miércoles, 15 de agosto de 2018

La Iglesia de San Anton - Esta si es la labor de la Iglesia



Sin juicio ni prejuicio en la iglesia de San Antón

Un usuario de San Antón procedente de Costa de Marfil ante la entrada a la iglesia, en pleno corazón del madrileño barrio de Chueca. El 3 de marzo de 2015, a las diez de la mañana, el padre Ángel abrió por primera vez el templo y, desde entonces, no se ha cerrado. La Fundación Mensajeros de la Paz gestiona la iglesia, que se ha convertido en un centro de acogida abierto 24 horas todo el año para atender a los más vulnerables, independientemente de su religión, cultura u origen. Ofrece apoyo, cobijo, comida, atención médica y hasta conexión wifi a sus feligreses, la mayoría personas sin hogar o en riesgo de exclusión social.

Desde las ocho de la mañana, unos 15 voluntarios de la fundación reparten una media de unos 300 desayunos diarios. “Porque además de centro religioso, es un lugar de encuentro social y cultural, una especie de hospital de campaña para todas aquellas personas heridas que buscan apoyo y consuelo”, como le gusta indicar al padre Ángel.

Mensajeros de la Paz es una organización social que trabaja por mejorar las oportunidades de aquellas personas más necesitadas. Abarca múltiples ámbitos de trabajo social en España y realiza proyectos de cooperación internacional en más de 50 países.

Leo, ante la entrada de la iglesia. Ha tenido unos años “horribles, deambulando entre centros de todo tipo. Recalar en San Antón me ha dado otra oportunidad, un apoyo moral que necesitaba. Sin ellos hubiera seguido por el mal camino”, asegura. “Aquí no hay juicios ni prejuicios”.

Solo al entrar en la iglesia, todo llama la atención: junto a los símbolos religiosos propios de un centro cristiano, destaca la innovación tecnológica: wifi gratis, pantallas de televisión, enchufes para cargar los móviles, tabletas electrónicas en el confesionario para las personas con problemas auditivos... La presencia de todos estos aparatos se puede considerar esnobismo, pero en realidad tiene un profundo contenido en valores como la inclusión

Todos los días, los voluntarios reparten pan, bollería y café a los vecinos, parroquianos, usuarios o a cualquier viandante que lo necesite. En España, cerca de 63.000 personas entre niños, jóvenes y mayores han sido atendidos por Mensajeros de la Paz en sus casas de familias, casas refugio para mujeres víctimas de violencia de género, comedores sociales y centros donde se imparten talleres y cursos de formación. La fundación cuenta con unos 5.000 voluntarios y 3.900 trabajadores en plantilla, de los cuales el 92% son mujeres.

La iglesia se auto gestiona con las ayudas que turistas, curiosos y vecinos entregan de diversas maneras. Una máquina expendedora de tabaco ha sido rediseñada para que se pueda ayudar aportando dinero desde comida o lavandería a un corte de pelo. “Si hay panaderías, cafeterías, puticlubs o centros de socorro abiertos las 24 horas, ¿por qué no va a haber iglesias? Es de sentido común”, asegura el padre Ángel, fiel seguidor del pontífice. Incluso una máxima del Papa Francisco se puede leer en una pancarta sobre el altar: “Tener los templos con las puertas abiertas en todas partes para que todos los que buscan no se encuentren con la frialdad de unas puertas cerradas”.

Como argumentan desde la fundación, las personas que acuden no pueden disfrutar de actividades de ocio. Es por esto, que cuando ha habido partidos de futbol importantes, se han televisado en la iglesia. También han podido disfrutar de alguna película y, por supuesto, de todas las exposiciones y conciertos que se interpretan en San Antón

Miles de personas han recibido apoyo y alojamiento en la iglesia desde que en 2015 el padre Ángel tomó la gestión de San Antón y abrió sus puertas como centro de acogida las 24 horas del día. “Al principio llenábamos la iglesia todas las noches, pero por consejo sanitario del Samur Social hemos puesto límite a 15 personas por noche, el resto se lo derivamos a ellos”, comenta Willy Ziba, encargado del turno de noche.

Para las consultas médicas disponen de lo que denominan la Camilla de la Misericordia, un dispensario médico de orientación, primera asistencia y derivación a los servicios públicos sanitarios. Para ello cuentan con un grupo de médicos y enfermeras voluntarios que realizan esta atención primaria. Muchas de estas personas en situación de calle no tienen tarjeta sanitaria; otros, aunque la tienen, no hacen medicina preventiva; algunos tampoco hacen un seguimiento de sus dolencias. Además

Las personas que pasan la noche en la iglesia se acomodan junto a todas sus pertenencias. El ecuatoriano Carlos llegó a España con lo puesto: “No más que un cambio de ropa y algún libro. Encontrarme así es doloroso, pero al menos tenemos un precioso techo donde cobijarnos con comida, café, duchas y sobre todo cariño y atención”.

San Antón es bullicioso hasta las once de la noche. Antes de medianoche, los que van a dormir allí ya se han recostado en sus sitios sobre los bancos y se disponen a dormir. “Aquí me brindan la ayuda que a veces se me ha negado, comida caliente, un techo, algo de ropa, medicamentos... Algo básico cuando vives en la calle”, comenta Julia, una madrileña que perdió su trabajo, su casa y su pareja: “Se esfumó todo por los malos negocios de mi marido y el banco nos arrebató lo que nos quedaba; lo demás ya vino solo”, comenta mientras se abraza a su maleta antes de dormir ante uno de los altares donde se guardan las reliquias de San Valentín.

La iglesia se ha convertido en un fenómeno de interés para personas muy diferentes, de todas las culturas y lugares. Gente sin hogar, creyentes, ateos e incluso turistas se dejan seducir, curiosos, en San Antón. “Les extraña mucho encontrarse una iglesia abierta toda la noche”, asegura Willy Ziba. “La madrugada transcurre tranquila a pesar de estar rodeados de zonas de copas, pero no suele haber mayor problema. Entran, preguntan, les muestro el proyecto y se van encantados. Muchos regresan al día siguiente con su familia o amigos para mostrársela e intentar colaborar de alguna manera”.

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