viernes, 9 de noviembre de 2018

El Tribunal Supremo


Ahora si, ahora no

Ahora paga el Banco, ahora paga el Cliente

Ahora con carácter retroactivo de 4 años

Ahora con carácter retroactivo total

Ahora si, ahora no

Ahora lo paga el Cliente

Ahora cambian desde el gobierno y lo pagan los bancos

Ahora es así desde hoy

Ahora los bancos repercutirán su pago sobre sus clientes

Ahora estamos cansados.


Inquietud en el Tribunal Supremo: "Nos hemos metido solitos en el lío"

«Lo único bueno del Pleno es que ya ha acabado», decía ayer un magistrado de la Sala Tercera con tono socarrón. Intentaba sacarle algo de humor a una situación a la que nadie en el Tribunal Supremo le ve ninguna gracia. «Muchos salimos del Pleno muy tristes. Cambiar de jurisprudencia dos veces en 15 días deja una sensación muy mala. Esto es tremendo», afirmaba otro miembro veterano de la Sala, que reconoce no haber vivido una crisis así antes en el Alto Tribunal.

Preguntando en el Supremo, lo más fácil es encontrar críticas a la gestión de su presidente, Luis Díez-Picazo, en particular a su convocatoria del Pleno. Pero algunos magistrados extienden ya las críticas a algunas reacciones a públicas a la decisión del martes. «Parece que si votas a favor del banco eres un canalla y si votas a favor al consumidor, no. Eso es muy populista. Como si nos quisieran coaccionar. Que si no hacen ustedes lo que yo quiero le armo un pollo en la calle. ¿Entonces para qué estamos nosotros?», dice un magistrado que respaldó «una jurisprudencia consolidada de 30 años». Y sitúa la responsabilidad inicial en la Sección Segunda, que «sin motivo suficiente» cambió ese criterio. «Nos hemos metido nosotros solitos en el lío», se lamenta.

En la lista de responsables aparece rápido el presidente del Supremo, Carlos Lesmes, ex mentor de Díez-Picazo y cuya petición de que aclarara la sentencia desembocó en una convocatoria de Pleno de la que no era partidario.

El propio Lesmes se pronunció ayer sobre lo resuelto por 28 magistrados que «actuaron, y que no tenga dudas la sociedad, con absoluta libertad e independencia de criterio» . «La forma de resolver cuestiones controvertidas con trascendencia en el Supremo, como en otros tribunales, es mediante plenos jurisdiccionales. Estas son las reglas del juego en nuestro Estado de Derecho», añadió.

Lesmes, que la semana pasada pidió disculpas a la ciudadanía, insistió ayer en que las decisiones del TS están sometidas «al escrutinio de la opinión pública». Añadió que acepta «la crítica», si bien a continuación señaló a otro responsable: el legislador. «Se produce esta situación por una falta de claridad en la ley. [...] Existe ahora la oportunidad de que la ley se aclare, se diga definitivamente quién es el que debe pagar».

Todas las asociaciones judiciales reaccionaron a lo sucedido. La progresista Jueces para la Democracia lo hizo pidiendo las cabezas de Díez-Picazo y de Lesmes, que a su juicio deberían renunciar.

Por su parte, Francisco de Vitoria y Foro Judicial Independiente reprocharon a Lesmes y los magistrados de la Sala una gestión de la crisis que ha hecho emerger «dudas razonables» sobre la independencia del Alto Tribunal ante los poderes financieros. Hay, sostuvieron, «una alarma social compartida y entendida por la mayoría de los miembros de la carrera judicial».

Finalmente, la mayoritaria Asociación Profesional de la Magistratura emitió un comunicado en el que reconocía la «lamentable gestión» del asunto y consideraba «comprensible que haya causado desconcierto en la opinión pública y un profundo malestar en quienes se ven afectados por su contenido». Pero a continuación añadía que no podía compartir algunas críticas, «especialmente de algunos responsables políticos».

«A sabiendas de que lo fácil es en estos momentos sumarse a quienes promueven el desprestigio de la Justicia española, queremos negar con la mayor nitidez que la motivación de las decisiones de los tribunales obedezca a presiones o injerencias espurias, a la más remota suerte de servilismo hacia grupos económicos o de otra índole, o a posiciones personales ajenas a la aplicación de la ley». Y, al igual que Lesmes, decía que quien tiene la solución al alcance de la mano es el legislador.

 

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