denuncian. "¿Los menús que se sirven en el Ejército quién
los diseña?", le pregunta Chicote. "La empresa adjudicataria que
se lo pasa al responsable de la Base acorde con lo contratado",
responde el coronel. Es decir, el Ejército se lava las manos porque es la
contrata y es lo que han contratado.
Sin embargo, Chicote les saca las vergüenzas. Les
muestra los menús de otros cuarteles donde ni se especifica el pescado, ni que
llevan los platos, ni nada de nada. "¿Cómo alguien puede decir está OK si
no sabe ni siquiera qué pescado es?", cuestiona el chef. "Eso, luego
en la realidad del acuartelamiento sí se sabe", responde el coronel que
añade que cada trimestre reciben un informe de los que comen, "y ahora
mismo estamos saliendo sobre 5, en un 3,5". Es decir, que las quejas
que ha visto y escuchado Chicote deben ser sólo de unos pocos. La misma
historia de siempre.
Cada vez que Chicote se encuentra con los responsables
de la alimentación que se denuncia las respuestas son las mismas. Balones fuera
e informes que dicen todo lo contrario. Aquí hay alguien que miente, y
desde luego las imágenes de la comida de los soldados, esas, sí que no engañan.
Lo mismo ocurre cuando el chef acude a la empresa Dulcinea
Nutrición, adjudicataria encargada de la comida del cuartel de Camposanto en
Cádiz, donde hace tiempo se encontraron gusanos en varios platos de fideua. Y,
de nuevo, balones fuera. El encargado de esta empresa culpa al que les
contrata, es decir, el Ejército de que son ellos los que eligen que se
sirva un único plato, pese a que se cobra igual se sirva uno o se sirvan dos.
Suena increíble, pero es tal cual. El cuartel lo niega y la contrata les culpa
ellos, y los soldados siguen comiendo basura.
Ni siquiera con la polémica de los gusanos en la
fideua, la contrata es capaz de entonar el mea culpa. El coronel Manso sí
lo hace, pero la adjudicataria se limita a decirle a Chicote que los gusanos no
llegaron a los comensales y que fue "algo puntual". Manda narices,
que con gusanos en la comida, las cosas sigan igual.
Porque todo sigue igual, porque todos responsables y
comensales reconocen la baja calidad nutricional de los alimentos, pero quien
tiene que hacer algo no hace nada. Porque los soldados siguen alimentándose de
comida que no se comería nadie o siguen trayéndose comida de su casa para poder
alimentarse en condiciones. Porque siguen yendo de maniobras y se siguen
desmayando porque no se les da de comer lo que se les debería dar. Porque es
vergonzoso que en 2019 los militares coman peor que hace 25 años. Porque es
demencial que hoy por hoy nadie se haga cargo y si lo denuncias encima te la
juegues. Siempre hubo clases y siempre hubo quien se aprovechó de las
necesidades de otros.
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