sábado, 2 de noviembre de 2024

Capitulo 7 - La Estación de Autobuses

 


El almacén se encontraba en una zona industrial desierta, apartado de las calles transitadas. Era un edificio de ladrillos viejos, con ventanas rotas y grafitis en las paredes, como un sitio olvidado por todos… o eso parecía.

Zalduendo dio la señal, y su equipo avanzó en silencio, iluminando el interior oscuro y polvoriento con sus linternas. Al entrar, una sensación densa y pesada los envolvió. El aire parecía cargado de un olor extraño, una mezcla de humedad y algo químico.

Mientras avanzaban, las luces descubrieron varios objetos inquietantes. Había una mesa de madera en el centro del almacén con mapas extendidos, algunos de España y otros de países lejanos, marcados con símbolos y flechas que indicaban rutas. Y allí, como una pieza central, estaba otro pequeño frasco idéntico al que Samuel había descrito, con un líquido oscuro en su interior.

—Inspector, mire esto —dijo uno de los agentes, señalando una pila de documentos.

Zalduendo se acercó y vio hojas llenas de anotaciones y diagramas. Al hojearlas, reconoció nombres de bacterias y virus junto a símbolos de advertencia, como si la Hermandad hubiera estado investigando algún tipo de arma biológica. Entre las páginas, encontró una hoja titulada: "Protocolo de la Redención", seguido de un texto que parecía un juramento.

Sin embargo, fue un detalle aún más perturbador el que les llamó la atención. Pegada a la pared, había una lista de nombres: más de treinta personas con fechas y lugares de viaje al lado. En la columna final, algunos nombres estaban tachados. Entre ellos, el nombre de Tomás.

—Esto parece… una lista de reclutamiento o de portadores, inspector —dijo uno de los agentes con voz contenida.

Zalduendo comprendió entonces la magnitud del peligro: Tomás no era el único. Había otros, cada uno transportando algo que la Hermandad había dispuesto para desencadenar algún tipo de catástrofe.

En ese instante, uno de los agentes, explorando los rincones del almacén, gritó alarmado:

—¡Inspector! ¡Aquí hay una cámara de seguridad activa!

Al revisar las grabaciones, vieron imágenes de Tomás entrando al almacén días antes de su viaje a Pamplona, manipulando frascos y hablando con alguien más, una figura de rostro borroso que llevaba una capa oscura.


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