¿Por qué desangraron a
Sor Inés? La policía sospecha que la degollaron para un ritual
Sor Inés nació en Burgos hace 77 años y sus padres la
bautizaron con el nombre del popular personaje de cuento. El domingo su cuerpo
apareció degollado en un bosque de Centroáfrica. Llevaba 23 años de misionera,
enseñando a coser a las mujeres. "Nunca me va a pasar nada porque mis
niñas me van a proteger", era su letanía cuando familia y monjas la
invitaban a regresar ya de África.
El ocultismo está asentado en República Centroafricana y se
acusa de brujería a ancianas —como la monja burgalesa—, cuya sangre es
codiciada por sus propiedades sobrenaturales
El pasado domingo,
la misionera española Blanca Nieves Sancho Lope —Sor Inés, como
se hacía llamar por su afiliación a la pequeña congregación francesa de las
Hijas de Jesús de Massac Seran— iba de regreso a su casa en la aldea de Nola,
en una zona de minas y diamantes en el extremo sureste de
República Centroafricana. Nadie la volvió a ver. Por la mañana, la religiosa
había acudido a la parroquia situada cerca de su vivienda,
donde a las dos de la tarde había ayudado a celebrar la misa del día.
Horas después,
sobre las cinco, un hombre que ejercía como “guardián” de la casa se percató de
la ausencia de la monja y llamó al comisario del pueblo para
avisar de lo sucedido. La noticia llegó así a los obispos en la zona
y a la misión Minusca, autorizada en 2014 por el Consejo de Seguridad de la ONU
para intentar evitar una guerra civil en el país, sin que ello se haya logrado
completamente. En estas circunstancias —que El Confidencial pudo reconstruir
gracias a testimonios de fuentes en el terreno—, ya siendo de noche, el cadáver
fue identificado en un descampado en el que había sido
abandonado a la intemperie. Nadie supo, en la inmediatez, relatar cómo se
produjo al salvaje asesinato de la mujer de 76 años, burgalesa
de nacimiento y también con nacionalidad francesa.
El cuerpo de Sor
Inés lo encontraron escondido entre la maleza, a poca
distancia de la casa en la que vivía en Nola. Otro detalle llamó de inmediato
la atención. A pesar de su violenta muerte —fue degollada, no
decapitada, como se aseguró en un primer momento—, en el lugar del
asesinato no había sangre en el suelo, “solo algunos rastros en su
cuerpo”, según han confirmado diversas fuentes a este medio. Este
detalle ha puesto sobre la mesa la posibilidad de que sus asesinos la
desangrasen a propósito.
¿Por qué? El
primer indicio llegó desde Bangui. El miércoles, a dos horas de camino del
lugar de los hechos, en la capital centroafricana, Fridolin Ngoulou,
director del medio digital 'RJDH', pidió que uno de sus redactores investigara
el asunto y contactó al magistrado encargado del caso, el fiscal de la
localidad de Berberati, Alexandre Mathurin Mokpem. Según esta
fuente, es posible que "los atacantes se hayan llevado la sangre de la
víctima porque no han quedado rastros en el suelo junto al cuerpo”.
“Este tipo de
prácticas se asemeja a aquellas empleadas a menudo en los crímenes
rituales en la región”, añadió el fiscal. “La noticia nos sorprendió,
pues sería la primera vez que atacan a una religiosa. Pero lo cierto es que ha
habido otros casos. El año pasado, por ejemplo, condenaron a unos asesinos a
quienes la policía sorprendió 'in fraganti’ actuando en la
zona”, explica Ngoulou a El Confidencial. La Minusca ya ha mandado a un equipo
a la zona para investigar los hechos, capitaneado por un militar francés.
Según otra fuente humanitaria con años de experiencia
en el país, se han registrado varios casos parecidos en la zona. Los atacantes
desangran a sus víctimas para utilizar el líquido vital en rituales. "El ocultismo
y la brujería están muy asentados en República Centroafricana y muchas
veces las personas a las que acusan de ser brujas son ancianas. Puede ser que a
esta mujer que tenía 76 años, si estaba en buena forma, como suele ser el caso
de las monjas, la mataran porque pensaran que tenía alguna fuerza especial.
Podrían haberse apoderado de su sangre para bebérsela o para algún sortilegio
con el objeto de apoderarse de su fuerza".
Moneda corriente
El obispo Juan José Aguirre, afincado en
República Centroafricana desde hace 40 años y uno de los poquísimos religiosos
españoles que hay en la zona, no descarta ninguna hipótesis, pero considera que
el hecho de que no hubiese rastro de sangre hace “ganar fuerza” a la
posibilidad de que Sor Inés haya sido víctima de personas que quisieron traficar
con su líquido vital para fines rituales o de brujería. “Desgraciadamente,
es algo corriente en la zona, sobre todo en la búsqueda de diamantes. Estos
rituales consisten en echar sangre 'pura' sobre montículos de grava extraída de
ríos, antes de hacerlos pasar por una mallas muy finas para ver si hay
diamantes allí”, dice Aguirre.
La revista «Forbes» elabora todos los años una lista con los lugares más felices del mundo. República Centroafricana siempre aparece en el último lugar. Desde hace muchos años se vive una guerra que enlaza con otra y con otra....
ResponderEliminarEn este ambiente bélico y hostil desarrollaba su labor pastoral esta la misionera asesinada. Su pasión cotidiana era atender a un grupo de jóvenes vulnerables victimas también de las guerras que asolan el país.
Una labor humanitaria llevada a cabo por ONGs y misioneros en favor de los más necesitados, que contrasta fuertemente con el olvido de la comunidad internacional ajena a los conflictos bélicos que asolan gran parte del continente africano.
Ahora sus restos mortales descansaran en tierras africanas, junto a aquellas gentes sencillas a las que dedico parte de su vida. Elevemos una plegaria a Dios por su eterno descanso.
Descanse en paz. Amén
Saludos:
Descanse en Paz!!!
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