Día 1:
"La Presidenta de las Alturas"
En la Comunidad
del Buen Vivir, el poder no solo se ejerce con mano firme, sino también
desde las alturas, literalmente. Maruja Fernández, la presidenta vitalicia de
esta particular comunidad, vive en el piso más alto del edificio, el ático sin
balcones. Desde allí, Maruja observa su reino: un mar de tejados donde los
gatos pasean como si fueran los dueños del mundo y las antenas parabólicas
apuntan hacia el cielo en busca de algún canal que nunca encuentran.
El piso de Maruja
es un pequeño refugio lleno de plantas, que han colonizado cada rincón. Ella
dice que las plantas "hablan" y que le cuentan todos los chismes que
escucha desde su ventana. Y no es para menos, porque desde allí arriba se tiene
una vista privilegiada de todos los tejados vecinos, donde se entrecruzan las vidas
de todos los que habitan este enrevesado edificio.
Maruja, a pesar de
su elevada posición, sigue siendo la vecina a la que todos acuden, aunque sea
con una mezcla de rencor y dependencia. “¿Quién va a organizar la junta si no
es Maruja?”, se preguntan los vecinos. “¿Quién se va a acordar de quién debe
qué?” Y aunque nadie lo admite abiertamente, saben que sin ella, la comunidad
caería en un caos aún mayor del que ya es.
Día 2:
"Los Corrillos de las Alturas"
Desde el ático,
Maruja no solo cuida sus plantas, sino que tiene una vista perfecta de las
corrillos de las abuelas. Con su pequeña libreta, apunta cada pequeño
incidente, cada movimiento sospechoso. No es que sea una cotilla, es que tiene
que estar preparada para la siguiente junta, porque, como dice ella: "Un
presidente informado es un presidente eficaz".
En el segundo
piso, las abuelas siguen con sus tertulias diarias. La señora Conchita, que
lidera con la sabiduría de quien ha vivido mucho y ha visto más, está
especialmente intrigada por el nuevo inquilino del segundo. “No sé, Maruja, lo
veo raro, y esas cajas que lleva... ¿Qué tendrá ahí? ¿Cosas robadas?”, le
susurra a Paquita. Y mientras tanto, la señora Asunción frunce el ceño al
recordar que la semana pasada también le vio bajar con una bolsa negra sospechosa.
Maruja, por supuesto, ya tiene todo esto registrado. “Habrá que investigar,
pero con tacto, que luego dicen que una se mete en todo”, piensa para sus
adentros.
Día 3:
"El Vecino Caradura, en la Mira"
Desde su ventana,
Maruja también tiene controlado a Paco, el del quinto. Lo observa mientras
tiende la ropa en su minúsculo tendedero. Paco, con su sonrisa de “yo no debo
nada a nadie”, está convencido de que puede seguir esquivando a Maruja, pero no
sabe que ella ya tiene un plan para pillarlo en la próxima junta.
Paco, con su
lavadora "nueva" que lleva rota más de un mes, sigue con sus excusas.
“Es que se ha roto otra vez, Maruja, qué mala suerte la mía”, le dice cuando
ella le menciona, de forma casual, que ha notado que el recibo de la comunidad
sigue sin aparecer. Pero Maruja, desde su trono en las alturas, no se deja
engañar tan fácilmente. Ya ha anotado en su libreta: “Paco - lavar la ropa en
la bañera (sospechoso)”.
Día 4:
"Los Inquilinos Despreocupados, Desde la Atalaya"
Ana y Carlos
siguen con su vida despreocupada en el cuarto piso. Desde su ventana, Maruja ha
visto cómo han dejado las bicicletas en el pasillo otra vez. "Esos chicos
no entienden que esto no es un albergue", se dice mientras apunta en su
libreta. Maruja no necesita bajar al cuarto piso para saber que esas bicicletas
están bloqueando la salida de emergencia. Ya lo sabe porque ha visto cómo los
demás vecinos las sortean con mal humor cada día.
“Los jóvenes de
hoy en día no tienen respeto por nada”, murmura Maruja mientras riega su Aloe
Vera, que, dicho sea de paso, es la planta más robusta del edificio. Ana y
Carlos, por supuesto, siguen en su nube, convencidos de que su actitud es la de
dos seres libres que no deben explicaciones a nadie. Maruja sonríe para sus
adentros, sabiendo que en la próxima junta habrá mucho de qué hablar.
Día 5:
"La Junta de las Revelaciones"
Llega el día de la
junta, y Maruja baja desde las alturas con su libreta en mano, lista para poner
orden. Como siempre, los vecinos están reunidos, cada uno con su pequeña dosis
de descontento. Paco, con su sonrisa nerviosa, Ana y Carlos distraídos, y las
abuelas listas para cualquier oportunidad de poner su granito de arena (o de
sal).
Maruja comienza
leyendo el orden del día, que incluye los asuntos de siempre: pagos atrasados,
el mal uso de las zonas comunes y, por supuesto, la misteriosa bolsa negra del
nuevo inquilino del segundo. "No es por alarmar, pero aquí debemos estar
todos atentos", dice Maruja mientras las abuelas asienten vigorosamente.
Paco, que ya
conoce la rutina, promete pagar “mañana mismo”, mientras Ana y Carlos se
comprometen a “considerar” el tema de las bicicletas. Maruja, desde su posición
de poder, simplemente asiente, pero sabe que tiene la situación bajo control.
Nadie se escapa de su vigilancia desde las alturas.
Día 6:
"El Epílogo Desde las Alturas"
Así termina otro
día en la Comunidad del Buen Vivir, con Maruja volviendo a su ático,
donde las plantas la esperan como siempre. Desde su ventana, vuelve a mirar los
tejados y sonríe. La comunidad puede ser caótica, los vecinos problemáticos,
pero al final del día, todo sigue bajo su control. Y mientras tenga su libreta
y su vista privilegiada, Maruja seguirá siendo la presidenta que nadie puede
destronar.
Mañana será otro
día, y Maruja estará lista, como siempre, para lo que venga.
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