Capítulo
5: "La Puerta Olvidada"
Edurne no podía
dejar de pensar en la llave que había encontrado. La había guardado en un
cajón, pero su mente volvía a ella una y otra vez, como si el objeto la llamara
desde las profundidades de un misterio que aún no comprendía. Esa noche,
después de un día más de rutina y reflexiones, decidió que ya no podía ignorar
la atracción que sentía hacia la llave.
Se sentó en su
sillón, sosteniéndola en la mano, intentando desentrañar su origen. La llave,
aunque vieja y oxidada, tenía un diseño intrincado, como si hubiera sido hecha
a mano por un artesano meticuloso. Edurne comenzó a preguntarse qué puerta
podría abrir, y más importante aún, dónde estaba esa puerta.
De repente, un
recuerdo olvidado surgió en su mente. Hacía muchos años, poco después de
haberse mudado al apartamento, había encontrado algo extraño en el edificio. En
el sótano, detrás de unas cajas viejas, había una puerta de madera maciza que
siempre estaba cerrada con llave. En ese momento, no le dio mayor importancia,
pensando que era simplemente un trastero o una habitación de mantenimiento.
Pero ahora, con la llave en la mano, se preguntaba si esa puerta olvidada
podría estar conectada con el misterio que la rodeaba.
Decidida, Edurne
se levantó, tomó una linterna, y se dirigió al sótano del edificio. A medida
que descendía por las escaleras, el aire se volvía más denso, y una sensación
de inquietud se instaló en su pecho. El sótano estaba oscuro y silencioso, con
solo el eco de sus pasos acompañándola.
Allí, al fondo,
tal como lo recordaba, estaba la puerta. Cubierta de polvo y telarañas, parecía
no haber sido abierta en décadas. Edurne se detuvo frente a ella, su mano
temblando ligeramente mientras acercaba la llave a la cerradura. La inserción
fue sorprendentemente suave, como si la llave hubiera estado esperando para ser
utilizada.
Con un suave giro,
la cerradura cedió, emitiendo un clic que resonó en el silencio del sótano.
Edurne respiró hondo y empujó la puerta, que se abrió con un chirrido largo y
lastimero. Al otro lado, una oscuridad impenetrable la saludó, pero la linterna
reveló un pasillo estrecho y polvoriento que se extendía más allá de lo que
podía ver.
Con pasos
cautelosos, avanzó por el pasillo, sintiendo cómo la tensión crecía en su
interior. El aire estaba cargado de una sensación de abandono, como si nadie
hubiera pisado ese lugar en siglos. Pero, a medida que avanzaba, algo empezó a
cambiar. Las paredes, que al principio eran de piedra desnuda, comenzaron a
mostrar antiguos grabados, símbolos que Edurne no reconocía, pero que parecían
contar una historia oculta.
Finalmente, el
pasillo desembocó en una pequeña sala circular. En el centro, había un pedestal
de piedra sobre el cual descansaba un objeto cubierto por un paño viejo y
raído. Edurne se acercó con cuidado, y, sin saber por qué, sintió una mezcla de
temor y emoción al levantar el paño.
Debajo, había un
espejo, no muy diferente al que tenía en su apartamento, pero más antiguo, con
un marco de madera tallada que representaba figuras que parecían moverse a la
luz de la linterna. El espejo, aunque cubierto de polvo, reflejaba su rostro
con una claridad inquietante, como si la estuviera observando en lugar de
simplemente devolverle su imagen.
Edurne, sintiendo
que había desenterrado algo mucho más grande de lo que podía comprender en ese
momento, decidió que había hecho suficiente por esa noche. Cubrió el espejo de
nuevo, regresó por el pasillo, y cerró la puerta tras de sí, dejando que el
sótano volviera a su oscuridad.
De vuelta en su
apartamento, se sentó en el sillón, aún con la linterna en la mano, mirando
fijamente la llave que había desencadenado esta nueva revelación. Ahora sabía
que no era solo una llave cualquiera. Había abierto una puerta hacia un pasado
que estaba decidido a no permanecer enterrado.
Esa noche, por
primera vez desde que había comenzado todo, Edurne no pudo dormir. El peso del
descubrimiento la mantenía despierta, preguntándose qué significaba ese espejo
y qué más podría estar esperando detrás de las puertas cerradas de su vida.
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