Capitulo 1
- El autobús proveniente de Madrid se deslizaba suavemente por las calles aún
adormecidas de Pamplona. La estación, iluminada por los primeros rayos del sol,
se llenaba con el ruido de maletas rodando y pasos apresurados. Los pasajeros
bajaban uno a uno, algunos con ojeras que hablaban de una noche de sueño
intermitente, otros revisando sus teléfonos con ansiedad, esperando un mensaje
o una llamada.
Conforme se
vaciaba el autobús, el chofer, Carlos, se preparaba para un último vistazo. Era
parte de su rutina, asegurarse de que nadie olvidara pertenencias y de que el
vehículo quedara en perfecto orden antes del siguiente trayecto. Sin embargo,
al llegar al penúltimo asiento, se detuvo.
Allí estaba él, un
hombre que aparentaba unos cuarenta años, inmóvil. El rostro inclinado hacia un
lado, como si estuviera dormido, pero un tenue hilo de sangre escapaba de la
comisura de su boca, deslizándose hacia su camisa. Carlos contuvo la
respiración, alarmado, y se dio cuenta de que, además, la sangre manchaba las
orejas y la nariz del pasajero.
Un estremecimiento
recorrió su espalda. Había oído historias, rumores de enfermedades extrañas que
en segundos podían arrasar con una vida. Inmediatamente, sacó su teléfono y
llamó a la policía.
Minutos después,
las luces azules iluminaban el lugar. Los agentes precintaron el autobús, y
entre miradas de preocupación y murmullos, dieron la orden de detener a todos
los pasajeros que aún estuvieran en las cercanías. Un miedo casi palpable se
esparció por el ambiente: un contagio podía ser devastador. El enigma de aquel
viaje y el misterioso desenlace apenas comenzaba.
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