De pastoreo, 100%
natural... Esto es lo que hay detrás de las nuevas etiquetas de la leche
Resolvemos
el enigma con ley en la mano y entrevistando a los fabricantes.
1) Hasta hace dos
telediarios (en 2013 sin ir más lejos), comprar leche era un acto sencillo.
Entera, semidesnatada o desnatada, según
la ley leche era todo aquel producto que salía de las ubres de la vaca (o de la
oveja, burra o camella), con más o menos nata. Hasta ahí se podía leer,
aunque ya entonces se previó (y permitió) el uso de ciertos apellidos
"para designar el tipo, la clase cualitativa, el origen o la utilización a
que se destina la leche, o para describir el tratamiento físico al que se la
haya sometido o las modificaciones que haya sufrido en su composición, siempre
que dichas modificaciones se limiten a la adición o extracción de sus componentes
naturales". Esto explica el por qué aquellas a las que añaden omega 3
(como Puleva
Omega 3), fibra (como Celta
Fibra Sin Gluten) o cereales (Puleva
Max), a partir de ese momento debieron venderse como 'preparados lácteos' o
'bebida láctea', sin que la palabra ‘leche’ apareciera en el envase (aunque
sigan teniéndola como ingrediente base).
Dicha ley, en
cambio, otorgó acomodo a la numerosa retahíla de apellidos que últimamente se
le añaden a las etiquetas de este elixir vacuno: 'eco', 'de bienestar animal',
'de pastoreo'… El consumidor hoy quiere saber mucho más: si quienes
cuidan de las vacas están bien pagados, en qué condiciones viven (animales y
dueños), de qué calidad son los pastos que los alimentan, si se
utilizan métodos modernos para tratar enfermedades o confían en métodos más
tradicionales, si la industria cuida del pequeño ganadero a quien compra toda
su producción, si les ayudan a mejorar la calidad de vida y la herencia
genética de las cabezas de ganado… Así lo asegura Mintel, una consultora
mundial, en su informe sobre tendencias en alimentación y bebidas de 2018.
Esta preocupación
por el medio ambiente, por las buenas prácticas y por la dignidad animal juega
un papel en el supermercado. Y las marcas lo usan a su favor (y al de todos),
como es evidente. Según la misma consultora, solo entre 2016 y 2017 se
multiplicaron los mensajes que hacían referencia a envases menos contaminantes,
métodos de producción más éticos, reducción en la huella de carbono o,
simplemente, un certificado de que la materia prima procede de huertos o
granjas cercanos y no de la otra punta del planeta (siempre que no sea
imprescindible: el 58% de los españoles reconoce preferir marcas que producen a
este lado de los Pirineos). Así que, ¿por qué no recordárselo en el envase,
aunque, nutricionalmente hablando, no aporte nada al producto?
Otro informe de la
consultora recoge que el 29% de los productos alimentarios y bebidas puestos a
la venta entre septiembre de 2016 y agosto de 2017 añadieron etiquetas señalando
que no llevaban aditivos o conservantes (recordemos que en Europa son todos
seguros), que eran de procedencia orgánica (la ciencia no le otorga beneficios
destacables) o que no incluían transgénicos (podrían ser inocuos e incluso
ventajosos para el ser humano, aunque aún faltan estudios a largo plazo). Una
tendencia que ha aumentado un 17% en la última década apoyándose en la
preocupación del consumidor por eliminar ingredientes nocivos de su dieta
(cosa que en Europa no ocurre puesto que todos los alimentos pasan unos muy
estrictos controles de seguridad).
Partiendo de la
base de que todas las leches del mercado son aptas para el consumo de las
personas (de eso ya se encargan las autoridades), últimamente se han disparado
los sellos de calidad (la mayoría privados) que certifican un plus en el
respeto al medio ambiente o el bienestar animal. Conscientes de las inquietudes
del consumidor, los productores lácteos se esfuerzan por mejorar sus métodos de
producción y hacérselo saber a sus compradores. Algunos términos son
estándares con definición universal. Y otros, forman parte del glosario
marketiniano que las marcas crean para poder contar las bonitas historias que
hay detrás de sus productos. Hablamos con algunas marcas que utilizan
estos reclamos en sus productos para saber qué quieren comunicar.
2) En los últimos 30 años ha crecido el interés del
consumidor por la seguridad alimentaria. Pero también por las buenas prácticas
en los centros de producción. El consumidor exige un respeto por la
calidad de vida de la vaca lechera, que redunda, no solo en el propio animal,
sino en la propia salud humana. Así se recoge en un folleto
informativo para AENOR. Con el fin de darle respuesta, AENOR desarrolla
conjuntamente con el Institut de Recerca i Tecnologia Agroalimentàries (IRTA),
adscrito al Departamento de Agricultura y Ganadería de la Generalitat de
Catalunya, un nuevo esquema de certificación en materia de Bienestar Animal,
basado en el esquema impulsado por el proyecto de investigación Welfare Quality
financiado por la Unión Europea entre 2004 y 2009. Si hasta entonces los
análisis de las granjas se centraban en comprobar que los animales contaban con
agua y comida y unas instalaciones con ciertas medidas, ahora se va más allá y
se somete al escrutinio la calidad del sustento o las condiciones de
mantenimiento del espacio (un agujero en el suelo puede parecer nimio, pero
lesionar gravemente al animal si le ocasiona una caída).
Cuatro son
los parámetros que se valoran para otorgar el sello de Bienestar Animal de
AENOR: garantizar una buena alimentación, buen alojamiento, la buena salud del
animal y el comportamiento apropiado para las necesidades de la especie (que la
vaca no viva estresada o atemorizada). El primer certificado se concede en 2014 a granjas de vacuno de leche
ATO, perteneciente a la Corporación
Agroalimentaria Peñasanta (CAPSA), un conglomerado que incluye, entre
otras, a Central lechera Asturiana, Vega de Oro y Larsa. Desde entonces muchas
empresas lácteas han logrado esta certificación. Algunas, como Lidl con su
marca Milbona se ciñen a los parámetros del sello. "Con estos cuatro
indicadores ya aseguramos el bienestar del vacuno en todos los ámbitos de su
vida", afirman desde la cadena alemana de supermercados. Otras marcas van
más allá en su búsqueda de la excelencia o de la diferenciación respecto de la
competencia. Félix Díaz Fariza, veterinario y responsable de Bienestar Animal
de Calidad
Pascual, recalca que los estándares de esta compañía lechera vienen desde
mucho antes y son aún más estrictos. "En Calidad Pascual llevamos
trabajando junto al ganadero en temas de bienestar animal desde el año 2000
dentro de nuestro programa de Seguridad Alimentaria. Nosotros evaluamos todas
nuestras granjas proveedoras de leche al menos dos veces al año, mucho más que
los que exige la certificación de AENOR Conform en Bienestar Animal, que no
siempre requieren auditorías anuales en todas las granjas. Esto nos lleva a
asegurar con toda rotundidad un correcto manejo de los animales, así como su
adecuada alimentación, unas instalaciones óptimas (ya sean naves o fincas) y
una prevención en la salud de los animales, que nos lleve a tener unas vacas
felices". Entre los 'extras' que proporcionan a sus animales para
convertir la granja en un hotel de cinco estrellas están unos enormes cepillos
verticales (similares a los de los lavados de coches) y piedras de sal, para
que las vacas se rasquen como harían en pleno campo. También les colocan una
especie de pulsera de actividad que monitoriza desde el ritmo de ordeño a los
movimientos del animal.
¿Qué gana el
consumidor con que la vaca lleve una existencia placentera? Desde Pascual
Calidad, Díaz Fariza habla sin rodeos de "una mayor calidad ética de la
leche". Pero también de una mejor respuesta inmunitaria del animal.
"Cuanto menos estrés sufra la vaca, mejor funcionará también su sistema
inmune frente a las posibles infecciones (igual que sucede con los humanos).
Con esto se reduce el uso de antibióticos. La consecuencia inmediata es clara:
menos resistencias a los antibióticos, algo que también redunda en preservar la
salud humana". La estrategia sigue las recomendaciones de la OMS
en cuanto a la reducción de antibióticos en animales destinados al consumo
humano como freno
a las mutaciones de las bacterias para resistir a este tipo de fármacos.
Pero, ¿la leche de
vaca feliz es más nutritiva? Los estudios respecto a las cualidades nutricionales
no terminan de ponerse de acuerdo respecto a si existen o no mejoras en la
composición. No obstante, algunos paladares reconocen una cata más
agradable. En 2017 el Instituto Internacional de Sabor y Calidad (iTQi)
concedía a Leche Pascual Entera el Diamond Taste Award en reconocimiento
a su sabor superior. En el proceso de valoración intervenían 135 chefs y
sumilleres internacionales. Que el ciudadano de a pie perciba esos matices en
su café con leche apresurado de la mañana tal vez sea más comp
3)
Leche 100% Natural
La ley europea
arriba reseñada señala que lo que se venda como leche debe ser "un
producto íntegro, no alterado ni adulterado y sin calostros, procedente del
ordeño higiénico, regular, completo e ininterrumpido de las hembras mamíferas
domésticas sanas y bien alimentadas". En resumidas cuentas: todo
lo que se envasa como leche es leche. 100% leche y natural.
No sucede así con
otros productos, si bien, algunas marcas también optan por evitar los aditivos
en batidos, yogures o natas. Central Lechera Asturiana aprovecha para
recordárselo al consumidor. "No tenemos E-s, ni aditivos artificiales, ni
conservantes artificiales, ni estabilizantes. Somos la primera y única empresa
láctea comprometida a elaborar sus productos sin ingredientes artificiales. De
esta forma, garantizamos que se mantiene todo el sabor y las características
nutricionales desde el origen. Obviamente, para que esto funcione contamos una
materia prima de máxima calidad y frescura", destaca su responsable de
comunicación, Manuel Reinerio Fernandez Cabal. Sin decirlo
expresamente, el término natural busca una complicidad con el consumidor:
evoca un granjero próximo, verdes prados asturianos y borra
cualquier sospecha de que la leche pueda tener una procedencia foránea. El
mensaje, tal como se explica en la propia web de la empresa, es claro:
"Vacas, Asturias y la propia naturaleza". Algo similar a lo que hace
Larsa con su sello "Galega 100%".
4)
Sello de Garantía Ganadera
El bienestar de la
vaca y la salubridad de la granja es otra de las coordenadas que llevan a
Central Lechera Asturiana a crear también su sello de "Garantía
Ganadera". "Dado nuestro carácter cooperativista buscábamos un sello
propio que nos diferenciara del resto y pusiera de manifiesto el esfuerzo de
Central Lechera Asturiana por dar servicios exclusivos y únicos en España a sus
ganaderos", señala el responsable de comunicación, Manuel Reinerio
Fernandez Cabal.
"Se realiza a
través de auditorías anuales por parte de Gestión de Servicios Agrarios (SGS),
una entidad independiente, líder mundial en verificación, análisis y
certificación. Destaca el desarrollado el Portal del ganadero, al cual cada
cooperativista accede con claves personales y desde el que controla en tiempo
real su gestión económica o administrativa dentro de la empresa. También hacemos
programas de nutrición "a la carta" donde a cada ganadero se le
especifica la ración de alimento diaria que más conviene al animal,
teniendo en cuenta los prados naturales y el maíz forrajero asturiano. Se ponen
a disposición de cada cooperativista 60 veterinarios especialistas en vacuno
lechero para asegurar la salud del animal en todo momento, incluida la
ginecológica. A los animales se les hacen dos ecografías del aparato
reproductor al mes, se controla el posparto y se aconseja al ganadero para el
cuidado del ternero. Los resultados de cada visita puede consultarlos en el
Portal desde su tablet o smartphone, nada más salir el veterinario de la
explotación. También se crean programas de prevención de enfermedades
exclusivas de los animales a los que el ganadero puede suscribirse de forma
voluntaria. Por ejemplo, un ganadero compra un nuevo animal, envía la analítica
al laboratorio y hasta que no tiene la confirmación no lo incorpora al
rebaño", continúa.
5)
Leche de Pastoreo
Esta certificación
de AENOR garantiza que las vacas pastan en libertad al durante un
mínimo de 6 horas al día durante 120 días al año (o 720 horas al año,
compensando en los días de sol aquellos en los que las condiciones
meteorológicas hacen inviable sacar el ganado a pastar). Este tipo de
producción no es una novedad. Ya supone el 100% de la leche en Irlanda o Nueva
Zelanda.
¿Se nota en la
leche? Sí, de acuerdo con los resultados de dos estudios irlandeses: la vaca
que se alimenta de pasto da una leche con unos perfiles más nutritivos en ácidos
grasos saludables, proteína y caseína. Desde la SAT (Sociedad Agraria de
Transformación) Margá en Lugo, Óscar Morado, lo corrobora con cifras: de
tener 3,60 gramos de grasa y 3,30 de proteína por litro en una explotación
convencional han pasado a 4,25 de grasa y 3,40 de proteína gracias al pastoreo.
Larsa
fue la primera en hacerse con este certificado. David Verano, director de
Industria Agroalimentaria y Distribución de AENOR señala que esta certificación
"da respuesta a dos claras tendencias del sector lácteo: la sostenibilidad
y el mantenimiento del vínculo con el medio rural y una vuelta a lo natural y a
sabores más auténticos".
La
alimentación con pasto frente al forraje también podría incidir en la economía
del pequeño ganadero y la longevidad del ganado. Durante las Jornadas Sobre Pastoreo en el Sector
Lácteo, organizadas por el Sindicato
Labrego Galego en 2017, Eloi Villada, presidente de la Sociedad Gallega de
Pastos y Forrajes, destacaba que "la hierba sigue siendo el forraje más
barato y el más nutritivo y equilibrado para el ganado. Implica menos
maquinaria y menos consumo energético. Además, redunda en una mayor longevidad
de las vacas”, si bien no es6) Leche de Estabulación Libre
No es un sello en
sí mismo, pero sí un estadio intermedio en el alojamiento del ganado en
el que la vaca no está atada en un cubículo de exiguas dimensiones,
sino que puede
moverse a su antojo por ciertas zonas de la explotación. El responsable de
Bienestar Animal de Calidad Pascual, Félix Díaz Fariza, señala que en este tipo
de granjas "el animal pasa más de 15 horas al día descansando. Esto no
siempre es posible en pasto, debido a condiciones climáticas adversas, tanto
por lluvia o por calor, o por tener que buscar el alimento y el agua a largas distancias
del lugar de descanso".
Que vivan en una
granja con ciertas libertades o salgan a pastar por el prado no altera el ritmo
de ordeño. "Lo normal es dos o tres veces al día. Para es
un momento de relajación, ya que disminuye la presión de la ubre, exactamente
igual que ocurre en cualquier hembra mamífera. Si se ordeña con menos
frecuencia, la leche presenta una composición más rica en grasa y proteína, en
detrimento de otros parámetros de calidad, como la salud de las ubres del
rebaño".
Se calcula que el
18% de las emisiones de gases de efecto invernadero proceden del metano del
intestino del ganado vacuno. El medio ambiente también entra en juego a
la hora de decidir qué tipo de leche comprar. "Desde un punto de
vista medioambiental, la producción en estabulación libre mejora la eficacia de
producción de las vacas, sin perjudicar su bienestar. En otras palabras: para
producir la misma cantidad de leche se necesitan menos vacas. Esto supone menos
residuos, menos gases de efecto invernadero, menos necesidades de alimentación
y menos cantidad de agua. Todo esto nos lleva a una reducción de la huella de
carbono y de la huella hídrica".
6)
Leche de Estabulación Libre
No es un sello en
sí mismo, pero sí un estadio intermedio en el alojamiento del ganado en
el que la vaca no está atada en un cubículo de exiguas dimensiones,
sino que puede
moverse a su antojo por ciertas zonas de la explotación. El responsable de
Bienestar Animal de Calidad Pascual, Félix Díaz Fariza, señala que en este tipo
de granjas "el animal pasa más de 15 horas al día descansando. Esto no
siempre es posible en pasto, debido a condiciones climáticas adversas, tanto
por lluvia o por calor, o por tener que buscar el alimento y el agua a largas
distancias del lugar de descanso".
Que vivan en una
granja con ciertas libertades o salgan a pastar por el prado no altera el ritmo
de ordeño. "Lo normal es dos o tres veces al día. Para es
un momento de relajación, ya que disminuye la presión de la ubre, exactamente
igual que ocurre en cualquier hembra mamífera. Si se ordeña con menos
frecuencia, la leche presenta una composición más rica en grasa y proteína, en
detrimento de otros parámetros de calidad, como la salud de las ubres del
rebaño".
Se calcula que el
18% de las emisiones de gases de efecto invernadero proceden del metano del
intestino del ganado vacuno. El medio ambiente también entra en juego a
la hora de decidir qué tipo de leche comprar. "Desde un punto de
vista medioambiental, la producción en estabulación libre mejora la eficacia de
producción de las vacas, sin perjudicar su bienestar. En otras palabras: para
producir la misma cantidad de leche se necesitan menos vacas. Esto supone menos
residuos, menos gases de efecto invernadero, menos necesidades de alimentación
y menos cantidad de agua. Todo esto nos lleva a una reducción de la huella de
carbono y de la huella hídrica".
7)
Leche Ecológica
Por resumir, la
vaca solo come pasto, forraje o grano libre de fertilizantes y organismos
genéticamente modificados procedentes de agricultura ecológica certificada. En
torno a los alimentos ecológicos existe un enorme galimatías en cuanto a los
sellos de certificación. Los hay privados y otros, otorgados por Consejos
Reguladores de Agricultura Ecológica de cada Comunidad Autónoma. Desde 2012
todos deben acogerse a la normativa
europea y acompañar su sello del logotipo de producción ecológica de la UE
(la hoja estrellada). Así lo hace la Leche
Eco de Puleva o El
cantero de Letur.
Desde Puleva
remiten a la doctora Ana Haro García, farmacéutica y tecnóloga de los alimentos
y diplomada en Nutrición Humana y Dietética, para abundar en los posibles
beneficios para la salud de la leche ecológica (en otras marcas puede
denominarse como biológica u orgánica). "Los expertos debaten
acerca de sus bondades nutricionales respecto a la leche convencional. Aún
faltan estudios concluyentes. Algunos demuestran que la leche
ecológica contiene unos niveles más altos de ácido alfa linoleico (ALA), ácidos
grasos de cadena larga como el DHA (un tipo de Omega 3), alfatocoferol y
hierro. También se aprecian mayores niveles de vitaminas liposolubles, como la
E y carotenoides. Sin embargo, también los hay en que no se aprecian
diferencias significativas entre ambos tipos de leche". No todo son
ventajas. La
leche ecológica presenta hasta un 74% menos de yodo.
Esta experta
también señala que "la leche y derivados lácteos de procedencia ecológica
presentan unos niveles más bajos de aflatoxina M1 (toxinas
producidas por hongos) y de aminas biógenas que los de la leche
convencional". La aflatoxina M1 prolifera con especial afán en los piensos
compuestos. No solo afecta al animal. En el humano puede causar daños hepáticos
y algunos cánceres. El riesgo es tal que la UE advierte que no existe ningún
umbral por debajo del cual no haya efectos nocivos y conmina a fijar
los límites legales en los niveles más bajos posibles. En cuanto a las
aminas biógenas, una presencia anómalamente alta en los alimentos puede
provocar una intoxicación por histamina conocida como enfermedad escombroide.
8)
¿Pasteurizada o UHT?
Cuando parecía que
el tetra brik había conquistado de por vida el trono de los lineales de los
supermercados, la leche fresca refrigerada vuelve a reclamar su puesto.
¿Sabe qué diferencias hay entre ambas? La doctora Ana Fuertes, responsable de
Industria en Iberia de bioMérieux,
empresa especializada en el control microbiológico alimentario, aclara las
dudas.
Leche
Pasteurizada (o fresca):
"Es aquella sometida al tratamiento de pasteurización, un tratamiento
'suave' que combina tiempo y temperatura, y varía entre fabricantes. Un ejemplo
puede ser 85-95ºC durante 2-4 minutos. La leche pasteurizada no es
estéril, solo se reduce la carga general de microorganismos no patógenos.
Por esta razón se mantiene en refrigeración, a unos 4ºC y su caducidad (siempre
indicada por el fabricante) suele ser de 3-4 días". Lidl es una de las
distribuidoras que apuesta por ofrecer leche fresca pasteurizada bajo la marca
Milbona. Frente a la incomodidad de tener que acudir a la tienda con más
frecuencia para adquirir la leche, el Instituto de Investigación y Tecnología
Alimentaria (IRTA) concluye que la
leche fresca pasteurizada contiene más proteínas que la leche UHT, si bien
el estudio se realizó con terneras y no con humanos .
Desde Lidl señalan
que la leche pasteurizada da respuesta a una demanda creciente por parte de los
clientes. "Mientras que en el mercado global Lidl tiene una cuota del
4,7%, en el de la leche fresca triplicamos nuestra cuota hasta el 13%",
señalan a El País desde la cadena alemana.
Leche UHT: Fuertes apunta que "la leche esterilizada, o UHT
(siglas en inglés: Ultra High Temperature) es la más habitual en nuestro país,
y, en general, en el sur de Europa. Se somete a un tratamiento térmico
más fuerte que la leche pasteurizada (mínimo 135ºC), pero durante solo
unos segundos (por ejemplo, 140ºC durante 2-4 segundos). Con ello se logra una
leche comercialmente estéril (no contiene microorganismos ni esporas que puedan
progresar en el producto) que hace posible almacenarla a temperatura ambiente
hasta seis meses (mientras el envase no sea abierto)". Lo más normal es
encontrarla en tetra brik, "pero también en otros tipos de envases,
siempre asépticos y opacos de modo que se reduzcan al mínimo las
transformaciones químicas, físicas y organolépticas".
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