Por vagancia nos
tragamos las noticias falsas.
Si estamos en la
selva y presentimos un peligro, nuestro cerebro pone en marcha todos los
mecanismos automáticos para salvarnos. Para cuando queramos reflexionar, ya nos
habremos subido a un árbol. Si nos topamos en las redes sociales con noticias,
¿cómo reaccionamos? Parece que como si estuviéramos en la jungla, porque
seguimos con el pensamiento automático activado. Y eso explica por qué se
nos cuelan informaciones falsas. ¿Dónde
está la división? Pensar o no pensar
Una reciente investigación de dos psicólogos estadounidenses
asegura haber encontrado “evidencia inequívoca” de que es la vagancia, más que
la ideología, la que entra en juego cuando nos enfrentamos a las fake news.
La conclusión es llamativa, porque una de las tácticas habituales de los
creadores de este tipo de informaciones es generar contenido político altamente
partidista para conseguir la interacción. A priori, tendría más sentido
creérselas utilizando algún tipo de pensamiento reflexivo del tipo claro,
esto es lo que yo pensaba. Aquí está el titular que lo confirma. Pero los
datos del estudio no avalan esta teoría.
La comunidad
científica está dividida respecto a qué nos impide identificar las noticias
falsas. Un grupo sostiene que nuestra capacidad de razonar queda secuestrada
por nuestras convicciones. El otro, que no ejercitamos nuestro espíritu
crítico, tal y como sostienen Pennycook y Rand.
En el primer grupo
se cita sobre todo dos investigaciones sobre el cambio climático y la
tenencia de armas en las que, ante informaciones sobre esos temas, las personas
más analíticas, más formadas y más capacitadas terminan más polarizadas que el
resto.
Este debate
académico es muy relevante porque dependiendo de cuáles son los mecanismos que
se activan en nuestra cabeza, habrá que diseñar políticas diferentes para
luchar contra la desinformación de manera efectiva.
“Comprender por
qué la gente se cree las fake news nos ayuda a identificar cuál de
todas nuestras debilidades mentales es la responsable de la distribución de
estas noticias. Por ejemplo, si la gente se las cree porque aplica el
razonamiento para autoconvencerse de que son verdad (que no es lo que los datos
nos dicen), trataríamos de conseguir que las personas fueran menos partidistas.
Si la gente se cree las noticias falsas porque simplemente no reflexionan
mucho, (como nos dice nuestra investigación), entonces tendremos que tratar de
que piensen de manera mas crítica cuando navegan por las redes sociales”.
¿Tiene sentido entonces
dedicar esfuerzos al fact checking teniendo en cuenta que actuamos
como gandules y encima cuando nos presentan datos que no nos cuadran nos
Entonces,
¿el ser humano es vago por defecto? “Yo lo expresaría de otra manera”, contesta
Pennycook. “Nuestro cerebro funciona de manera eficiente por defecto. El
pensamiento crítico requiere de recursos mentales y si las respuestas son
intuitivas, entonces el cerebro pasa a modo automático. Lamentablemente esta
tendencia adaptativa implica también que, en ciertos contextos, la gente no se
para a pensar cuando realmente debería haberlo”.
El hábitat
de la desinformación
El fenómeno de la información falsa existe desde hace más de 100 años,
desde que surgieron los primeros tabloides. Sin embargo la cuestión se ha
vuelto crucial ante la difusión sin precedentes a través de las redes sociales.
¿Es posible que este hábitat natural de las noticias falsas facilite el
pensamiento perezoso? Al fin y al cabo, las redes sociales se utilizan para
pasar el rato, entretenerse, estar conectado con los amigos... y la forma de
consumir noticias es bastante light y superficial. “La gente no las
utiliza con un espíritu crítico aunque tampoco podemos determinar si aumentan
la pereza intelectual o la facilitan”, explica Pennycook.
Muchos estudios de
psicología cognitiva han demostrado que el razonamiento ayuda a formarse ideas
correctas. La gente más analítica, los que no dan por buena su primera
respuesta intuitiva, son menos supersticiosas, menos dadas a creerse teorías
conspirativa y son más escépticas ante frases aparentemente profundas pero sin
sentido como la totalidad calma los fenómenos infinitos. (Puedes generar tu propia frase absurda en esta web de bullshit
generator).
¿Tiene
sentido entonces dedicar esfuerzos al fact checking teniendo en cuenta
que actuamos como gandules y encima cuando nos presentan datos que no nos
cuadran no nos venimos arriba (se conoce como el backfire effect). Pennycook cree
que sí. “Cuando alguien se para a pensar si algo es cierto o no, tener la
posibilidad de hacer una búsqueda en internet sobre la veracidad de esa
información es tremendamente útil”.
¿En qué consistió el estudio?
Pennycook y Rand preguntaron a cerca de 3.500 personas
sobre la veracidad de 15 titulares. La mitad correspondían a noticias reales y
la otra mitad, a falsas (en ambas categorías había algunos titulares favorables
a los demócratas y a los republicanos). Entonces preguntaban:
- 1. ¿Has
visto esta información antes?
- 2.
Según tu conocimiento, ¿cómo de preciso es el titular?
- 3.
¿Compartirías esta noticia?
Luego, los participantes realizaban una prueba de
reflexión cognitiva. ¿Resultado? “Los individuos más analíticos calificaron las
noticias falsas como menos exactas, independientemente de si estaban alineadas
o no con sus preferencias políticas”.
También se encontraron con alguna sorpresa: “las
personas eran más precisas a la hora de identificar si una noticia era falsa
que una verdadera. Dicho de otra forma: la gente era demasiado escéptica
respecto a los medios de comunicación principales”.
En esta era de la tecnología estamos expuestos a las informaciones que recogen tanto las redes sociales como los medios de comunicación desde Internet. Es tanta la información que llega a la gente que sus cerebros casi no tienen tiempo para analizarla en profundidad.
ResponderEliminarPor tanto resulta más sencillo aceptar la información que resulta coincidente con nuestra manera de pensar o por convicciones, que ejercitar nuestro espíritu crítico y analizar dicha información.
El pensamiento crítico se basa en el proceso de usar el conocimiento y la inteligencia para llegar a una postura razonable y justificada sobre la información recibida,
Dado el ritmo de vida en el que vive la sociedad actual resulta sumamente complicado detenerse a razonar sobre la cuantiosa información que se recibe. Y por otro lado las redes sociales son usadas como medio de entretenimiento y comunicación con las amistades, lo cual hace que la gente le da poco tiempo a analizar la veracidad de cuanto le llega desde la red o medio de comunicación virtuales.
Saludos:
Si de algo estoy segura, amigo, es que a ti no te pasa.
EliminarCada noticia que lees, la cuestionas y te informas al respecto.
Tu si que eres un gran amigo para conversar.
Un Abrazo!!!!