La artemisinina es un
potente compuesto antipalúdico, que sirve para luchar contra la malaria,
producido naturalmente por el arbusto chino 'Artemisia annua'
La artemisinina es un potente compuesto
antipalúdico producido naturalmente por el arbusto chino ‘Artemisia annua’,
comúnmente conocido como ajenjo dulce. Actualmente, sin embargo, la baja
cantidad de artemisinina producida en las hojas de esta planta no satisface la
demanda global.
En un estudio publicado en la revista ‘Molecular
Plant’, investigadores en China informan de una secuencia de borrador del
genoma de alta calidad de ‘A. Annua’ y su uso de esta información junto con
datos de expresión genética para diseñar metabólicamente líneas de plantas
que producen altos niveles de artemisinina.
El anuncio se realiza coincidiendo prácticamente con
la celebración del Día Mundial de la Malaria, que se celebró el
pasado el 25 de abril. “Casi la mitad de la población mundial está en riesgo
de malaria –dice el autor principal del estudio, Kexuan Tang, de la
Universidad de Shanghai Jiao Tong, en China–. Nuestra estrategia para la producción
a gran escala de artemisinina satisfará la creciente demanda de este
compuesto medicinal y ayudará a abordar este problema de salud mundial”.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la
malaria afectó aproximadamente a 216 millones de personas en 91 países en 2016
y causó un estimado de 445.000 muertes en todo el mundo ese año solamente.
‘Plasmodium falciparum’ es el parásito de la malaria más frecuente en el
continente africano, y es responsable de la mayoría de las muertes relacionadas
con la malaria a nivel mundial.
El mejor tratamiento disponible para la malaria, en
particular para los casos causados por ‘P. Falciparum’, es la terapia de
combinación basada en la artemisinina. Además de su actividad antipalúdica,
se han notificado efectos terapéuticos de la artemisinina para el cáncer, la
tuberculosis y la diabetes. Sin embargo, el suministro de artemisinina es
limitado debido a que este compuesto medicinal típicamente constituye solo
0,1 por ciento-1 por ciento del peso seco de las hojas de ‘A. Annua’.
Mejorar la expresión genética de la
artemisinina
Para aprovechar al máximo el potencial terapéutico de
este compuesto, los investigadores han desarrollado estrategias de ingeniería
metabólica destinadas a mejorar la expresión de los genes de la ruta
biosintética de la artemisinina. Sin embargo, estos esfuerzos no generaron
líneas de ‘A. Annua’ que produjeron altos niveles de artemisinina,
principalmente porque se centraron en modificar la expresión génica solo aguas
arriba o aguas abajo de la ruta biosintética de la artemisinina.
Un obstáculo importante para las estrategias de ingeniería
metabólica ha sido la falta de secuencias genómicas de referencia y la
información limitada sobre los genes implicados en la regulación de la
biosíntesis de artemisinina. Para abordar este problema, Tang y sus
colaboradores generaron un ensamblaje en borrador de alta calidad del
genoma ‘A. Annua’ de 1.74 gigabases, que contiene 63.226 genes codificadores de
proteínas, uno de los números más grandes entre las especies de plantas
secuenciadas.
Costó varios años completar la secuencia del genoma
debido a su gran tamaño y alta complejidad. El estudio agrega una gran cantidad de información
sobre ‘Asteraceae’, una de las familias más grandes de plantas que consta de
más de 23.600 especies de hierbas, arbustos y árboles distribuidos en
todo el mundo, incluidos muchos con considerable importancia medicinal,
ornamental y económica.
“Un importante impedimento para la explotación de los
recursos de ‘Asteraceae’ en ciencias básicas y de reproducción ha sido la ausencia
de secuencias de genoma de referencia. Hasta la fecha, solo se han lanzado
los genomas de girasol y crisantemo”, dice Tang. “Los datos del genoma y
transcriptoma de ‘A. Annua’ que proporcionamos aquí serán un activo valioso
para la investigación biológica fundamental sobre la evolución de las plantas y
otros temas, así como los programas de mejoramiento aplicados”.
De particular importancia es que la secuencia del genoma
de ‘A. Annua’ proporcionó nuevos conocimientos sobre la ruta metabólica
completa implicada en la biosíntesis de la artemisinina. El análisis de los
genes que codifican proteínas y los patrones de expresión génica revelaron las
sofisticadas redes reguladoras subyacentes a la biosíntesis de la artemisinina.
Con base en los datos genómicos y transcriptómicos,
los científicos identificaron nuevos genes implicados en la regulación de la
biosíntesis de artemisinina. Al aumentar simultáneamente la actividad de
tres genes, HMGR, FPS y DBR2, que abarcan toda la ruta biosintética de la
artemisinina, los investigadores generaron líneas de ‘A. Annua’ que produjeron
altos niveles de artemisinina: 3,2 por ciento del peso seco de las hojas.
Aprovechando estos hallazgos, Tang y su equipo
enviaron muestras de semillas ricas en artemisinina a Madagascar, el país
africano que más ‘A. Annua’ cultiva, para una prueba de campo. También
continúan explorando formas de mejorar la producción de artemisinina, con el
objetivo de desarrollar líneas de ‘A. Annua’ cuyas hojas contengan un cinco
por ciento de artemisinina.
“Esperamos que nuestra investigación pueda mejorar
el suministro mundial de artemisinina y reducir el precio de la fuente de la
planta –dice Tang–. No es costoso generar líneas de artemisinina de alto
nivel. Hemos propagado cientos de líneas de producción de alta artemisinina a
través del corte y la selección, y hemos ampliado la producción de estas
plantas. Esperamos que nuestras líneas transgénicas de alta artemisinina
crezcan a una escala masiva el próximo año”.
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