domingo, 11 de agosto de 2024

Capitulo 3 - El Club de los Secretos

 


Capítulo 3: Sombras del Pasado

Marta se quedó inmóvil, los ojos fijos en la trampilla y el oído aguzado para captar cada sonido que llegaba desde abajo. Mercedes seguía hablando, su voz flotando en el aire cargado de tensión.

—Marta, sé que estás ahí. Lo que encuentres bajo esa trampilla no es solo un secreto; es una carga. No estamos aquí para detenerte, sino para guiarte. Si decides seguir, no habrá vuelta atrás.

El faro, con sus muros antiguos y su atmósfera cargada de historia, parecía contener la respiración junto a Marta. La linterna apagada en su mano temblaba ligeramente mientras su mente trabajaba a toda velocidad. ¿Podía confiar en Mercedes? ¿Y qué papel jugaba el Club de los Secretos en todo esto?

Finalmente, tomó una decisión. Se levantó lentamente y, con una mezcla de precaución y determinación, encendió la linterna de nuevo, apuntando hacia la trampilla.

—Estoy aquí arriba, Mercedes —respondió con voz firme, intentando controlar el temblor en su garganta—. Subiré, pero quiero respuestas.

Los pasos de Mercedes resonaron en la escalera de caracol, acercándose cada vez más hasta que finalmente la anciana apareció en la abertura de la torre. Llevaba una expresión mezcla de tristeza y comprensión.

—Siempre supe que serías tú, Marta. Desde el primer día que llegaste al pueblo, supe que no serías como los demás —dijo Mercedes mientras avanzaba hacia ella con una lentitud calculada.

—¿Qué significa eso? —preguntó Marta, manteniendo una distancia prudente—. ¿Qué es "El Ojo del Tiempo" y por qué estáis todos tan empeñados en mantenerlo oculto?

Mercedes suspiró profundamente, como si estuviera a punto de soltar una carga que había llevado durante décadas.

—El Ojo del Tiempo no es un objeto, Marta. Es un portal, un pasaje que conecta nuestro mundo con uno que no deberíamos explorar. Nuestros antepasados lo descubrieron por accidente hace más de un siglo, cuando este faro aún brillaba para guiar a los barcos. Desde entonces, hemos sido los guardianes de su secreto. El Club de los Secretos no es más que el último eslabón en una cadena que se remonta a generaciones. La llave que llevas no abre una puerta física, sino una puerta en tu mente y en tu alma.

Marta la miró con escepticismo, pero algo en la mirada de Mercedes le decía que la anciana no estaba mintiendo. Había verdad en sus palabras, aunque la idea le resultara inverosímil.

—¿Y qué hay en ese otro mundo? —preguntó Marta, cada vez más intrigada.

—Cosas que no podemos comprender, cosas que podrían destruirnos o darnos poder más allá de la imaginación. Aquellos que lo cruzaron nunca volvieron igual, y algunos… nunca volvieron en absoluto.

Mercedes avanzó hasta la trampilla y pasó la mano por el grabado del ojo. Las líneas comenzaron a brillar débilmente, como si respondieran a su toque.

—Lo que se encuentra aquí abajo es solo el principio. Debes decidir si quieres seguir adelante y enfrentarte a lo que venga, o cerrar esta puerta para siempre y vivir en paz, aunque sea una paz engañosa.

Marta sintió el peso de la elección sobre sus hombros. Las palabras de Mercedes resonaban en su mente, y la curiosidad que había guiado su vida como detective ahora se enfrentaba a un dilema moral que nunca había anticipado. ¿Estaba dispuesta a arriesgar su cordura y su vida por respuestas que podían ser demasiado peligrosas? ¿O debería retroceder, dejar el pasado enterrado y vivir el resto de sus días en la tranquilidad que había buscado al llegar al pueblo?

Mercedes la observaba en silencio, esperando su respuesta, mientras la luz de la trampilla parecía intensificarse, como si el portal estuviera cobrando vida, ansioso por revelar sus secretos.

 


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