La maldición del reloj
astronómico de Praga
El famoso bolero Reloj,
no marques las horas no es canción para Praga. No porque el género no triunfe
aquí o porque el miedo al paso del tiempo se viva diferente con el frío
centroeuropeo, sino porque que el hecho de que los relojes se
declaren en huelga no les hace ninguna, pero ninguna gracia, en la
capital checa.
Y mucho menos si
el que lo hace es elreloj astronómico medieval del antiguo ayuntamiento,
orgullo patrio, emblema nacional... y también amuleto de la ciudad.
La leyenda dice
que el carpintero que lo creó en 1410 hizo un trabajo tan fino
que quienes se lo encargaron quisieron asegurarse de que no lo
repitiera para que fuera único en el mundo, y lo dejaron
ciego.
Él, en venganza,
se metió dentro del reloj y paró su mecanismo, al mismo tiempo
que, mágicamente, su corazón dejaba de latir. Desde entonces,
se cree que el movimiento de sus agujas y el baile de sus figuras aseguran
la buena marcha de la ciudad, y que el reloj deje de funcionar trae mala
suerte a Praga.
Para
calmar los ánimos de ambos durante esos meses que estuvo oculto con una lona,
cada hora, puntualmente, se proyectaba el complejo espectáculo
que sigue embobando a cientos de personas con sus avanzados mecanismos.
Causa directa o
coincidencia, lo cierto es que la única vez que lo había hecho, en
2002, el río Moldava se desbordó y la ciudad sufrió
las mayores inundaciones de su historia. De ahí que cuando en enero el reloj
decidieran tapar el reloj para su reparación surgiera cierto pánico entre
sus vecinos más supersticiosos (y campara la desilusión entre los visitantes).
El reloj tiene
un calendario circular con medallones que representan los meses del
año; dos esferas -la grande, en el medio-; un cuadrante astronómico que se
utilizaba para medir el tiempo en la edad Media (y que marca
la hora en Centro Europa y en Babilonia, así como la posición
de las estrellas) y cuyos colores tienen cada uno un significado:
el rojo es el alba y el atardecer; el negro, la noche; y el azul, el día.
A cada lado, al
reloj lo acompañan dos grupos de estatuas. Tres de ellas
simbolizan los pecados capitales -la avaricia (representada
por un mercader judío); la lujuria (un príncipe turco) y la vanidad (un
espejo)-.
Al otro lado, se
muestra un esqueleto, que representa la muerte. Cuando cada
hora (de 9:00 a 23:00) se abre el teatrillo, el esqueleto toca la
campana, advirtiendo a los demás de que a todos nos espera lo mismo y
asintiendo, mientras el resto de las figuras mueven la cabeza negando.
Las ventanitas de arriba se abren y comienza el “baile de los apóstoles”
para terminar con el canto del gallo, que anuncia la nueva hora. Después de
ocho meses de restauraciones, coincidiendo con la fiesta de San
Wenceslao, el santo patrón de Chequia -que se celebra el 28 de
septiembre-, las cortinillas del teatro se volvieron a descorrer, sin que ninguna
desgracia hubiera sucedido en Praga.
De nuevo
ciudadanos y visitantes vuelven a contemplar el reloj
trabajando a pleno rendimiento. Y a respirar aliviados. Tal vez, en esta
ocasión se haya roto la maldición y el reloj centenario haya
ganado una tregua.
Narraciones populares que cuentan hechos reales o fabulosos adornado con elementos fantásticos o maravillosos del folclore local, existen en todas partes.
ResponderEliminarEsta leyenda del reloj astronómico de Praga, casa perfectamente con lo dicho en el párrafo anterior, y además cuenta con el beneplácito de los habitantes del país.
Sea el dato cierto o falso, el caso es que el castigo infringido al maestro relojero Hanus (artesano que lo construyó), por parte de las autoridades de la ciudad, denota la crueldad manifiesta por parte de algunas personas.
Lo sorprendente es que este reloj es el tercero más antiguo del mundo, y que de todos ellos es el único que permanece en pleno funcionamiento, para mayor atractivo de la ciudad y reclamo de turistas.
Saludos:
Tendremos que preparar excursión para ir a verlo.
EliminarUn abrazo!