lunes, 18 de noviembre de 2024

Capitulo 7 - La Cartera

 


Capítulo 7: El eco de los ausentes

Al día siguiente, Nuestra Cartera no pudo evitar dar vueltas al sobre que entregó a Clara. ¿Cómo había llegado a su bolsa de reparto? ¿Y por qué justo ahora, después de tantos años de silencio? Decidió que la única forma de avanzar era hablar con alguien que pudiera haber conocido a David Gómez. Y había un hombre en el barrio que lo sabía todo de todos: don Eugenio, el antiguo portero del edificio donde vivía David.

Don Eugenio tenía casi 90 años y se pasaba los días sentado en un banco del parque, alimentando a las palomas y charlando con quien se detuviera a escuchar sus historias. Cuando Nuestra Cartera se acercó con una sonrisa y un paquete de galletas para compartir, sus ojos se iluminaron.

—Eugenio, ¿te acuerdas de un tal David Gómez? Vivía aquí hace muchos años. Parece que fue alguien importante para Clara, y he encontrado algo que me tiene intrigada —dijo mientras le ofrecía una galleta.

El anciano asintió lentamente.

—Claro que me acuerdo. Era un buen hombre, siempre soñando con mejorar las cosas. Trabajaba en una empresa que tenía oficinas cerca del puente viejo. Pero de repente, un día desapareció. Fue un revuelo tremendo en el barrio. Algunos decían que se había ido por voluntad propia, otros que alguien lo obligó a irse. Pero yo… —se detuvo, bajando la voz— yo creo que lo que pasó fue más oscuro.

Nuestra Cartera se inclinó hacia él, atrapada por su tono conspirativo.

—¿Qué quieres decir, Eugenio?

—Hubo rumores de que había descubierto algo sucio en su empresa, algo que no debía saber. Y justo antes de que desapareciera, vi a un par de hombres extraños rondando su edificio. Una semana después, encontraron su bicicleta abandonada cerca del puente viejo. Nunca más se supo de él.

La historia le provocó un escalofrío. El puente volvía a aparecer, como un símbolo constante de lo que se había perdido.

De vuelta a su ruta, entregando cartas en las calles llenas de vida, algo llamó su atención: un hombre desconocido, con un traje impecable, parado junto al buzón comunitario de un edificio. Su presencia destacaba; parecía fuera de lugar en aquel vecindario sencillo. Cuando cruzó la mirada con Nuestra Cartera, le dedicó una leve sonrisa antes de marcharse sin decir nada.

Al final del día, no pudo sacarse al hombre de la cabeza. ¿Era solo un extraño más, o estaba relacionado con todo este enigma? Cuando llegó a casa, encontró algo inesperado en su propio buzón: un sobre sin remitente, igual al de Clara. Dentro, había una nota escrita a mano que decía: “Algunos secretos están mejor enterrados. No sigas buscando.”


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor, todo comentario o escrito CONSTRUCTIVO, espero entre todos no avergonzarnos de ponernos al nivel de los que no queremos.
Gracias