James Harrison, el
donante de sangre mágica, se retira tras salvar a 2,4 millones de bebés
James
Harrison ha salvado la
vida a 2,4 millones de bebés y podría seguir
aumentando la cifra, pero le ha llegado el momento de retirarse. Este
australiano de 81 años es conocido en su país como 'el hombre del brazo
de oro'. Y no es para menos: lleva donando sangre una vez cada dos
semanas desde hace 60 años, lo que suma más de 1.100 extracciones, pero es
que encima contiene unos anticuerpos muy poco comunes que
son imprescindibles para elaborar la vacuna Anti-D, clave para combatir
la enfermedad de Rhesus.
Solo 160 personas
en Australia poseen dicho tipo de sangre, y ninguna se ha solidarizado en tal
medida como Harrison. A él le marcó mucho un accidente que
sufrió cuando tenía 14 años y por el que le tuvieron que hacer muchas
transfusiones de sangre de desconocidos. Más de 13 litros precisó después
de haber sido sometido a una complicada operación en la pared
torácica. Agradecido, decidió ser él quien aportara su grano de
arena nada más llegar a la edad adulta.
¿Pero por qué se
retira? No porque quiera, sino porque la ley australiana fija su edad como tope
legal para seguir donando sangre. La Cruz Roja Australiana le
ha dedicado numerosos agradecimientos y en 1999 recibió la Medalla de
la Orden de Australia "por su increíble y continuo apoyo al Servicio de
Sangre y al programa Anti-D".
"Espero
que sea un récord que alguien rompa, porque significará que están dedicados a
la causa", afirmó Harrison tras su última donación, en el Centro de
Donaciones de Sangre del Ayuntamiento de Sidney. "Échenme la culpa por el
aumento de población. Yo seguiría haciéndolo si me dejaran", bromeó.
Según cálculos de
la Cruz Roja, el 17% de las embarazadas australianas precisan de la
vacuna Anti-D para que sus hijos no nazcan con problemas sanguíneos y un
alto riesgo de mortalidad. Solo es reducido grupo de 160 personas contienen en
su plasma los anticuerpos necesarios para elaborar dicha vacuna. De acuerdo con
la hipótesis de los investigadores, Harrison los 'fabricó' a raíz de aquellas
transfusiones que recibió de gente anónima cuando era adolescente. Ya ha
devuelto el favor con creces.
Mi enhorabuena a este buen samaritano por su labor solidaria para con seres humanos.
ResponderEliminarLo que más me sorprende de esta noticia es el hecho que tras 60 años donando sangre su salud no se haya resentido y más si tenemos en cuenta el dato de hacer extracciones cada quince días aproximadamente.
Mi experiencia en la donación de sangre no fue tan positiva; comencé dando plaquetas para un familiar aquejada de anemia. Cuando ella se recuperó me quede como donante de sangre.
Acudía a la extracción al ambulatorio una vez por trimestre, me sentía bien en cuanto a salud y feliz de mi labor solidaria, Así estuve un par de años. Pero en una analítica rutinaria se me detecto una anemia ferropénica, falta de hierro en sangre, y sin embargo en mi actividad diaria no llegue a sentir cansancios ni desfallecimientos,
Desgraciadamente a fecha de hoy mi salud aun arrastra los efectos de la anemia, por lo que por consejo sanitario tuve que dejar mi labor solidaria para con los demás.
Al menos me congratulo por la labor del Sr. Harrison, con mis deseos que en los años venideros mantenga una buena salud y calidad de vida.
Saludos:
Todos le deseamos una buena calidad de vida, puesto que se la ha ganado a pulso ayudando a los demás.
EliminarIgual que tu, que dejaste de hacerlo por impedimentos de salud, no por gusto propio.